Diferencia entre revisiones de «Lucía de Santiago»

De Catálogo de Santas Vivas
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| Fecha de fallecimiento|| Hacia 1550
 
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Revisión del 17:53 9 feb 2021

Lucía de Santiago
Nombre Lucía de Santiago
Orden Jerónimas
Títulos Beata y procuradora del Convento de San Pablo de Toledo
Fecha de nacimiento Hacia 1450
Fecha de fallecimiento Hacia 1550
Lugar de fallecimiento Toledo

Vida impresa

Ed. de Lara Marchante Fuente; fecha de edición: mayo de 2018; fecha de modificación: mayo de 2019.

Fuente

  • Sigüenza, Fray José de, 1605. “Libro Segundo de la Tercera parte de la Historia de la Orden de San Jerónimo”, Tercera Parte de la Historia de la Orden de San Jerónimo, doctor de la Iglesia, dirigida al Rey, Nuestro Señor, Don Felipe III. Madrid: Imprenta Real, 505, 508-509.

Vida de Lucía de Santiago

CAPÍTULO LI [1]

[505] De otras muchas siervas de Dios que han florecido con gran ejemplo en el mismo Convento de San Pablo

[508] […] Otra religiosa que se llamaba Lucía de Santiago dio en aquella casa harta luz con su ejemplo. Fue también de las beatas, y después hizo profesión al general con las compañeras: mujer de notable caridad indiferentemente con todos, considerando que son miembros de una cabeza y cuerpo.

Fue algunos años procuradora, en que pudo ejercitar este oficio, dando vivos testimonios de su prudencia y virtud. Los años fueron necesitados por la falta de pan, azote con que Dios castiga a España y al reino de Toledo, para que no se olvide tan desalmadamente de lo que debe. Esta santa sin miedo desto hacía muchas limosnas, entendiendo que es el mejor remedio que puede hallarse para tener pan en los tiempos más apretados de hambre, pues con ella casi queda Dios obligado con su palabra a darnos lo que justamente nos niega por otras culpas, y así juraban las hermanas que Dios multiplicaba en las manos de su sierva la limosna, y con logro sobraba más que repartía. Viéndose en mil ocasiones milagros palpables, y que aquella palabra que el Señor dijo a sus apóstoles en el desierto, cuando acudieron tantos millares de almas hambrientas y desaladas por oír su sermón (“Daldes vosotros de comer”), sonaba en las orejas desta santa y se recebía con fe viva, y así vivamente obraba y hacía el efeto que allí hizo. El trigo, y el aceite, y otras cosas del sustento de la casa, cuando no se hallaba en otra parte, sobraba en ella para repartir a muchos.

Era muy devota de las ánimas de purgatorio, otra limosna por sí; hacía por ellas muchas oraciones, ayudábales con cuantos sufragios podía, y así ellas como a su bienhechora la visitaban y le comunicaban (permitiéndolo el Señor) sus necesidades y estados para que las acorriese. Oyéronle muchas veces otras religiosas estar de noche en su celda hablando con ellas, respondiendo y preguntando, como si hablara con las vecinas. Acaeció una noche en la ciudad una desgracia en que murieron algunas personas desastradamente; una de aquellas ánimas vino luego a hablarla y le reveló su estado, para que rogase a Dios por ella. Dijo la santa a sus compañeras cómo le había aparecido aquella ánima, y fue evidencia que no lo pudo saber por otro camino, porque el desastre acaeció muy lejos de allí y fue imposible llegar ninguno ni tan presto ni a tal hora al monasterio. Conociose también que tuvo espíritu profético, porque dijo muchas cosas que habían de suceder a personas particulares que le comunicaban sus negocios, y viose el suceso dellas tan puntual como lo había dicho. Conocía también el estado en que estaban muchas personas, y el Señor, que solo conoce los corazones, se lo revelaba para que las avisase y enmendasen las vidas. Un miércoles de la Semana Santa vio, alzando el cuerpo de Nuestro Señor en las manos del sacerdote, al mismo en figura de crucifijo: penetrole con tan fuerte sentimiento el alma, que cayó en el suelo y la dejó sin sentido por más de dos horas, y juntamente con el fervor de dentro destilaba por sus ojos [2] [509] grande copia de lágrimas.

Cuando entendía que algunas de las hermanas habían reñido de aquellas riñas que apenas llegan de la lengua a la garganta, y que estaban algún tanto desavenidas, sentíalo en el alma, no tanto por lo que era, cuanto por lo que podía ser. Rogaba primero a Dios por ellas, y luego va a hablarlas, y no paraba hasta soldar aquella mella o quiebra que se había hecho en la caridad, de suerte que era como un ángel de paz en aquel convento, y es lástima que, habiendo tantos de Satanás y de disensión en los que viven en comunidades (séanse cuales quieren, que en habiendo junta de hijos de Adán nunca faltan), hay tan pocos de la parte de Dios y de la caridad. Por esto era amada y querida por todas estas religiosas, y la llamaban las hermanas santa a boca llena, y con sobrada razón, pues, sin esto, se juntaban en ella otras muchas virtudes, que por cada una merecía el renombre. Era humilde por excelencia, sirvió muchos años a una religiosa que estaba muy enferma travesada en una cama; y, aunque tenía mucho marco y caudal para gobernar aquel convento aunque fuera mayor, nunca osaron las religiosas a elegirla, por no darle pena, sabiendo la había de recebir grandísima.

Así corrió todo el discurso de su vida, ejercitándose en obras de humildad y caridad, carrera sin peligro. Vino a morir el día del glorioso evangelista San Juan, en quien tenía particular devoción. Afirman que tenía más de cien años; viven estas siervas de Dios tanto por la gran templanza y abstinencia en el comer y beber, por la igualdad del aire en que han vivido siempre desde niñas, que se les convirtió en naturaleza, y la más principal razón a mi parecer por el don de la virginidad que las conserva en una como celestial pureza, y entereza, y de aquí también les causa un olor suavísimo que duró por muchos días en la celda de la santa después de que se derramó aquel licor precioso que el virginal vaso traía dentro. […]

Notas

[1] Figura en el texto como Capítulo LI pero debería ser el LII, debido al error señalado en la edición de la vida impresa de María de Ajofrín por Sigüenza, pues repite el número de capítulo XLIV.

[2] Aparece la palabra “ojos” como reclamo para la página 509 (en todas las páginas hay reclamos). Sin embargo, esta palabra no figura en dicha página, que se inicia con el adjetivo “grande”.