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Juana de la Cruz

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Vida Impresa (2)
“Tienen los demonios muy grande enemistad y miedo a Sant Michael dende que peleó con Luçifer y le hechó del Çielo. Tienen gran pesar y enojo de ber que sant Miguel tiene la sancta madre Yglesia de los christianos a cargo, y le tiene Dios dado por prínçipe e defensor dellos, e por juez de todas las ánimas, e aún por su abogado e favoreçidor. Pero antes que el ánima vaya a ser juzgada [fol. 58r] de los ángeles, la tiene ya Dios juzgada y sentençiada para condenaçión o salvación. Entre Él y el ánima, por quanto en el tiempo que cada una persona muere, antes que del todo sea acavada de arrancar el ánima del cuerpo, le apareze Nuestro Señor Jesuchristo en la manera que estava en la cruz, padesçiendo la Passión, porque esta es su sancta voluntad: que todos sus redemidos sepan, y vean y conozcan, que tuvieron redemptor que los redimiese, si ellos dello se quisiesen aprovechar. Y este aperçivimiento que Nuestro Señor Jesuchristo haze a qualquiera de sus criaturas raçionales que él crió, haze tan general, que moros e judíos e christianos le veen en aquella ora de su pasamiento de esta vida a la eterna, buena o mala, y en solo una palabra que le diçe quando ella le ve, que es: ‘bendita eres por tus obras, o heres por tus obras maldita’. La sentençia y juzga, e luego vuelve las espaldas e desapareçe, que no le ven más”.
 
===Capítulo XI===
'''De çiertos avisos que el Sancto Miguel dio a esta bienabenturada'''
 
Dezía esta sancta virgen a sus monjas: “He oýdo yo dezir a mi sancto ángel que qualquier christiano, para ser bien agradeçido a Dios, sería dezente cosa que entre día y noche aprovechase con su pensamiento, a lo menos siete horas, de dar graçias a su Dios, por los benefiçios que d’Él resçive e a resçivido, que fue crialle e darle ánima semejante a sí, apostada de grandes dones e graçias, e darle libre albedrío para disçernir lo bueno de lo malo; e agradeçerle la misericordiosa redempçión que Él dio, e las graçias e yndulgençias que puso en la sancta madre Yglesia para el remedio de los peccados; e adorarle muchas vezes, porque quiso estar en el Sancto Sacramento del Altar, e venir todas las vezes a Él, que nuevamente es consagrado, e comunicarse con cada un ánima con tan grande amor y charidad; e darle graçias porque no le condena aún de quando le offende, mas antes le espera con infinita misericordia y le embía muchas inspiraçiones con que se concierta y enmiende. Y en estas cosas y otras semejantes es obligado el buen christiano de ocupar [fol. 58v] su pensamiento, devajo del temor e amor de Dios.
 
“Mas oý platicar a los sanctos ángeles de los humanos no tener raçón de quexarse de que Dios los crió pobres, que al rico y al pobre dio entre día y noche veynte y quatro quentos de renta. Yo, maravillada de oýrles tal plática, díxeles cómo hera aquello que dezían, que muchos pobres conocía yo en la tierra que no tenían qué comer ni qué beber. Respondiéronme: ‘los quentos que nosotros dezimos son por las veynte y quatro horas que ay en el día y en la noxe, las quales, si bien las dispenden, cada uno de los que viven en la tierra se hará muy rico y poderoso en el Reyno de los Çielos, donde son las riquezas valerosas y duran para siempre. Y tales obras puede cada una persona haçer en una ora de estas veynte y quatro, que merezca alcanzar muy grandes dones, e premios y coronas, que son más valerosos que no rentar [5] quentos en la tierra. E por esto dezimos que son ricos todos los humanos, pues pueden hazer y obrar con que sirvan e aplazgan a su Dios e criador, e hazerse a ssí propios generosos, e de título y corona e silla y dignidad de sanctos; tanto podrá una persona sentir la Passión de Nuestro Señor Jesuchristo, e llorarla, e haver compassión, que le sea contado como si derramase sangre de martirio’.
 
“Hablando yo una vez con mi sancto ángel, vile muy triste, e se le mudaron a deshora las bestiduras resplandeçientes, e claras e fermosas, en manera de un romero pobre de los que demandan por amor de Dios. E preguntele por qué se le havían mudado tan súpitamente las bestiduras, e respondiome: ‘La tristeza que ves que traygo, e la mudanza de mi persona, toda es por ti sola, que a dado Dios Nuestro Señor una gran sentrençia sobre ti de muchas penas e travajos, los quales tú sentirás y verás, antes de mucho tiempo. E como yo te quiero tanto, he acordado andar en este ábito, pidiendo limosna a los sanctos y a Nuestra Señora, que todos rueguen por ti a Dios, que lo as mucho menester. E yo también rogaré, e tú ruega por ti, e por las ánimas e personas bienhechoras que tienes a cargo y heres obbligada. E pregunta a tus hermanas las religiosas qué es lo que dixo el Señor la postrera vez [fol. 59r] que habló en ti, pues saven no a hablado después acá en aquella manera que solía estando tú elevada’”.
 
E preguntando esta bienabenturada a las religiosas lo que el sancto ángel le mandó, respondiéronle diziendo: “Nosotras no savemos su postrera vez, o no la plática que oýmos al Señor pocos días á, que pareçía profetiçava. E las profeçías heran rezias, con palabras de amor, e otras de reguridad. En las de amor, dezía quería hazer vna prueba en su esposa querida e amada”. E amostrava a las que la oýan de ninguna cosa se maravillasen ni escandaliçasen, ni pensasen en sus coraçones hazía Dios aquella prueba o castigo en aquella persona por peccados que en ella hiçiese, ni porque Él estuviese enojado con ella por ninguna cosa; mas de quererlo Él haçer, e lo haría porque le plaçía, y hera su voluntad de quebrar aquel órgano o trompeta en qu’Él hablava. E le quería mudar e trasmudar en otro estado que pareciese muy menospreçiado y enfermo, y muy lastimado, e doloroso e quexoso, que casi no pareçiese el que solía.
E hablava con la mesma, diziendo: “Juanica, tú heres este órgano, que digo que quiero que seas despreçiada e abilitada, e gravemente atormentada, por probar tu paçiençia. Yo me ataré de ti por algún tiempo, y çesará mi habla. E convertirse te an los gozos en dolores, y las risas en gemidos e tristeza, e quanto a lo corporal; que en quanto a lo espiritual, la enfermedad enfortaleza la fee, e la virtud del ánima no está en fuerça de brazos, ni de miembros corporales”.
 
E todo esto que el Señor dezía e profetiçava no lo entendían las personas que lo oýan, hasta que después, dende a pocos días, veýan a esta bienabenturada tullirse toda en tanto grado, que no le quedaron fuerças ningunas, ni miembro sano, ni coyuntura en su cuerpo, que no estuviesen desparçidos los huesos unos de otros, hasta los dedos [fol. 59v] de las manos e pies, que no se podía encubrir ni sus dolores sin gemidos. Sufrir tenía muy gran conformidad, e paçiençia en su larga e grande enfermedad, e yncreýbles dolores, sugetándose a la voluntad del poderoso Dios con gran desseo de padesçer siempre por su amor. Encogiéronsele las rodillas, que nunca más las estendió, e los brazos e manos, por semejante, teníalas tan tullidas, y los dedos bueltos e quebradas las coyunturas, de manera que no podía comer con sus manos, ni las podía menear si no se las meneaban, ni volviese de ninguna parte si no la volvían, ni comer ni vever si no se lo davan por mano agena. Ningún miembro de su persona podía menear, si no hera la lengua.
 
Dixo esta sancta virgen a sus monjas: “Supliqué a mi sancto ángel me dixese qué hera este mal tan reçio, que unos dizen uno, e otros otro; en ninguna cosa de quantas manda haçer para remedio mío aprovechan. Respondiome, diziendo: ‘Qué maravilla que sea agora, por amor de las gotas sanguineas, quien no olgó de tener las mayores perlas e joyas, tenga esas. Esto digo por las llagas, que rogaste a Dios te quitase. A determinado su Divina Magestad de ymprimir en sus dolores e sentimiento de su sancta Passión como lo verás’. E ansí se cumple como él me lo dixo, que estando yo elevada un día de viernes, víspera de los diez mil mártires, veýa en espíritu que haçían remembranza de la passión de Nuestro Señor Jesuchristo, como si fuera Viernes Sancto. Esto hera en un campo, y veýa, ansimismo, allí a los sanctos mártires, cuya fiesta e día hera, e cómo los matavan e cruçificavan, y a Nuestro Señor Jesuchristo con ellas confortándolas, y Él ansimismo cruçificado, e deçíales: ‘Ea, mis amigos, que yo esa muerte morí por vosotros, e justa cosa es vosotros la paséys por mí, que el amor no se paga con amor, ni la muerte si [¿contra muerte?]: que no tiene ninguno mayor amor que poner la vida por su amigo. Yo soy vida, y resurrección, e gloria. Consolaos conmigo e acompañarme, que abrierto está el Paraýso, y vuestras coronas delante de cada uno la tiene su ángel [fol. 60r] propio’.
 
“E yo, muy espantada de estas cosas que veýa, pregunté a mi sancto ángel que estava delante de mí: ‘¿Qué cosa es esta, que Nuestro Señor Jesuchristo está aquí cruçificado, y ansimesmo estos otros muchos que le acompañan?’. Respondiome: ‘Muchos compañeros tiene Dios, después que resçivió la sancta humanidad en el vientre virginal de sancta María. E tú, que esto vees, aparéjate, que partiçipar tienes de esta cosa, que ansí lo quiere Dios. Que para eso te truxe yo a ver esta remembranza, que se haçía este día en memoria de la passión de Nuestro Señor y de sus siervos’. Y estando mi sancto ángel diziéndome estas palabras, voló a deshora Nuestro Señor Jesuchristo, y vile delante de mí, y preguntó a mi sancto ángel: ‘¿Qué estás aquí platicando con esta persona?’. Y, él arrodillado en tierra, dixo: ‘Señor, está maravillada de los misterios que aquí pasan’. Entonçes, mirome el Señor, y dixo: ‘¿Quieres tú gustar de esta fruta?’. Yo respondí: ‘Señor, quiera vuestra sancta voluntad, e no más ni menos’.
 
“Entonçes, abrazome el Señor, y puso sus pies en mis pies, e sus rodillas en mis rodillas. Todo las alimpió, e sus palmas en las mías, e su caveza e cuerpo todo juntó con el mío. Y quando esto hizo, fue tanto lo que sentí, que me parezía entravan en mí muchedumbre de clavos muy agudos e ardientes. E sonava estruendo enrededor, a manera de quando hazen la remembranza de Nuestro Señor dando martilladas, ynchávase con la presençia suya e con el gusto y dulçor de su amor. Aunque heran muy grandes los dolores que padeçí, no heran tan crueles como los que sentí después que fuy tornada en mis sentidos e naturaleza corporal. Parézeme veo todos los miembros, e benas e coyunturas de mi cuerpo hechas como a manera de cuerdas e teclas, o clavijas de vihuela, e a Nuestro Señor tocarlas con sus sacratíssimas manos a tañer con ellas, a manera de ynstrumento o vihuela, e azer muy dulçe e suave son de armonía. E quando su Divina Magestad apresura el son e le haze más alto, entonzes tengo muy grandes e creçidos dolores, e quando [fol. 60v] avaja el son, no solamente los tengo grandes, mas muy menores. Oýgole cantar quando tañe palabras formadas, e muy preçiosas, e saludables para las ánimas.
 
===Capítulo XII===
'''De una plática que el sancto ángel tuvo con esta bienaventurada açerca de su enfermedad'''
 
Dixo esta sancta virgen: “Diziendo yo a mi sancto ángel lo que siento en mi grande enfermedad, respondiome: ‘La caridad de Dios more en tu ánima. Yo te ruego ayas paçiençia, porque yo sé e te çertifico que çierta persona o personas, que tuvieron la enfermedad que tú agora tienes en ese mundo y la comportaron con mucha paçiençia, están agora acá en el Çielo muy bienaventurados; que demás de la grande gloria que estas ánimas contigo gozan e poseen de Dios, tienen un gran [¿?] e muy señalado, que ellas mismas dan deleyte y consolaçión a otras ánimas. Porque cada uno de sus miembros, donde fueron doloridas y atormentadas, les nasçen contino muchedumbre de flores muy fermosas e odoríferas, que todos se van tras su olor, e los consuela e abastan; e tanto, que llaman a cada una de estas ánimas huerto florido, e le dizen: ‘tan preçioso e suave es el tu olor que qualquiera de tus miembros que menees nos abasta de tanto goço, que no querríamos por entonzes más. E si meneas toda tu persona y estamos çercanos a ti, es tan sobrado nuestro goço que nos embriagas’. Y esto porque de cada uno de sus miembros da olor por sí de diversas maneras, e todos juntos abastan quando son meneados para embriagar e dar gozos açidentales a los que están çerca de las tales personas. E quiere Nuestro Señor Dios que su nombre sea huerto florido de diversidad de olores, porque pasaron diversidad de colores, e que tenga diversidad de dones e gozos para sí, e los den a otros; porque sus dolores e males fueron diferençiados de otros, e muy penosos e ynsufribles. Por tanto, ánima, [fol. 61r] esfuérçate a tener paçiençia, que si heres para ello, tu gloria será grande, si por tu culpa no lo pierdes, pues Dios te a dado gran cosa en que merezcas’.
 
“Estando un día en mi cama muy atormentada de grandes e ynsufribles dolores, vi a deshora a mi sancto ángel, que venía bestido de una bestidura morada con bandas de oro y de otras muchas colores. Y quiriendo yrme con él, según otras veçes me a llevado, díxome: ‘Espera, no te cures agora de mí, sino oye y escucha al Señor, que te quiere hablar, e lo que te dixere tenlo e guárdalo en tu coraçón’. E yo, muy maravillada, y pensando cómo o de qué manera havía de ser, a deshora vi en el ayre presençialmente a Nuestro Señor Jesuchristo, muy glorioso, e potente e afable, assentado en un trono real çercado de muchedumbre de ángeles, mirando a mí, su sierba, con gesto muy alegre e amoroso, diziendo: ‘¿Qué haçes, ánima e persona, que estás aý?’. Yo, después de haverle adorado, respondí, diziendo: ‘Ay, mi Señor Nuestro, cómo paso yo muy grandes dolores, e no me viene de Vuestra Magestad remedio corporal y spiritual, que ya no gozo de vuestras dulçedumbres como solía, ni poseo sino estos dolores, los quales son tan reçios que no los puedo sufrir’. Respondiome, diziendo: “Amiga, qué maravilla es que vos tengáis. E pues me escogistes a mí, el qual fuy varón leproso e por tal temido e reputado en el tiempo de la mi Passión, por esposo e marido, e hezistes casamiento conmigo, dando os me toda sin me negar cosa de que yo quisiese haçer de vos, y he tenido tanta parte en vos, quanta he querido, pues donde a havido tal comunicaçión çierto es que se os havía de pegar algo de mis enfermedades. Por eso, quien bien ama, a de sufrir a su amado qualquier cosa que por él se le recresca. E si en las tribulaçiones maldiçe, o es murmuradora de su Señor e amado, que se lo da, mudança se halla en el coraçón de la tal, e no es firme su amor’. Yo le respondí, diziendo: ‘Señor, ¿cómo me hallo yo agora tan seca y sin devoçión, y no me manda vuestra [fol. 61v] Divina Magestad llevar al Çielo tan a menudo como solía?’. Tornome a deçir: ‘No tengáys deso queja, mi amiga, que donde yo estoy, que soy Dios, allí es el Çielo. E no ay otro Çielo ni otro Parayso sino yo, el qual estoy en todo lugar, e los çielos e la tierra son llenos de mi gloria e de mi magestad. E aunque tú estas aquí en esta cama, yo también estoy aquí contigo, en ora y lugar que sea, baçío de mí. Soy testigo de todas las obras de los hijos de los hombres, por ascondidas y secretas que sean’.
 
“E ansí çesó por entonzes el habla del Señor, y desapareçió. E yo quedé muy maravillada y consolada, e pensava en mi coraçón si esta revelaçión me havía sido mostrada en el cuerpo o fuera del cuerpo. Empero no me havía visto en aquellas partes altas del Çielo adonde otras veçes me solía ver y gozar la visión divina, que dende mi cama lo vi e gozé agora. Y estando yo tan pensativa e sospechosa, a causa de los muchos e grandes dolores que tengo, que el Señor está enojado conmigo, y que por eso me los da, a deshora le torné a ver en la forma primera, muy triunfamte e glorioso. Y me habló su Divina Magestad con gesto muy amoroso. E sus sagradas palabras heran muchas, y muy notables e ordenadas, a manera de sermón, y entreponiendo en ellas, para exemplo y doctrina, algunas palabras de la sagrada scriptura e sagrados evangelios, las quales palabras me gozava yo mucho de oýr, por ser habladas de la boca de Dios y endereçadas a mi consolaçión e propósito. E no hablava el Señor esta segunda vez conmigo sola, que también hablava con todos los bienaventurados çelestiales que con Él venían. No pude retener en la memoria sino una o dos comparaçiones de las muchas que habló: la una, que si los hombres de la tierra tienen cuydado y travajan porque sus hijos sean muy prósperos, y el cuydado que aquellos hijos tienen es casí ninguno en comparaçión de lo que [fol. 62r] tiene el padre, que mucho los ama, que por les alcançar prosperidades e bienabenturanzas se pone a muchas afrentas e travajos, que quánto más cuydado y amor a tenido y tiene Dios de sus hijos, que es todo el linaje humano; e quánto mejor se supo poner por él a penas, e tormentos e injurias, e fatigas e neçessidades, tanto que por subir sus hijos al Çielo, desçendió Él a la tierra. Y por librarlos de la muerte del Ynfierno, murió Él muerte muy cruel de cruz; e por haçerlos muy ricos en las almas, se hizo Él pobre en el cuerpo; e por haçerlos señores en el Paraýso, e yguales con los ángeles, se hizo Él, en quanto hombre, como sierbo sujeto a muchas neçessidades y a las cosas de la ley.
 
‘E por mucho que los mis hijos de los mis redemidos se pueden querer o se quieren ellos mesmos, y desean su bien e su salvaçión, mucho más los quiero yo. Y estoy aparejado para les dar la gloria e grados de bienabenturanças, e hazerlos herederos de mi reyno. E por sus amores dellos, siendo criador, me hize criatura, porque a todos mis fieles e leales hijos christianos me puedan mejor comprehender e gozar. Mas tengo gran queja: que este linaje humano es muy yngrato y asido, y pocos de estos mis hijos quieren pasar, ni sufrir ni haçer, ninguna cosa penosa por mí. Y lo que es peor es que están contino quejosos, lo qual havía yo de estar, porque me ofenden, e no ellos, que lo haçen sin raçón. Empero, ni aun por todo esto, pues lo crié y redemí, no dexaré de los esperar para que se enmienden, e de les offreçer e otorgar graçia de los perdonar, e resçivir cada vez que fielmente a mí se conviertan, e aún de los mantener e dar corporalmente lo que an menester sin ellos mereçerlo. Que yo, su padre Dios, sé mejor lo que cumple a mis [fol. 62v] hijos que ellos lo que me piden. E contino los llamo, e les doy vezes que se vengan para mí, a vezes con halagos, dándomeles yo mesmo, assí en graçia espiritual como en manjar del Sanctíssimo Sacramento, e a vezes con azotes, porque sean buenos e perfetos en la virtud, ansí en la paçiençia como en las otras virtudes, las quales enseña el Spíritu Sancto, junto con la prudençia en las personas discretas’.
 
“Y ansí cesó el habla del Señor, y desapareció, y toda la hueste çelestial que con Él havía venido y estado. E yo, su sierva, quedé muy consolada para sufrir mis dolores y penas, e muy satisfecha de las dudas e pensamientos que tenía. E bien supe e conoçí que aquel que me apareçió e habló hera Dios verdadero. Que como yo, en los prinçipios de mi enfermedad me acaezía estar dos o tres días que no me elevava con la [¿reçiura?] de los grandes dolores que sentía, tenía muy grandes combates en mi corazón, e quexábame a mi sancto ángel, diziéndole cómo ya no gozava de las dulçedumbres e arrovamientos e vista comunicable de Dios, como solía antes que tuviese la enfermedad, respondiome, diziendo: ‘Anímate, no te maravilles de lo que el Señor haze contigo, que assí lo acostumbra su Divina Magestad provar a sus amigos, que a su muy amadora sancta madre Madalena, al prinçipio de su conversión, con muchos alagos, e dulçedumbres et asimientos de sí mesmo, la llevó, e después de tenerla bien confirmada en su amor, quando se quiso subir a los Çielos y asconder su divinal presençia della y de los otros, después de su gloriosa resurecçión, no consintió le tocase, sino apartola de sí. E subiose a los Çielos, y mandole a ella hazer penitençia en el desierto por çierto tiempo, donde no gozava sino algunas veçes de bisiones de ángeles. Empero, después la tornó a abastar de sí mesmo en el Reyno [fol. 63r] de los Çielos para siempre. Por semejante, agora a ti no quiere el Señor le tengas por çierto tiempo, hasta que su divinal sabiduría otra cosa ordene. Y, entre tanto, harás penitençia en la esterilidad de los dolores. E según veo, te a mudado tus miembros, e toda tu persona, e te quiere ansimesmo mudar la sustançia de las cosas spirituales; empero, no te faltarán misterios en que contemples, e alguna obra pía en que spiritualmente aproveches a las ánimas. E la voluntad de Dios es que estés al pie del árbol de la cruz, padesçiendo qualesquier manera de tormentos que tuviere por bien de te dar. Que ansí lo estuvo su sacratíssima madre Nuestra Señora, e su muy amado primo Sant Juan, que tan grande fue el mereçimiento que allí mereçieron e ganaron, e acompañaron a su Dios e conpadeçerse d’Él, que fueron contados por más que mártires. No quiso Dios que para pasar de ese mundo al Çielo derramasen sangre de martirio, pues por la voluntad la derramaron, y quisieran ellos morir más aquella muerte que vérsela morir a Él con tanto dolor como le veýan’.
 
“Todas estas cosas, e otras muchas, me dixo mi sancto ángel, para que yo me consolase e conformase con la voluntad de Dios. Quando yo estoy elevada y enajenada de mis sentidos, me llevava mi sancto ángel al lugar donde el Señor a tenido por bien de ponerme de çierta lumbrera del Çielo, por donde yo algunas vezes veýa las casas divinales de lo más alto, con lo qual mucho me solía gozar. Me an ascondido y encubierto, y mostrado y descubierto çiertos secretos que yo antes no havía visto. Y es que junto a los muros del Çielo ymperial, de parte de fuera, a manera de arrabales está edificada la çiudad sancta de Hyerusalem, de tal forma y manera como si tomaran la mesma çiudad de acá juntamente e la trasladaran allí en lo alto. Esto á sinificaçión que assí como Dios es eterno e sin fin, así quiere que todos sus misterios sean sin fin eternalmente çelebrados, engrandeçidos e contemplados e llorados, según la justa raçón lo requiere lo hagan sus basallos cautivos e redimidos por su preçiosa sangre. Y porque las criaturas de la tierra son tan malas e [fol. 63v] ingratas −que no le pagan el tributo que le deven− den contino serviçio e sacrifiçio e adoraçión, edificó esta çiudad de Jerusalem en lo alto, a figura de la tierra donde le hagan los serviçios divinos, que su real y divinal Magestad mereçe.
 
“Esta çiudad de Jerusalem está edificada y labrada por maravillosa manera, muy resplandeçiente apostada, e adornadas de piedras preçiosas, e hecha como a manera de muy ricas yglesias, e cada una edificada a su misterio. En ellas ay altares y capillas con admirables yndulgençias para quien el poderoso Dios los quiere dar y conçeder. É visto allí otros muy hermosos edifiçios, como a manera de monasterios de frayles, e otros como de monjas, e otros como a manera de hermitorios de personas, que hazen penitençia a solas, e otros a manera de emparedamientos; de manera que de todas las figuras e redondez que ay en el mundo de religión están edificadas en aquella sancta çiudad. E toda ella labrada de templos de Dios, con devotíssimas ymágenes de figuras e ynsinias de la sagrada Passión de Nuestro Señor Jesuchristo, e de todos sus misterios, e de su sagrada Madre, Nuestra Señora, llaman a estos preçiosos edifiçios. Y en aquel preçioso reyno çelestial, las tiendas de graçias muy abastadas e oratorios de los sagrados misterios de Jerusalem; y en cada una de aquellas yglesias y altares, ay en reverençia de cada misterio: que allí está contino cantores que offiçian muy solemnes offiçios, e ángeles y vírgines que cantan de muchas maneras y muy hermoso, y con ynçensarios muy resplandeçientes e odoríferos hechan perfumes, e derraman licores de diversas maneras de preçiosidad; e saçerdotes e diáconos, e subdiáconos e acólitos, revestidos e ordenados a manera de los que acá en la tierra se revisten e ordenan, e ponen delante de los altares para dezir misas solemnes de pontificat.
 
“Y desta manera hazen allí, en aquellas sanctas yglesias, muy solemnes officios a Dios, e muchedumbre de sacrifiçios que le offreçen, [fol. 64r] hechos con muchas çeremonias muy cathólicas y devotas de nuestra sancta fee cathólica. Y estas adoraçiones e sacrifiçios divinales hazen los ángeles, e sanctos e sanctas, e remuneraçión e satisfaçión de las faltas que los eclesiásticos, e gente christiana hazen, en la honra e solemnidad e serviçio del culto divino, e agradeçimiento de la Passión de Nuestro Señor Jesuchristo. Y en los monasterios y hermitorios, ay muchedumbre de gente, a manera de religiosos y religiosas, e de hermitaños e de mugeres penitentes, que contino sin çesar hazen oraciones; e otros offreçen sacrifiçios, e otros cantan las alabanzas de Dios, e otros andan como en penitençia, e otra muchedumbre de gentes andan de rodillas, a manera de proçesiones, e otros como disçiplinantes, e otros gimiendo y gritando, e hiriéndose en los pechos. E destas maneras, e otras muchas, visitan aquellos sanctos lugares e misterios con muy gran devoçión y compasión que an de su Dios y de lo que por ellos padesçió, e assí adoran e le agradeçen la obra de su redempçión. Y estas personas y gentes, que andan a manera de penitentes visitando a estas yglesias e misterios, son las ánimas que aún no an del todo acavado de purgar sus peccados, e por gran misericordia del poderoso Dios las traen e mandan venir a estos lugares a que satisfagan lo que heran obligados aver en el mundo con obra e pensamiento, según cathólicos christianos, e resçiven del poderoso Dios en los tales lugares muchas misericordias e merçedes, según su gran misericordia y voluntad. Ninguno de los dones, e benefiçios e misericordias que de su Divina Magestad havemos resçivido, dende la creazión del mundo hasta el último día del final juyzio, no quiere pasen sin que sea servido e agradeçido. Y esto en la tierra vemos de haçer los humanos, y porque en este mundo no se haçe, quiere que en el otro mundo, que es sin fin, se haga: que los que acá no satisfiçieren e pagaran, que allá satisfagan [fol. 64v] e paguen. Porque como Dios es sin fin, así á de ser sin fin la memoria de sus maravillas e obras.
 
“Junto a par de esta sancta çiudad de Jerusalem, están otros edifiçios, como a manera de arrabales de la mesma çiudad, por maravillosa manera obrados y edificados, e apuestos, hechos a manera de muy ricos hospitales, los quales llaman los sanctos ángeles los hospitales de la misericordia, porque allí meten a rezar las ánimas, quando algunas fiestas las sacan de Purgatorio, para las limpiar de sus malos olores y curarles las llagas que los demonios les an hecho. Allí las apiadan de todas las maneras de piedades que tienen neçessidad, e las visten y adornan. Y las enseñan los sanctos ángeles cómo an de adorar al Señor y a todos sus misterios, e cómo an de hazer todas las çerimonias y cuentas que los çelestiales bienabenturados van e hazen en honra e alabanza de Dios, e a tañer y cantar con que loen su criador. De allí llevan bestidas e adornadas las ánimas que an acavado de purgar a la sancta çiudad de Jerusalem, que está edificada a manera de oratorio, delante de estos preçiosos hospitales. E allí resçiven, por la voluntad e misericordia de Dios, las ánimas a última yndulgençia e postrimer jubileo, por los mereçimientos de la sagrada Passión de Nuestro Señor Jesuchristo, en cuya reverençia andan estas sanctas estaçiones. Y dende allí las llevan los sanctos ángeles al Çielo, con muy grandes cánticos e alegres fiestas, a gozar e poseer la gloria perdurable para siempre. Las ánimas que están en aquellos sanctos hospitales resçiviendo misericordia y recreaçión de sus penas por algunos días o tiempo, según el Señor ordena, tórnanlas a Purgatorio, para que acaven de purgar e pagar sus peccados junto a los sanctos edifiçios de los misterios de Jerusalem.
 
“Y en los hospitales de la misericordia, aunque algo están más baxos los preçiosos oratorios, está muy çercano un campo muy grande en medio de estos sanctos edifiçios, en el qual campo está plantado el árbol de la vida: conviene a saber, un ramo de la sancta cruz de Nuestro Señor Jesuchristo. Es tan grande su grandeza, la redondez a que devajo de su [fol. 65r] sombra se guarezen muchedumbre de ánimas, y tiene en su muy gran frescura e hermosura de ojas más preçiosas y resplandeçiente que de oro, en ojas de una manera, más de mucha diversidad de maneras, e rosas e flores, e frutas de diversidad de colores y olores e sabores, confortatibas al gusto de las ánimas, que son dinas de lo gustar. E del tronco y raýz de este sancto árbol nasçen e manan contino caños de muy dulçes y claras aguas. De los ramos de este sancto árbol están colgadas continuamente muchas piezas, como de baxillas de oro y piedras preçiosas, todas por maravillosa manera labradas. De este sancto árbol están contino muchos, e canastillos de oro llenos de muy hermoso pan y diversidad de manjares, muy sabrosos e preçiosos, e frutas de muy gran sabor, a significaçión que del árbol de la sancta cruz proçeden todos los bienes, e se hallan todos los manjares e deleytes, e frescuras e buenos olores. E consiste en sí todo el reposo, e gozo e bienabenturanza que el ánima fiel y amiga de Dios puede desear. Y en aquel sancto árbol está la vida para los buenos, e la muerte para los malos, por quanto Dios escogió este sancto árbol en lo último de su vida. Por su trono en medio de aquel sancto árbol de la vida está hecho e obrado un trono realíssimo, e luçido, resplandeçiente sin comparaçión, en el qual está e se muestra distintamente sin comparaçión la dulçíssima persona del consolador Spíritu Sancto, en figura de muy ençendido e sublimado serafín. E preside y manda allí, en persona de toda la Sanctíssima Trinidad. E ansí le llaman muchedumbre de ángeles que allí están contino sirviendo, e adorando e obedeçiendo a su mandado. E le diçen en voz de cántico: ‘O preçiossísimo Señor, o muy poderoso, e caritatibo e limosnero en la casa real. O franco repartidor de las misericordias de Dios en la casa de ese mismo Dios. O verdadero e poderoso Spíritu Sancto, que heres tú solo y no otro en todos los merecimientos, de los sanctos que están en el Reyno de los Çielos, para los repartir e haçer limosna dellos a quien te plaçe y ves que tiene neçessidad. O riquíssimo Spíritu Sancto, Dios en Trinidad, que en riquezas [fol. 65v] los pobres abastados de los ambrientos, confortador de los flacos. O amorosíssimo e muy leal verdadero amigo, que a tus criaturas cumples de donar de dones de merçedes. O poderoso en Çielo, e poderoso en la tierra, poderoso en los purgatorios, poderoso sobre los buenos e malos, alumbrador, esclarecedor, enseñador de todas las obras de Dios, bienhechor de los que te resçiven’.
 
“Todos los ángeles e sanctos que adoravan e dezían estas cosas al señor Spíritu Sancto, loaban a a la sancta cruz con muchos loores, diziendo: ‘O árbol de vida, en el qual nasçen y a cada día nuevas maneras de ojas, e flores e frutos, manjares de dulçedumbres, riquezas, dones, deleytes e consolaçiones, lo qual es figura que heres eterno, Señor Dios todopoderoso, e tus dones e bienabenturanzas son sin fin. O trono de Dios, en el qual huelga en el Spíritu Sancto. O reyno de Jesuchristo, en el qual reyno con mucho dolor entró y estuvo porque sus fieles e amigos reynen en el çielo con gran favor e junto a aquel trono donde está el señor Spíritu Sancto’.
“En el mesmo árbol de la vera cruz está una muy preçiosa y devota ymagen del sancto crucifixo, de bulto muy acompasionatibo. E junto a par d’él una ymagen de Nuestra Señora la Virgen María, y otra de Sant Juan, y dos de las Marías, e todos los bultos muy devotos, como quando estavan al pie de la cruz. Y de tal espeçie çelestial son hechas que, por la graçia divinal, parezen como si estuviesen vivas, e se mudan a tiempos e vezes de diversidad de maneras, e todas muy devotas. Que a vezes pareçe la ymagen del crucifixo como quando Nuestro Señor Jesuchristo estava en la cruz descoyuntado, y muy llagado y sangriento e difunto, e otras vezes, si le acatan por algún espacio, pareçe que está como vivo y mirando a quien le suplica, con gesto alegre y bulto resplandeçiente e muy claro.
 
“E allí sin çesar le están sirviendo e adorando quando le suplican por algunas personas con quien su Divina Magestad está enojado, o le piden algunas petiçiones para ellas. Aunque parezen ser buenas, si la su sabiduría conoçe que no conviene darlas ni otorgarlas, menea la caveza a una parte e a otra haziendo señal como quien se atapa los oýdos, dando a entender que Dios no quiere oýr las tales peticiones, ni las quiere otorgar. Quando le ruegan [fol. 66r] por algunas personas [¿dedovatas?] e amigas de Dios, hazen señas que huelga de lo oýr, y que le plaçe de otorgar las petiçiones. Pareçe otras vezes llagado y muy atormentado, e como vivo, que mueve a los que le miran a muy gran compasión; e de otras figuras se muda, todas muy devotas y acompasionatibas. Por semejante, se muda la ymagen de Nuestra Señora y del glorioso Sant Juan, según las maneras que el sancto cruçifixo, horas de muy gran tristeça, e otras de no tanta; y ansimesmo las tres Marías pareçen a vezes como llorosas, e las cavezas cubiertas, e otras veçes con buxetas de ungüentos en las manos, como que quieren ungir al Señor; de otras maneras se mudan todas muy devotas, y conformes a los misterios.
 
“Allí delante del árbol de la sancta vera cruz está labrado y hecho por maravillosamente el sancto sepulcro, muy rico, e adornado todo de piedras preçiosas de muy gran resplandor e valor. E cave el sancto sepulcro está Nicodemus e José e Abarimatía, con los aparejos e lienzos e ungüentos que estos bienaventurados llevaron quando desçendieron de la cruz el sacratíssimo cuerpo de Nuestro Señor Jesuchristo para le poner en el sancto sepulcro.
 
“Quiere su Divina Magestad del poderoso Dios que las ánimas que por fiestas sacan los sanctos ángeles, las lleven a recrear a los hospitales de la misericordia, e vayan ellos mesmos con ellas adorar la sancta cruz, e a resçivir la bendición del dulçe consolador Espíritu Sancto, e la refeçión que da de abastamiento de manjares a todas las ánimas que allí van. Assí como llegan allí, las ánimas demandan misericordia, e adoran a Dios y a su sancta cruz. Y el sanctíssimo Spíritu Sancto, que está assentado en el trono real de la sancta cruz, señoreando y haçiendo siempre merçedes a los que se las piden y las an menester, menea con muy gran poderío este fructíssimo árbol de la vida, y haçe haçer muchedumbres de preçiosas frutas e manjares. Y manda a las huestes de sanctos ángeles que repartan, e den a las ánimas menesterosas que allí vienen, de comer y de [fol. 66v] vever a las ánimas. E las recrean de muchas maneras de consolaçiones, por tanto espaçio quanto es la voluntad de Dios. Y tan grandes graçias y merçedes resçiven de su Divina Magestad que, aunque tornen a Purgatorio, les son descontados muchos años de lo que an de estar en penas, y a algunas les perdonan los medios peccados, e otras las tres partes, e otras más, e a otras menos, según la voluntad de Dios.
 
“Viendo los demonios el gran [¿thesoro?] e bienabenturanza que las ánimas resçiven en aquel lugar, pésales mucho, quiriéndola quitar y estorvar por todas las maneras que ellos pudiesen. Y atrévense, con gran ossadía y rabia que tienen. Y van en figura de muchas maneras de aves, y muy feas, y de otras figuras muy espantosas, y llegan al lugar donde está la sancta cruz. Y arremeten muy reçiamente para assir las ánimas en las uñas, y llevarlas en los picos y dientes. Y para esto tiene esta providençia divina tan proveýdo aquel sancto lugar, que todo el campo alrededor donde está el sancto árbol de la vida está çercado de muchedumbre de compañas de gentes, a manera de huestes, armadas con diversidad de armas y tiros, con que encaran y tiran y hieren a los demonios, que hasta el mesmo árbol de la cruz se atreven e quieren arremeter y tomar las ánimas de aquellas preçiosas ramas, y se asen algunas vezes los demonios por se guareçer de los tiros que aquellas compañas les tiran y hazen guerra. Y caen los malditos amodorridos por çierto espaçio, que no se pueden mover ni levantar, más que muertos. Mas como ellos no se pueden morir, levántanse de que Dios quiere, y tornan en sí, y van uyendo, dando muy grandes ahullidos. E otras vezes, de solo que les encaran los tiros, an tan grande temor, que uyen despaboridos e no osan parar allí. Porque Nuestro Señor Dios, e su preçiosa cruz y las compañas de sus sierbos, que allí Él tiene, defienden las ánimas de sus fieles christianos, [fol. 67r] por peccadores que ayan sido, e los favoreçe, e resçive, e les da de bestidos, e calçar de todas las maneras de arreo, e adornamentos que las ánimas an menester. Porque allende de las misericordia que el dulçe consolador Spíritu Sancto haze cada día con las ánimas, de les dar nuevos manjares y frutos, les haçen todos los domingos muy grandes merçedes.
 
“Y el mesmo Spíritu Sancto, dende el trono donde está assentado, haçe caer las joyas que nasçen de la sancta cruz, el árbol, y resplandor de las quales es sin comparaçión. Y manda a los sanctos ángeles que allí están presentes en su serviçio las coxan, y hagan bestiduras dellas, e adornamientos muy preçiosos con que vistan y adornen todas las ánimas pobres que allí vinieren. E assí como el Spíritu Sancto lo manda, es hecho, e como lo dize es criado. Y en tomando los sanctos ángeles las joyas en sus manos, se tornan muy maravillosas bestiduras, con las quales visten y adornan muchedumbre de ánimas pobres, las quales van abastadas e cumplidas de todos los bienes que de ninguna cosa llevan neçessidad. Porque el mesmo Spíritu Sancto, como es poderoso en sí mesmo con el Padre y con el Hijo, en trinidad de personas y en unidad de hesencia, e poderoso en los mereçimientos de Nuestra Señora la Virgen Sancta María, y de todos los sanctos y sanctas de la corte del Çielo, los quales son meritorios mediante Dios y su sancta cruz, de los quales mereçimientos y de cada uno dellos es figura y significaçión cada una de aquellas ojas o rosas, e flores e frutos, e manjares, riquezas y bienabenturanzas que del árbol de la vida continuamente manan e proçeden; que por muchos dones y limosnas que el dulçe Spíritu Sancto, limosnero real, que allí está, da a los pobres y monasterios, luego ymproviso mana y proçede el mesmo árbol de la vida otro tanto, e aún siempre cada día e ora, otras cosas más nuevas. Y esto a significaçión de los dones e mereçimientos e graçias de las sacratíssima divinidad e humanidad del soberano Dios, trino y uno e verdadero, sin prinçipio y sin medio e sin fin, de los galardones e gloria e nuevos [fol. 67v] dones de goços que cada día, e hora y momento, tiene de dar para siempre de cada uno de sus escogidos que con Él mesmo moran y morarán en la triunfante gloria. Quando la madre sancta Yglesia militante ruega en espeçial e haze sufragios por algunas ánimas de Purgatorio, el mesmo Spíritu Sancto ruega e aboga por ellas, como dino obrador e lustrador de todos los bienes. E para que sea hecha alguna misericordia a las ánimas de Purgatorio, permite la Divina Magestad que aquellas ánimas, por quien a hecho algunos bienes la madre sancta Yglesia, a deshora se hallan aquellas ánimas sueltas, aunque muy llagadas e atormentadas de las yntolerables penas que les dan los demonios en Purgatorio por sus peccados; empero puédense salir de Purgatorio, ansí llagadas e despedaçadas por diversidad de caminos. Unas van por devajo de las aguas, e otras por la tierra, e otras por çerros e otras por balles, e otras por cardos y espinas, e otras por riscos muy espesos e montes muy tristes, e desiertos muy desconsolados, e otras por los ayres calidíssimos, e por los çielos e los planetas. E dellas, por diversidad de caminos van tristes y desconsolados, gritando y dando vozes, diziendo: ‘¿dónde yremos o qué haremos; si hallaremos por ventura quién nos haga caridad e algún bien?’.
 
“E yendo assí las ánimas tan afligidas, aparéçenles a cada una dellas el sancto ángel su guardador, e consuela en su neçessidad, e háblala con amor, diziéndole: ‘Dios te consuele, ánima, e te alumbre en tu camino. Llama en tu neçessidad a Dios, e oýrte á. Y si no, no faltará quien te responda. Pide virtud y limosna por amor de la Passión de Nuestro Señor Jesuchristo, e pregunta por el camino de Jerusalem la alta, y que te enseñen yr donde está el árbol de la vida y de la misericordia’. Yendo assí las ánimas por diversos caminos con clamorosas vozes pidiendo a Dios misericordias, van tras ellas los demonios, viendo que se les an salido de las penas. E oyendo que piden a Dios misericordia, danles muy grandes golpes y tormentos, diziendo: ‘¿Cuál Dios o quál misericordia demandéys e buscáys? Que no ay piedad, ni otro [fol. 68r] consuelo os darán sino este que agora nosotros os damos’. E viéndose las tristes ánimas tan afligidas, angústianse, y no saben qué se hazer.
 
“Los sanctos ángeles, haviendo compasión dellas, tórnanles a parezer, y esfuérçanlas, diziéndoles: ‘Aunque os ayan atormentado los demonios y os yeran muchas vezes, andad, andad, no os detengáys por tribulaçiones y peligros que en este vuestro camino se os suçeden. No volváys atrás, ni çeséys de llamar, que abriros an. E pedid e resçiviréys, y hallaréys la misericordia’. Y cada uno de los sanctos ángeles dize a cada un ánima que tuvo a cargo: ‘Toma este bordón sobre que te afirmes, aunque vas llagada, que tal buena obra que hiziste; e tú, este que tal viernes que ayunaste; e tú, que tal limosna que diste; e tú, que tal misa oýste con devoçión; e tú este, de tales oraçiones que reçaste en serviçio de Dios e de su gloriosa madre; y este, de tal devoçión que tuviste a tal sancto o a tal sancta, e tales fiestas que hiziste por ellos’. E ansí les dan los sanctos ángeles bordones sobre que se afirmen de algunas buenas obras que en este mundo hiçieron. E ansí van hasta el lugar del árbol de la vida, aunque con mucho trabajo, y llegan y hallan muy cumplida la misericordia de Dios, e los thessoros e consolaciones, e refeçión e sombra del árbol de la vida, e yndulgençia de la Passión del Hijo de Dios e del limosnero Espíritu Sancto. E allí son consoladas de todas las maneras de consolaçiones que a sus neçessidades requieren, e de allí tornan algunas vezes a Purgatorio, e otra no, según es la voluntad de Dios y ellas lo mereçen. Tienen los sanctos ángeles gran desseo, con el amor que tienen a los christianos por peccadores, que sean sus ánimas sean salidas de penas quando están en Purgatorio. E las ayudan con todas sus fuerças e ruegos, e aún no contentos de esto que por ellas hazen, según el grande amor que tienen a nosotros, los humanos, se juntan muchos dellos, e se conçiertan según la voluntad del poderoso Dios, e diçen unos a otros: ‘Andad acá, señores, juntémonos algunos de nosotros e vamos abentureros a los lugares tristes y tenebrosos de Purgatorio, e quizá será tal nuestra ventura; y si la nuestra no fuere, será la de las ánimas, que provándolas a desaraygar e a arancar de aquellas dolorosas penas, pudiésemos sacar algunas. Grande sería nuestro gozo e alegría’. E van en quadrillas a Purgatorio, e aprueban con gran diligençia, [fol. 68v] rogándolo a Dios, a sacar o arrancar algunas ánimas, las más nezesitadas e desamparadas que ven. E traban de unas y asen de otras, diziéndoles a ellas que se ayuden, y hechen anzuelos y redes en los ríos e lagos e pozos donde las tristes ánimas están; e arman lazos e guindaletas para tirar y sacar algunas, si pudiesen; e pelean con los demonios, e despedazan los que están hechos dragones, para sacarles las ánimas que tienen dentro, en sus dientes. E quando Dios quiere, después que an travajado mucho, que aranquen alguna o algunas, tiénenlo a muy gran ventura e dicha, e góçanse, e haçen muy grandes alegrías, dando muchas graçias a Dios, que los hizo vitoriosos, e [a] aquellas ánimas benturosas de salir de tan grandes males.
 
“E tómanlas luego, e van con ellas al prado de las flores. E allí las curan de sus llagas, e las visten de algunas bestiduras qu’ ellos traen para ellos. E las llevan con cantares y músicas al árbol de la vida, para que le adoren y sean recreadas de las dulçidumbres divinales que manan de las ánimas bienabenturadas que van al árbol de la vida, y a los hospitales de la misericordia y tiendas de graçia, abastadas de todos los bienes de los misterios de Jerusalem la alta. ¿Qué comen y veven? No es otra cosa sino unas obras muy grandes de las bondades y misericordias de Dios, y de los embriagamientos de las bodegas de la divinidad, de la zelda ordinaria donde la Sanctíssima Trinidad cumple de deleytes a sus amigos, e de los pastos de la sancta humanidad del Hijo de Dios; de la qual ay tan grandes pastos en el Reyno de los Çielos, que abastan para artar e apazer todas las ánimas bienabenturadas, y aún muchas más que fuesen. E por semejantes, está la sancta Yglesia militante muy abastada de los pastos muy dulçes del Sanctíssimo Sacramento del Altar, e de todos los otros sacramentos de nuestra sancta fee cathólica que del soberano Dios dependen.
 
“Tienen los sanctos aventureros, alcanzando del poderoso Dios tal previlegio, que las ánimas que salen en manera de pesca con anzuelos e redes de penas no tornen más a Purgatorio. E después de haver adorado la sancta cruz, e gozado de sus frutos, las veven ellos mesmos andar los misterios de Jerusalem la alta. Y en aquellos sanctos misterios les hazen cumplir lo que en Purgatorio havían de purgar en [fol. 69r] los tiempos que allá havían de estar. Se los reparten por días o por semanas, y en un oratorio las tienen un zentenario de días, y en otra capilla una quarentena, y en una yglesia otros sesenta días, y en otro çentenario treynta tres días. Y assí les hazen por misterios y días, por la voluntad de Dios, acavar de cumplir lo que deven, andando como en penitençia y haçiéndoles su Divina Magestad muchas merçedes, y dende allí las llevan al Çielo. Y ansimesmo llevan los sanctos ángeles algunas de aquellas ánimas a lugar y campo donde estava el árbol de la sancta cruz para que, con tiros y armas que les dan, tiren a los demonios, que allí con gran maliçia van a empezer a las ánimas.
 
“Y por semejante, después que el señor Spíritu Sancto dexó de hablar por la lengua de mí, su yndigna sierba, estando yo enajenada de mis sentidos, lo qual yo no sentía si lo hazía su gran Magestad, me mandó que, pues estava enferma en el cuerpo, y por mi yndispusiçión de salud el estrumento no tenía el Spíritu Sancto como solía, tuviese cuydado de ayudar a defender e consolar las ánimas que van a ser recreadas al árbol de la vida. Y esto es quando estoy elevada, que me ponen en çierta esquina de aquel campo con çierta arma y armas que el sancto ángel me da, defiendo con los otros a las ánimas que allí van a ser consoladas del dulçíssimo Spíritu Sancto. E quando estas cosas me son mostradas por mandamiento y ordenaçión divinal, me son encubiertas las más altas; e a vezes, quando es la voluntad de Dios, las más subidas y preçiosas, e no estas; e otras vezes me hazen tan copiosas merçedes como puede hazerlas, que me muestra junto lo uno y lo otro, e gozo de gozos doblados.
 
===Capítulo XIII===
'''De los misterios y dulçedumbres que el día sancto del domingo manan de la sancta cruz'''
 
Dezía esta bienabenturada: “Todos deven ser muy devotos de la sancta cruz y de sus misterios, porque son tan grandes las grandezas de la sancta cruz y los misterios que en ella se puede contemplar, que no se podrían acavar de dezir según lo que el poderoso Dios, por su gran misericordia, algunas vezes me muestra. El día [fol. 69v] del domingo proçede e mana del árbol de la sancta cruz de Nuestro Señor Jesuchristo muchedumbre de flores y frutos, e se mudan de toda diversidad de colores e resplandores, e cada un ramo naçen y proçeden tres nuevas frutas, todas tres en un solo ramo; el dulçor e sabor e olor de las quales era sin comparaçión su preçioso valor. Esto a significaçión de la Sanctíssima Trinidad, Padre, Hijo y Spíritu Sancto, tres personas y un solo dios verdadero, cuya fiesta y solemnidad se çelebra el día del sancto domingo. E hallende de estas preçiosas frutas, mana en el tal día el sancto árbol nuevos espeçies de suavíssimos manjares, e olores y sabores; e tales e tales que bastan para dar entera gloria y bienabenturanza, ansí los preciosos manjares como las claríssimas aguas. E todo mana como de mar, muy abastada del soberano Dios, trino y uno. E las ánimas que están en Purgatorio, que fueron servidores e devotos de la Sanctíssima Trinidad, e el día sancto del domingo çelebraron en devotas e obras pías, avtiniéndose en tal día de viçios y peccados por el amor y serviçyo de Dios, allí en Purgatorio donde están son por los ángeles visitadas, e reservadas de las penas, e recreadas e alumbradas en sus escuridades. En tal día salen de Purgatorio los que fueron fieles y verdaderos amigos del poderoso Dios, e son llevados al Çielo, muy acompañados de ángeles, con dulçes cantos y ynstrumentos de muy gran melodía. Y el mesmo Dios les da en tal día ynumerables galardones e gozos de sí mesmo. Los resplandores, e riquezas e bienabenturanzas que el día sancto del domingo mana el árbol de la vida son más sublimados [6] que otro día de la semana, porque son de los thessoros de la Sanctíssima Trinidad, Padre e Hijo y Spíritu Sancto, tres personas y un solo Dios verdadero, el qual deve ser muy servido, e adorado, y creýdo de todas las criaturas que crió.
 
“El día del lunes produçen y nasçen del árbol de la vida nuevamente flores de diversidad de maneras e olores, con rayos e resplandores de mucha claridad, las quales flores tan preçiosas son todas en sí muy candidíssinas e blancas, sobre toda cosa de blancura e preçiosidad. Sinifican la puridad e limpieza, e mereçimientos e sanctidad, hermosura e primor de alteza de los mereçimientos de Nuestra Señora la Virgen Sancta María e todos los nueve coros de los ángeles. E tanta es la claridad de estas sublimadas [fol. 70r] flores de rosas que los sanctos ángeles llevan dellas a las ánimas de Purgatorio, las que Nuestra Señora e de los mesmos ángeles son devotas, e les abastan, e consuelan tanto, que solo el olor dellas les basta por manjar en su hambre y por deleytoso beber. Y les da muy gran claridad y resplandor en su obscuridad, y tinieblas muy profundas, e les es como roçío muy fresco e deleytoso en sus calores e fuegos, tan demasiados, e como candelas hechas delante dellas por mereçimientos de quien ellas significan, e consolaçión para sus devotos, e para otras quelesquier ánimas, que a todos haçen virtudes. Y las ánimas que en tal día mereçieren ser salidas de Purgatorio, embiándoles la soberana Reyna de los Çielos y abogada del género humano su favor y ayuda, las lleven los sanctos ángeles muy triunfantes; y ellos, junto con Nuestra Señora, les dan y alcanzan muy grandes virtudes, dones y gozos, e bienabenturanzas, como son primogénitos hijos de Dios herederos del Reyno de los Çielos.
 
“El día del martes se muestra el árbol de la sancta cruz toda produçiente, lleno de ynumerables resplandores, con rayos ylustríssimos y diversidad de rosas coloradas. Y las más dellas sobre colorado matizadas e puestas otras diversidades de colores. Junto con esto, nasçen baras muy pintadas e olorosas, resplandeçientes, e algunas dellas hechas a manera de armas de pelea, hechas de muchas maneras. Y esto significa los triunfadores mártires, y sanctos méritos e sangre derramada, e las historias que dellos está scripto, que [¿para lagronalar? (manchón de tinta)] la sangre del cordero sacrificado en la cruz al Padre por nuestros peccados, e la diversidad de tormentos e martirios que con crueles ánimas les dieron. E toman los sanctos ángeles guardadores de ánimas de estas tan odoríferas rosas, e cortan de las baras hechas a manera de armas, e van con ellas a Purgatorio para dar refeçión e consuelo a todas las ánimas que allí están, e las que fueron devotas de los sanctos mártires. E con las preçiosas rosas, e bara e armas que figuran sus preçiosos mereçimientos mediante la sancta cruz, e muerte e Passión de Nuestro Señor Jesuchristo, por quien ellos padesçieron tantos tormentos, resçiven en este día muy gran consolaçión e afloxan sus penas. E las sanctas [fol. 70v] rosas les son manjares [¿?] e recrean a cada una de las ánimas según su neçessidad. E con las armas les dan resplandor e defendimiento de los demonios, porque en aquel día no las pueden empezer. E las que el día del martes salen de Purgatorio, la muy hermosa hueste de cavalleros triunfadores, assí como grandes capitanes e señores muy valerosos, las favorezen e las acompañan a las que son sus devotas de qualquier dellos, e les an hecho en la tierra alguna memoria e serviçio, e porque su exemplo padeçieron e hiçieron algunas buenas obras e penitençias, e padeçieron penas y tormentos sin contradiçión, la qual puede ser contado por martirio. Y estas tales ánimas no solamente los gloriosos mártires las libran de Purgatorio, mas aún de los escarnios y enojos que los demonios acostumbran hazer a las ánimas quando las pueden enpeçer. Y llévanlas al reyno de los Çielos con mucho triunfo, y offréçenlas al mártir de los mártires, Nuestro Señor Jesuchristo. Y Él, con poderoa mano, les haçe copiosas merçedes, e los sanctos mártires les dan muchos galardones por los serviçios que les hiçieron.
 
“El sancto día del miércoles se haçe espeçial memoria en el Reyno de los Çielos de los sanctos apóstoles, los quales en persona de Nuestro Señor Jesuchristo vendieron a nosotros peccadores el Reyno de los Çielos, e le dan muy barato; en figura de lo qual el sancto árbol de la cruz, en quien ellos tuvieron su honra y gloria, se muestra todo lleno de rosas y flores, e frutas muy hermosas, nuevas y deleytables. Y junto con esto, salen del sancto árbol pendones y estandartes muy ricos, y pintados y enjoyados, e obradas todas sus armas e ynsignias de Nuestro Señor Jesuchristo, e su sagrado y maravilloso nombre por zimera de muy ricas y preçiosas perlas e piedras labrado, más resplandeçiente que el sol, el qual nombre de Jesús ellos predicaron, y en su virtud hiçieron muy grandes milagros e maravillas. Y estos tan preçiosos y enriqueçidos pendones y vanderas representan todos los christianos, y significan los sanctos apóstoles e offiçios que tuvieron de predicación. E toman los sanctos ángeles, que allí están, en serviçio del dulze Spíritu Sancto e reguarda del árbol de la cruz [fol. 71r] y de la vida, y álçanlos en persona de los mesmos sanctos apóstoles, y en su nombre pregonan a muy altas vozes diziendo: “Ay, quién venga a comprar el sancto Reyno de los Çielos. Ea, vengan todos los que quisieren venir de su grado, que nosotros no hazemos a ninguno venir por fuerça, empero pregonamos e aconsejamos la fee muy çierta y verdadera, la carrera de vida y de salud. Enseñamos el camino del Paraýso. Vengan los que sin dinero son redimidos, sino por el gran preçio de la sangre del cordero. No teman de venir los pobres neçessitados, que por muy buen barato les venderemos el Reyno de los Çielos que por el sancto baptismo y la fee de Jesuchristo, por guardar los mandamientos de Dios y hazer algunas buenas obras, por confisión y contrición −si cayeren en peccados−, por satisfaçión e comunión, e por los otros sacramentos de la Yglesia que ordenó el Spíritu Sancto, les venderemos el reyno de los Çielos a todos los que le quisieren comprar. Franco y muy manífico es nuestro muy altísimo y muy sagrado Rey Jesuchristo, e muy agradeçido. Largo es en misericordias. Espera a sus siervos en penitençia, resçívelos de buena gana quando se vienen a Él. Venid todos, no os detengáys en los viçios y peccados y deleytes pereçederos, y más tardan los peccadores en venir que Dios en resçivillos’.
 
“Y los ángeles que esto dizen en persona de los sanctos apóstoles coxen las rosas y flores de sus mereçimientos. Y los ángeles que coxen los frutos del árbol de la vida en el tal día llévanlo a las ánimas de Purgatorio que an sido y son devotas de los sanctos apóstoles, e son muy recreadas y aliviadas sus penas, y consoladas en sus tribulaçiones que allí tienen. Y las ánimas que en este día del miércoles salen que son devotas de los sanctos apóstoles e hiçieron serviçios a cualquiera dellos, son por ellos acompañadas y honradas, e tan favoreçidas que llevan delante dellas un pendón de muy gran valor e preçiosidad y hermosura. Y la honra que a las tales ánimas se les da, es mayor que a otras ningunas, e van pregoneros delante dellas, pregonando a muy altas vozes todas sus buenas obras y virtudes, y cómo son dignas de mucho acatamiento e bien- [fol. 71v] aventurada gloria y corona de justicia, porque justamente obraron en creer y hazer lo que los sanctos apóstoles predicaron y enseñaron, y en tener por firme y verdadera la doctrina que dexaron scripta. Y pregonan los mereçimientos dellas por los quales, y por haver sido ellas sus devotas, y saviéndose aprovechar de su predicación e gozar de sus avisos y frutos de la sagrada Passión de Dios, eterno y sin fin, dizen los pregones les dan aquella honra; de lo qual resçiven las ánimas, que assí son beneradas, ynumerables gozos. E les es a ellas gran honra, y Nuestro Señor Jesuchristo las resçive de muy buena gana en el Reyno de los Çielos.
 
“El día del jueves vrota e produze el sancto árbol de la cruz novedad de maneras de muchedumbre de rosas, e lirios e frutas, e junto con esto escaleras muy resplandecientes e ricas, labradas e hermoseadas por maravillosa manera, obradas por la mano divinal del poderoso Dios. Lo qual es todo figurado por los mereçimientos de los sanctos confesores, que ansí como lirios, flores y rosas, dieron suavíssimo olor de exemplos y doctrinas, e muy sanctas vidas e gloriosas, y predicaciones; confesaron a Dios delante de las gentes. Nuestro Redemptor Jesuchristo los confiesa y ensalça delante de su Padre çelestial por fieles y leales e verdaderos amigos. E fueron tan prudentes y sabios que con el marco del offiçio que les dio, ensalçaron e honraron la sancta fee católica, tanto que fueron como escaleras más que de oro, que dende la tierra asieron hasta el Çielo, subiendo ellos por virtudes, dexando sendero de libres y doctrinas, e penitençias e virtudes, sanctidad e declaraçiones con sanctos avisos y ensaminaçiones, con sanctas verdades, para que todas las nasçiones que quisieren se puedan salvar y subir de virtud en virtud hasta el Çielo por esta escalera que ellos subieron y enseñaron subir. Y las ánimas que están en Purgatorio que fueron sus devotas de alguno dellos, e por sus exemplos e sanctas docrtrinas yçieron buenas obras, resçiven dellos espeçiales favores. E los que son devotos e amigos sobre otra devoçión e amor del gran hazedor Jesuchristo, son en el día del jueves muy consolados, e resiçionados e descargados de sus penas, e abastados de suavidad de fruta y manjares. E por los sanctos ángeles sus guardadores le son mostradas estas [fol. 72r] tan fermosas e valerosas escaleras, denunçiándoles que, quando de allí salgan, tienen çierta seguridad de subir a gozar el Reyno de los Çielos por los mereçimientos de Nuestro Señor Jesuchristo e por su sagrada muerte e Passión, e mediante los sanctos confesores, los quales ganaron y subieron al Çielo como escaleras derechas donde gozan para siempre. E salidas de Purgatorio las tales ánimas, van los sanctos confesores, algunos o todos, según es la voluntad de Dios, e llevan a sus devotos y amigos muy acompañados, honrados y favoreçidos, y súbenlos por las escaleras de sus mereçimientos hasta la cumbre del Çielo, donde huelga para siempre, porque el dador de la vida los resçive con gesto alegre e cumple todos sus desseos buenos que tuvieron. E son contados e reputados con los hijos de Dios y sanctos del Çielo.
 
“El día del viernes veo nuevas mutaçiones en el árbol de la vida. Cada semana me pareze se muta de momento a momento de diversidad de colores. E por todo el día entero pareze que tiembla el árbol, y en cada temblor se mudan las flores de diversidad de colores e olores, e las frutas de muchas maneras e sabores, deleytosas, dulçes, muy más sublimadas que otros días. Y en este día del viernes ay en el sancto árbol muchos rayos de claridad, e resplandores, e otra infinidad de maneras tan exçelentes que no havría lengua ni sentido humano que bastase para lo esplicar y dezir; tanto que qualesquier ánimas de Purgatorio que allí son llevadas por la voluntad de Dios que le mirasen de qualesquier heridas e llagas, que tienen por sus peccados hechas de mano de los demonios: e se les quita la tristeza y angustia que tienen. Y aún se podrían aprovechar de estos sanctos misterior del árbol de la vida espiritualmente, e gozar de estas dulzedumbre dentro, en sus ánimas, qualesquier fieles personas, amigas de Dios, bibientes en este mundo, devotas y contemplativas de los misterios de la sagrada Passión de Nuestro Señor Jesuchristo. E qualesquier de los bienabenturados del Çielo que en tal día acatan el árbol de la vida, adorándole y contemplando e apiadándose de lo que el Hijo de Dios en él padesçió, y en cada un misterio de los que ellos contemplan, resçiven ynumerables gozos acçidentales, porque todas las bien- [fol. 72v] abenturanzas juntas que se pueden pensar e dessear están en Dios, y en su sancta cruz, e sagrada muerte e Passión. E deallí manan, como de viva fuente, todos los grados de gloria e çelestiales consolaçiones que su Divina Magestad da a sus criaturas çelestiales e terrenales.
 
“Y también salen en este sancto día del árbol de la vida muy resplandeçientes e sonantes trompetas, que significan el poder de Dios, e su juyzio e justicia, e su sancta predicaçión e doctrina que sonó de mar a mar para nuestro enseñamiento e abiso. Y también salen lámparas ençencidas, muy resplandeçientes e consolatorias, muy bien labradas, más ricas que de oro y piedras preçiosas. La luz y claridad que dan es sin comparaçión e muy deleytoso de mirar, las quales significan la divinidad del Hijo de Dios, y el resplandor de sus muy sanctos exemplos que en esta vida dio viviendo entre los peccadores treynta y tres años. Y ansimismo significan la gran caridad con que el mesmo Christo nos vino a redimir, y el olio de la misericordia con que ungió a los peccadores a la sancta fee cathólica muy çierta, y la esperanza que nos dexó con que nos podemos salvar, e alcanzar muy cumplida misericordia e perdón de los peccados mediante su sancta Passión.
 
“E junto con esto sale este día un muy rico altar, muy adornado de todas las maneras de aposturas que para el altar de Dios perteneçen, y en él muy luçidos y ricos y enjoyados hornamentos con que acostumbran dezir missa los saçerdotes de la tierra. Y ençima de este sancto altar apareze Nuestro Señor Jesuchristo, Hijo de Dios vivo. Sí, es el sacerdote, y el sacrifiçio y manjar de aquel sancto altar. Y estando allí el mesmo Dios, el qual puede haçer todas las cosas, dase en comer y en vever a sus amigos, y offréçese en sacrifiçio a Dios Padre como en el Sancto Sacramento del Altar, porque perdone los peccados de los christianos, siervos suyos fieles. Y allí se offreçe el Hijo al Padre por el humanal linaje, con muy soberano amor y piadosas plegarias, y su sagrada Passión y sancta cruz. E las ánimas de Purgatorio, aquellas con quien Nuestro Señor quiere comunicallos sus misterios, gozan en este día del viernes dellos, por el mucho [fol. 73r] amor que les tiene. A las ánimas que en este día salen del Purgatorio que fueron devotas de la Passión de Nuestro Señor Jesuchristo, y en esta vida le amaron e sirvieron, mándalas su Divina Magestad llevar muy prósperas e aportadas de riquezas, e acompañadas de cavallería celestial. E van las delante tañendo las trompetas muy preçiosas que en este día salen del árbol de la sancta cruz, y llévanles ansimesmo delante las lámaparas ençendidas, que las alumbren a cada una dellas en muy mayor grado que el sol, y les dan ynumerables gozos e claridad, e también les llevan delante el altar, tan abastadas de todos los bienes, que el mesmo Señor va en él en figura del Sanctíssimo Sacramento. E las ánimas que siguen al cordero sin manzilla no pueden herrar el camino del Paraýso, que muy çiertas y seguras van, y entran, y goçan y poseen a su Dios, por el qual en esta vida lloraron e gimieron con mucho amor; y Él se les da tanto abasto quanto ellas quedan contentas e satisfechas, que no tienen más qué dessear ni querer, porque todos los dones que son dados e las virtudes que son hechas por amor de la Passión de Nuestro Señor, son muy más sublimadas sin comparaçión que otras ningunas. E las bienabenturanzas e aguas frías que en este día manan del árbol de la sancta cruz son muy más valerosas e aprovechantes a las ánimas que otras, porque tanta diferençia ay de los frutos de este sancto día de viernes a los otros, quanto ay del Señor a los sierbos y del criador a sus criaturas, e de Dios a los sanctos. Porque los mereçimientos del Hijo de Dios y de cada uno de sus misterios no tienen comparaçión, ni ninguna persona ay que los sepa repartir, si no es el consolador Spíritu Sancto, criador con el Padre e Hijo, tres personas y una esençia divina.
 
“El día del sávado muestra el árbol de la sancta cruz en sí muchas mutaçiones, e muchas dellas son como el día del viernes. Empero, algunas de sus mutaçiones e muchas dellas son como el día del viernes, empero algunas de sus mutaçiones demuestran gozo e otras sentimiento de llanto, dando a entender que todo este día es de las sanctas y piadosas personas e mugeres. Demás de [fol. 73v] ser llamado sábado de holganza, este día significa a Nuestra Señora y a todas las vírgines, por quanto las mugeres son ynclinadas a compasión, e son de tierno corazón e piadoso. E por eso el sancto árbol de la vida en sus mutaçiones llama e convida que junto con él se entriztezcan o se alegren, según ve en las mutaçiones en él. Porque ansí como el día sancto del viernes es fruto de este sagrado árbol el cordero sin manzilla, Hijo de Dios, el qual en tal día se sacrificó a Dios Padre muryendo muy cruelmente y consangrando esta mesma cruz, para Él tan penosa, e haziéndola de madero seco e nudoso, árbol verde de muy ricos e preçiosos frutos, después de le haver regado con el agua viva, que es la sagrada sangre del mesmo redemtor nuestro Jesuchristo; assí, en figura dello, en este día del sávado, el árbol de la cruz, que el día del viernes quedó muy bañado, se trasfigura de diversos colores e resplandores. E junto con esto produze a vezes muchas gotas grandes y espesas de viva sangre, e tan a menudo caen hasta que haze el suelo en rededor todo teñido como viva sangre. E viendo los santos ángeles que allí están la copiosa sangre que está en el suelo e la priesa que el sancto árbol se da a destilar gotas sanguineas de sí, llaman a muy grandes vozes a las personas devotas, vírgines y no vírgines, que vengan al pie de la cruz muy aprisa a coger de las gotas sanguíneas que produçe de sí el árbol de la vida, ansí lo que está en el árbol como lo que a caýdo en el suelo, e diçen: ‘Vení, no os tardéis, todos los piadosos y piadosas, e aved compasión de vuestro Dios e de su piadosa madre, e acordaos cómo en aquel tiempo que Él padeçió y murió estava tan triste y sola. Y agora, en figura de remembranza de su dolor, coxe estas riquezas que abundosamente el árbol de la vida os da en persona del mesmo Jesuchristo, el qual, en tal día como oy, está su sagrado cuerpo puesto en el sepulchro, muy llagado y descoyuntado he herido, e de sus sanctas llagas destilando sangre. Tomad estas agora, vosotras, en paños muy preçiosos, e cogeldas en valerosos basos, e ponedlos en relicarios, donde estén muy guardados’.
 
“E vienen muchas personas bienabenturadas e mugeres sanctas del [fol. 74r] Çielo con gran prisa al llamamiento de los sanctos ángeles, trayendo en sus manos muchas tinajas, cáliçes y basos. E con gran reverençia e muchas adoraçiones que hazen a la sancta cruz, cogen las sagradas gotas e pónenlas en sus juridiçiones, e tiénenlo en soberana reverençia. Y esto es dando a entender a los humanos que lo mesmo havemos de hazer todos los peccadores que vivimos en la tierra en los tales días, dentro en nuestras ánimas, y estas deven ser nuestras ocupaçiones y obras spirituales: pensar en Dios y en sus misterios, e haverle compasión, pues padeçió por nos redimir con soberano amor.
“Las ánimas que están en Purgatorio que son devotas de Nuestra Señora la Virgen Sancta María, y de las sanctas vírgines, y de todas las sanctas mugeres, en el tal día del sábado gozan de muchas e gloriosas visiones, e oyen las bozes de los sanctos ángeles que las convidan. E por ellos mesmos les son representadas aquellas sanctas reliquias que el árbol de la vida da de sí el día del sávado, por cuyos mereçimientos muchas dellas son libradas, e por los méritos de Nuestra Señora, la Virgen sancta María, e por las sanctas vírgines e mugeres bienaventuradas son aquellas ánimas llevadas al Çielo con muy gran triunfo e gloria.
 
“Produce el árbol de la vida el día del sávado, a ora de las conpletas, muchas coronas adornadas de muy hermosas piedras preçiosas, guarneçidas y enriquezidas sin comparaçión. E junto con las coronas, salen del árbol de la vida sillas muy enriquezidas, pomposas e reales, y enjoyadas. Y con las valerosas sillas, sale como plantado en cada una dellas un árbol, como de palma o cedro, e oliva e çiprés, e otra diversidad de árboles valerosos e suavíssimos en olor e maravillosa hermosura, cuyas ojas y flores son más que de oro, e resplandeçientes más que el sol; en las quales ojas están esculpidas por maravillosa manera unas [fol. 74v] letras que dizen: ‘con razón son coronadas las vírgines mugeres que de Dios son sanctificadas’. E los sanctos ángeles toman las coronas, e pónenlas ençima de las palmas e árboles qu’están plantadas sobre las sillas de apostura.
 
“E represéntanlo assí todo junto a las ánimas de Purgatorio, en espeçial a los que en este mundo se astubieron de los vizios y peccados e pelearon contra ellos; assí como son las personas religiosas, las quales quando salen de Purgatorio les llevan delante los sanctos ángeles las cosas ya dichas, a significaçión que aunque todos los estados las gentes christianas se pueden salvar, el estado virginal e penitente, y devoto, casto, y limpieza de la corrupçión de los peccados, ese tal estado se lleva la bentaja para ganar la corona e gran premio en el reyno de los Çielos, donde el azedor de las merçedes galardona a sus amados de galardones ynnumerables. El qual dixo por su sagrada boca: ‘Daré çiento por uno a qualquier persona que por su amor se avstuviere de quelesquier bienes e consolaçiones de este mundo y tiene sus gozos en solo Él’. Y el muy dulze Spíritu Sancto haze nuestros a estas tales ánimas y a quien a él más le plaze dar sus dones, e de los mereçimientos de los ángeles, e de los sanctos y sanctas. Y ansí enrriqueze los pobres, da de comer a los ambrientos, e de vever a los sedientos, viste los desnudos, suelta los presos, alegra los tristes, consuela los desconsolados, manda alvergar sus pelegrinos, da vida perdurable; a los que a él se encomiendan, enseña carrera muy clara; da enteros descansos a todos los que vienen ynvocando el nombre de Jesús; da gozos muy nuevos y açcidentales a los bienabenturados en cuya remembranza se muestra cada un día de la semana las figuras susodichas de sus merecimientos, para apiadar y haçer grandes merçedes a sus devotos dellos, que en esto resçiven todos los sanctos del Çielo ynnumerable gozo. Que el poderoso Dios se quiere servir y haçer dellos memoria, e repartir sus riquezas con sus amigos, que dellas tienen neçessidad, porque en los Çielos está la perfeta caridad.
 
“Síguese una adoraçión de la sancta cruz, de gran virtud para todos aquellos que con devoçión la dixeren, que me la mostró mi sancto ángel; de la qual, señoras, os podéys aprovechar y consolar en la dezir, pues aún no estáys contentas con quanto os he dicho, que todavía queréys saver más de las cosas que Dios es servido [fol. 75r] de me mostrar. Y ansimismo me a dicho mi sancto ángel e su Divina Magestad contento os las diga, porque en vuestro secreto se lo suplicáys me lo mande mi sancto ángel, que él me lo a dicho. Y a esta causa os he dicho las cosas secretas que me an sido mostradas, o parte dellas, y por la mesma voluntad de Dios diré adelante lo que Él me mostrare y diré la respuesta que me fuere dada en lo que me dixéredes diga y pregunte a mi sancto ángel.
 
Oración [7]
 
‘Adórote, cruz preçiosa, adórote sancta cruz, y adórote sanctíssimum lignum inter omnia lingua. Adórote, sancto madero, adórote, trono de Dios, adórote, escaño de los sus pies, con el qual justiçiara y pisara los peccadores y les hera ver y conoçer cómo solo Él es el Señor y criador del Çielo y de la tierra, y juez de los vivos y de los muertos. Adórote, galardón de los justos, por el qual se salvan y justifican. Adórote, deleyte de los ángeles. Adórote, penitençia de los peccadores. Adórote, tálamo de Dios, en el qual está puesta su corona real. Adoro los clavos y tenazas y martillo y escalera y lanza. Adoro el redemptor en ti puesto. Adoro mi salvador, adoro su sancto bulto, adoro su santa faz. Vendigo y glorifico y adoro sus sanctos miembros, todos dende las uñas de los pies y plantas hasta ençima de la caveza, que son los cavellos. Adórote, árbol sancto de la vera cruz, árbol frondoso, florido y graçioso. Las sus flores eternas sin [¿?], colores perfetos de nunca cansar, perfetos e dulçes sin secar, frutas saludables, preçioso manjar muy mantenedor a quien lo supiere gozar y gustar’.