Paula de los Ángeles

De Catálogo de Santas Vivas
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Paula de los Ángeles
Nombre Paula de los Ángeles
Orden Jerónimas
Títulos Monja del Convento de San Pablo de Toledo
Fecha de nacimiento Hacia 1475
Fecha de fallecimiento 1575
Lugar de fallecimiento Toledo, España

Vida impresa

Ed. de Mar Cortés Timoner; fecha de edición: diciembre de 2019.

Fuente

  • Alonso de Villegas, Addicion a la Tercera Parte del Flos sanctorum: en que se ponen vidas de varones illustres, los quales, aunque no estan canonizados, mas piadosamente se cree dellos que gozan de Dios por auer sido sus vidas famosas en virtudes..., Toledo, 1589, Biblioteca Nacional de España, sig. R/32084, fols. 65v col. b y 66r col. a.

Normas de edición

El relato aparece a partir de la impresión de 1589 de la Adición de la Tercera Parte del Flos Sanctorum (cuya primera impresión está fechada en 1588) de Alonso de Villegas. Se integra en el apartado 193, que está dedicado a María García y María de Ajofrín y destaca la ejemplaridad de religiosas relacionadas con el convento de jerónimas de San Pablo de Toledo.

Se siguen los criterios establecidos en el catálogo para fuentes impresas pero se han mantenido las contracciones y se ha añadido el apóstrofo clarificador en “del” (para escribir “d´él”). Además, para facilitar la localización de los textos, se indica el folio (r-v) y la columna correspondiente (a-b).

Vida de Paula de los Ángeles

[Fols. 65v col. b] Paula de los Ángeles fue aya de las hijas del marqués de Villena. Entró religiosa [1] en San Pablo, contra voluntad de sus parientes, y profesó el año de 1506, cuando las beatas profesaron y se hicieron monjas. Diose a mucha oración. Los viernes guardaba silencio por respeto de la Santa Pasión y estábase en el coro sin salir d´él ni comer cosa alguna. En semejantes días, siendo ya vieja, se trasportaba de suerte que aunque la hablaban no oía, después desto decía cosas tan levantadas y de espíritu que parecía no ser posible decirlas sin particular gracia del Espíritu Santo. Su discreción era de suerte que hablar con ella era como tratar con algún insigne teólogo. Con el parecer de sus perlados comulgaba cada día, y de ordinario ayunaba: unos días a pan y agua, y otros se le pasaban sin comer cosa alguna. Era muy devota de San Acacio, y aquel día ni comía ni hablaba palabra, todo le pasaba en oración y aun siendo de edad de cien años. Estuvo veinte y ocho tullida en cama y llevó este trabajo con mucha conformidad y paciencia. Hablaba de Dios y de sus santos, estando en la cama, a los que la visitaban, tan altamente como un famoso predicador de modo que todos eran edificados de sus razones. Fue monja ochenta y dos años.

Murió con mucha suavidad y reposo en el mes de no- [fol. 66r col. a] viembre, año de 1575, y sepultáronla en el capítulo [2]. Y de su sepultura, luego que fue sepultada, salía olor suavísimo por donde algunas monjas, en necesidades particulares, iban allí y, como si estuviera viva, platicaban con ella; y Dios por su intercesión, piadosamente, se cree, las daba remedido.

[1] En el margen derecho aparece escrito el nombre de la religiosa.

[2] En el margen derecho: “Año de 1575.”