Urraca Alonso

Urraca Alonso
Nombre Urraca Alonso
Orden Franciscanas
Títulos Monja del Real Monasterio de Santa Clara
Fecha de fallecimiento 1555
Lugar de fallecimiento Córdoba

Contenido

Vida impresa

Ed. de Borja Gama de Cossío; fecha de edición: octubre de 2020.

Fuente

  • Torres de, Alonso, 1683. Chrónica de la Santa Provincia de Granada, de la regular observancia de N. Seráfico Padre San Francisco, Madrid: Juan García Infanzón, 526, 528-529.

Contexto material del impreso Chrónica de la Santa Provincia de Granada, de la regular observancia de N. Seráfico Padre San Francisco.

Criterios de edición

Esta crónica, dedicada, según se dice en su título, “al señor D. Iván Antonio de Contreras Remírez de Arellano, Alcayde perpetuo de las fortalezas de Cambil y Alhabar del Consejo de su Majestad, su Alcalde de Hijosdalgo en la Real Cancillería de Granada”, se trata de un impreso de 1683 que, dividido en diferentes tratados, ahonda en el origen de la Santa Provincia de Granada desde sus inicios en el siglo XV hasta finales del siglo XVII, cuando esta obra se publica. El texto habla de la fundación, división de la provincia y los reinos, así como de los patronos de la provincia y religiosas que han vivido en esta comunidad desde sus inicios hasta 1683. Se transcriben vidas de monjas y religiosas de diferentes conventos situados en distintas ciudades de Andalucía.

En este trabajo se edita el Tratado V, que se encarga de documentar la vida y milagros de mujeres de la comunidad de Santa Clara desde finales del siglo XV hasta finales del siglo XVII. Dada la naturaleza del Catálogo, nos ocupamos de las mujeres que mueren antes de 1560-1563, aunque se transcriben tres que mueren en 1565 (Sor María de San Juan), 1567 (Sor Catalina de Ribera) y 1568 (Sor Florentina de los Ángeles), ya que su foco de actuación es anterior a estas fechas (por lo tanto, también al de Santa Teresa) y la longitud de las hagiografías da cuenta de su importancia. Las vidas de estas mujeres con fama de santas se incluyen en capítulos dentro de este Tratado V, donde se informa de cada mujer en referencia al convento en el que vive. Tras una pequeña introducción que ocupa todo el ancho de la página, cada hoja está dividida en dos columnas, las cuales tienen anotaciones en sus respectivos márgenes izquierdo o derecho, que aclaran información comentada en el cuerpo del texto, ya sea el lugar de nacimiento o la fecha de fallecimiento, además de otros tipos de información biográfica, bíblica e histórica.

Se adoptan los criterios de edición de vidas impresas estipulados en el Catálogo, es decir, se moderniza la ortografía (b/u/v, j/g, chr/cr, qu/cu, empleo de h, etc.) y se eliminan las consonantes geminadas. Además, se expanden las abreviaturas, primordialmente la expansión de las nasales con la virgulilla encima de la vocal y la abreviación de “que” o “qual”, también con el uso de la virgulilla o la diéresis. De todos modos, algunas abreviaturas como N. S. (Nuestro Señor) o N. P. S. (Nuestro Padre Santo) se respetan en el texto. Asimismo, las abreviaturas presentadas en las notas serán respetadas. El uso de mayúsculas y minúsculas se moderniza, así como se adaptan las normas de acentuación a sus usos actuales. Además, se moderniza también la puntuación, teniendo en cuenta el orden de la oración y el uso de la puntuación a día de hoy. Del mismo modo, se moderniza el uso de aglomerados, se separan las palabras que a día de hoy ya no aparecen juntas (“della”) y se unen las que ya se representan como una sola palabra (“del”, “al”).

Vida de Urraca Alonso

Capítulo IV

[526]

De algunas religiosas ejemplares del Real Monasterio de Santa Clara de la ciudad de Córdoba

[…]

[528] […] Sor Urraca Alonso. No se sabe la patria y padres por la mucha antigüedad, solo que fueron dos hermanas de este monasterio, tan iguales en virtudes como en edades. Su habitación ordinaria fue un retrete al pie de la torre, retirado de la comunidad, muy profundo e incó(n)modo. Allí tenía un altar con dos imágenes de Cristo y María: la de Nuestra Seño- [529] ra fue la devota de la hermana y la de Cristo y su Pasión la de Sor Urraca.

Todos los viernes, en memoria de los azotes de Cristo hacía una disciplina rigurosa, que le duraba la mayor parte de la noche hasta las dos. A aquella hora, se descalzaba y, cargando una pesada barra sobre sus hombros, andaba con ella dando vueltas a claustros altos y bajos [1], rezando las estaciones, hasta que tocaban a prima a las cinco de la mañana. Desde aquel retiro donde moraban las dos, con licencia de la prelada, teniendo el duro suelo por cama, salían a todas horas a asistir a las comunidades y a servir a las enfermas cuando las había. Ordinariamente, traía en la boca una piedrezuela para guarda del silencio y así no hablaba a nadie y las religiosas, no preguntándola cosa alguna, la quitaban la ocasión.

Traía un riguroso silicio a la cintura y, sobre él, una túnica tan áspera que bastaban las costuras de mil remiendos para mortificación. Diole el mal de la muerte y se la llevó Nuestro Señor un viernes, que era día en que ella deseaba salir de esta vida. El aposento de la enfermería donde la llevaron empezó a arrojar de sí fragancia y suave olor, con que manifestó Dios la virtud de su sierva. Fue su dichoso tránsito por los años de mil quinientos y cincuenta y cinco [2].

Notas

[1] Al margen izquierdo: “Deboción/ a la pa-/ sión”.

[2] Al margen izquierdo: “Muere/ por los/ años de/ 1555”.