Leonor Rodríguez

De Catálogo de Santas Vivas
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Leonor Rodríguez
Nombre Leonor Rodríguez
Orden Franciscanas
Títulos Fundadora y abadesa del monasterio de San Juan de la Penitencia
Fecha de fallecimiento 1550
Lugar de nacimiento Villa de Cazorla
Lugar de fallecimiento Villa de Cazorla

Vida impresa

Ed. de Borja Gama de Cossío; fecha de edición: octubre de 2020.

Fuente

  • Torres de, Alonso, 1683. Chrónica de la Santa Provincia de Granada, de la regular observancia de N. Seráfico Padre San Francisco, Madrid: Juan García Infanzón, 647-648.

Contexto material del impreso Chrónica de la Santa Provincia de Granada, de la regular observancia de N. Seráfico Padre San Francisco.

Criterios de edición

Esta crónica, dedicada, según se dice en su título, “al señor D. Iván Antonio de Contreras Remírez de Arellano, Alcayde perpetuo de las fortalezas de Cambil y Alhabar del Consejo de su Majestad, su Alcalde de Hijosdalgo en la Real Cancillería de Granada”, se trata de un impreso de 1683 que, dividido en diferentes tratados, ahonda en el origen de la Santa Provincia de Granada desde sus inicios en el siglo XV hasta finales del siglo XVII, cuando esta obra se publica. El texto habla de la fundación, división de la provincia y los reinos, así como de los patronos de la provincia y religiosas que han vivido en esta comunidad desde sus inicios hasta 1683. Se transcriben vidas de monjas y religiosas de diferentes conventos situados en distintas ciudades de Andalucía.

En este trabajo se edita el Tratado V, que se encarga de documentar la vida y milagros de mujeres de la comunidad de Santa Clara desde finales del siglo XV hasta finales del siglo XVII. Dada la naturaleza del Catálogo, nos ocupamos de las mujeres que mueren antes de 1560-1563, aunque se transcriben tres que mueren en 1565 (Sor María de San Juan), 1567 (Sor Catalina de Ribera) y 1568 (Sor Florentina de los Ángeles), ya que su foco de actuación es anterior a estas fechas (por lo tanto, también al de Santa Teresa) y la longitud de las hagiografías da cuenta de su importancia. Las vidas de estas mujeres con fama de santas se incluyen en capítulos dentro de este Tratado V, donde se informa de cada mujer en referencia al convento en el que vive. Tras una pequeña introducción que ocupa todo el ancho de la página, cada hoja está dividida en dos columnas, las cuales tienen anotaciones en sus respectivos márgenes izquierdo o derecho, que aclaran información comentada en el cuerpo del texto, ya sea el lugar de nacimiento o la fecha de fallecimiento, además de otros tipos de información biográfica, bíblica e histórica.

Se adoptan los criterios de edición de vidas impresas estipulados en el Catálogo, es decir, se moderniza la ortografía (b/u/v, j/g, chr/cr, qu/cu, empleo de h, etc.) y se eliminan las consonantes geminadas. Además, se expanden las abreviaturas, primordialmente la expansión de las nasales con la virgulilla encima de la vocal y la abreviación de “que” o “qual”, también con el uso de la virgulilla o la diéresis. De todos modos, algunas abreviaturas como N. S. (Nuestro Señor) o N. P. S. (Nuestro Padre Santo) se respetan en el texto. Asimismo, las abreviaturas presentadas en las notas serán respetadas. El uso de mayúsculas y minúsculas se moderniza, así como se adaptan las normas de acentuación a sus usos actuales. Además, se moderniza también la puntuación, teniendo en cuenta el orden de la oración y el uso de la puntuación a día de hoy. Del mismo modo, se moderniza el uso de aglomerados, se separan las palabras que a día de hoy ya no aparecen juntas (“della”) y se unen las que ya se representan como una sola palabra (“del”, “al”).

Vida de Leonor Rodríguez

Capítulo XVII

[647]

De algunas religiosas ejemplares del monasterio de San Juan de la Penitencia de la villa de Cazorla

Forman las disciplinas y silicios las gradas de la escala del Cielo, y todo está labrado de penitencias, el camino de la gloria, así lo predicaba el Baptista, y para seguirle muchas de las religiosas de este monasterio, intitulado San Juan de la Penitencia, tomaron la vereda de las asperezas [1].

Sor Leonor Rodríguez, natural de la villa de Cazorla [2], fue la primera que se arrojó a la ejecución de la doctrina referida. Era hija de padres cristianos viejos, y tan virtuosos que con su buena educación era la niña el ejemplo de toda aquella república. Diéronla licencia a repetidas instancias que les hizo para vivir con otras doncellas en una ermita, que está en medio del lugar. A pocos días les pareció no era sitio conveniente y se pasaron a la Iglesia de Santa María, que hoy es la mayor de la villa, fundada sobre un río, en la estrechura de unos riscos. Sobrevino, en este tiempo, una derecha tempestad, día de Santa Bárbara, cuatro de diciembre. Creció el río, anegábase el recogimiento, acudieron a Dios Nuestro Señor con rendidas súplicas. Asomose a una ventana, que caía al río, Sor Leonor Rodríguez, a ver el estado en que se hallaban, y vio venir sobre las aguas a la gloriosa Santa Bárbara, vestida de brocado con una antorcha encendida en la mano, retirando a una y otra parte las soberbias corrientes, como más largamente dijimos en la fundación de este monasterio. Cesó la tempestad y le establecieron, en agradecimiento a la santa, una fiesta, que hasta hoy persevera [3].

Por huir semejantes peligros, se pasaron a la Iglesia de la Vera Cruz, llamada también de San Jorge, donde recibieron la Regla de Santa Clara y sujeción de la Orden y de donde hicieron tránsito tercero a la ermita de San Juan de la Penitencia, dentro de las murallas, siendo abadesa la sierva de Dios N. S. como en su lugar queda dicho.

Era esta ilustre fundadora tan perseverante en la oración [4] que, estando mala en la enfermería y habiendo salido a otras diligencias la que la cuidaba, volviendo a entrar la halló levantada más de dos varas del suelo, llamó a las demás y se certificaron por el rato que duró. Estas lecciones daba a sus hijas, después de haberlas asistido vigilante en el oficio divino y actos de comunidad, en que se esmeró mucho.

Otra vez la manifestó Dios N. Señor en la oración dos religiosas difuntas, cuyas almas penaban, la una en un brasero muy encendido, y en el lugar inmundo de la comunidad la otra. Y le fue revelado que la primera padecía entre las brasas por haberse dejado llevar desenfrenadamente de pensamientos lascivos, y la otra en el lugar inmundo por haber usado de muchos olores.

A la fama de su discreción y virtud no solo acudían muchas personas a buscar el aprovechamiento de sus almas [5], sino que algunas con mala inten- [648] ción, por ver si podían divertir su mucha virtud, como sucedió con un hombre, que llegó al torno a llamarla diciendo necesitaba de consultar un caso grave. Entraron en un locutorio, púsole algunas dificultades con textos de la Escritura Sagrada, a que le respondió sin saber latín con tanta erudición que lo asombró. Saliose de allí y luego al instante dio la sierva del Señor cuenta a la justicia diciendo que buscasen un hombre con tales y tales señas y lo prendiesen porque era hereje: dúdase si esto fue por ilustración divina o porque con su alto talento lo conoció. Verificose el caso, pues, prendiendo al hombre, confesó estar infecto en el crimen de la herejía y fue castigado por el Santo Tribunal de la Inquisición.

Ayunaba continuamente a pan y agua [6], guardaba con todo recato el silencio, hacía repetidas disciplinas y otras penitencias en memoria de la Pasión de Cristo N. Redemptor, de quien fue tan devota que, cuando la contemplaba, no se podía contener en lágrimas y sollozos, los cuales los oían todas, aunque estuviesen muy retiradas. Su paciencia, humildad y caridad no tienen ponderación, como escribe el reverendísimo Gonzaga [7].

Pasados más de ochenta años de su edad, le dio el último achaque, dispúsose para la muerte; llamó a sus hijas y, exhortándolas a la observancia de la regla, les echó la bendición, y recibidos los sacramentos, pasó de esta vida el año de mil quinientos y cincuenta [8]. Abriose su sepulcro pasado mucho tiempo, hallose el cuerpo incorrupto, arrojando de sí un celestial olor y con señales de estar su alma bienaventurada.

Notas

[1] Al margen izquierdo: “S. Mar./ cap. 3/ Poeniten-/ tiam agi-/ te appro-/ pinqua/ uit enim/ Regnum/ coelorum”.

[2] Al margen izquierdo: “Natural/ de Cazor-/ la”.

[3] Al margen derecho: “Tract. 4/ cap. 17”.

[4] Al margen derecho: “Fundado-/ ra del/ monaste-/rio”.

[5] Al margen derecho: “Su dis-/ creción/ fue rara”.

[6] Al margen izquierdo: “Sus peni-/ tencias”.

[7] Al margen izquierdo: “Gonzag./ 3 part/ Prov./ Gran./ Monast./ 13”.

[8] Al margen izquierdo: “Muere/ el año de/ 1550”.