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Juana de la Cruz

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[REVELACIONES DE LOS ÁNGELES Y SANTOS A JUANA DE LA CRUZ]
===[REVELACIONES DE LOS ÁNGELES Y SANTOS A JUANA DE LA CRUZ]===
''Capítulo ciento y noventa y dos de una revelación que esta bienaventurada Juana de la Cruz vido, en que se mostrava la gran misericordia de Dios y de su sanctíssima Madre la Virgen [fol. 54r] María, la qual es esta acerca de los nudos benditos.''
Estando elevada esta bienaventurada Juana de la Cruz, aparecíale Nuestro Señor Dios trayendo consigo a su santíssima Madre la Virgen María, Nuestra Señora, y al glorioso padre nuestro san Francisco, delante de los quales la dicha sierva de Dios estaba postrada, la qual oýa palabras que passaban entre los tres, en que Nuestra Señora la Virgen María dezía a su hijo precioso: “Hijo mío, encomiéndoos a aquella casa mía, donde esta sierva que está aquí delante de vos, que lo oie, mora, en la qual faltan los alimentos temporales y edificios para la conservación y perseverancia de la dicha casa”. Y díjole díxole Nuestro Señor: “Pues ¿qué queréis vos, Madre mía?”. La Señora le respondió: “Hijo mío, ruégoos me deis una impresa en la qual confirméis los perdones que están otorgados por vuestros vicarios apostólicos de la romana Iglesia, assí a la dicha casa como a la orden de este bienaventurado que con nosotros viene, y todas [fol. 54v] las más indulgencias que de aquí adelante se alcançaren para la dicha casa, que los que fueren devotos d’ella lo ganen copiosamente”. Dijo Dixo el Señor: “A mí me plaçe de buena voluntad, con la mesma condición que sean devotos de la dicha casa, y he placer que se otorguen y se ganen otros quales que perdones e indulgencias para qualesquier personas que algún bien hizieren a la dicha casa o monjas que en ella vivieren, para aora y para siempre jamás”. Díjole Díxole Nuestra Señora: “Pues ¿qué impresa, hijo mío, me dais que sea dada en señal a los que an de ganar las dichas gracias e indulgencias?”. El Señor dijodixo: “Una vuestra imagen de las que suelen apropriaros, por que se junten y gozen con la devoción y codicia de ganar las dichas indulgencias”. Y respondió la Señora: “Hijo mío, hartas imágenes mías andan por la cristiandad, mas si os plubiesse que fuesse la señal de vuestra santa Cruz, ansí por lo mucho que más vale como porque la casa tiene tal apellido”. [fol. 55r] Respondió Nuestro Señor: “También ay muchas cruzes mías por el mundo, las quales se dan por señal de las indulgencias y bullas apostólicas”. Díjole Díxole Nuestra Señora: “Pues ¿qué ordenáis, hijo mío, que sea?”. Nuestro Señor miró a san Francisco y dijodixo: “Sea la señal de este mi siervo, el qual l’es dicho ‘menor’ por la humildad y es grande en los merecimientos, que a sí y a otros codició salvar; y siguiome en la penitencia tomando el hábito por la Cruz en que yo padecí muerte y Pasión, y la cuerda nudosa, que significa los crueles açotes con que yo fui herido y açotado. Y por esto es mi voluntad que estas dos señales sean la impresa: la una la dicha cuerda, la qual tenga nudos, y la otra unos nudos por sí hechos, a manera de manojo de açotes. Y porque las dichas religiosas por quien, madre, me rogáis son de su orden d’este mi siervo, es bien que ellas tengan esta impresa en su casa y que las puedan presentar en pago de la limosna que reciban. Los quales nudos y figura [fol. 55v] de cuerda serán llamados ‘nudos bendecidos’, y que en la virtud d’ellos se bendecirán las personas que con fe los truxeron consigo, en espacio de un año cumplido si están cerca, y si están lexos por cinco años; y cumplidos estos años, que los renueven tomando en sí otros, hechos en la mesma casa por mano de las religiosas d’ella”. Y en estas pláticas pareciole a la bienaventurada santa Juana de la Cruz que Nuestra Señora se conformava con la voluntad de Dios Nuestro Señor, y nuestro padre san Francisco dava gracias al Señor. Y ansí desapareció esta visión.
La qual dicha sierva de Dios quería callar y no se curaba de lo dezir, y fuere mandado por ciertas vezes que escribiesse la dicha revelación por el santo ángel, y las palabras que en ella avía oýdo, y que mandase hazer las dichas figuras. Y diole la forma y manera como se havían de hazer y de qué, y díjole díxole que aprovecharían mucho a los que consigo las truxessen y que an de ser de lana, algodón o lino, y si fuessen de seda [fol. 56r] o oro o plata, en tal que no sea en cantidad, porque es por devoción y no por vanidad. Y la dicha sierva de Dios, que esto escrivió, dijo dixo que ella se ponía en manos de sus prelados y de Dios, primeramente, y de las personas doctas que deven conocer las cosas espirituales, porque ella no se sentía digna de saber examinar la tal revelación. Después d’esto díjole díxole el santo ángel que no dudase en aquella revelación, que sin duda era hecha por voluntad de Dios, y que los dichos nudos ternían mucha virtud y no solamente serán bendecidos ellos, en los quales se dará la gracia y perdones, mas aun serán bendecidos los materiales: si fuesse lana, por la vestidura del Señor que truxo en la tierra, y si fuesse lino, por la sábana en que fue embuelto el precioso cuerpo de Nuestro Señor Jesuchristo quando fue descendido de la Cruz y puesto en el santo Sepulcro (porque todo esto aprovecha por la penitencia de los pecados y perdón d’ellos), y si [fol. 56v]fueren de seda, por razón de la su puridad y luzimiento y olor. Las personas que los truxeren con devoción y reverencia alcançarán firmeza y perfeción por razón de la sacratíssima Passión de Nuestro Señor Jesucristo, que fue teñida la su sacratíssima carne en muy finíssima sangre, y su muy lindo y delicado cuerpo fue hecho todo matizado de colores, conviene a saber: blanco por razón de la humanidad, azul por los açotes, verde por los cardenales y heridas tan crueles que le daban, negro por los muchos tormentos, colorado por las llagas; de manera que el cuerpo precioso de Nuestro Señor Jesucristo estaba en el tiempo de su Passión todo matizado de colores. Y si fuere oro, serán las ánimas luzidas por razón de la divinidad y excelencia de Nuestro Señor Dios todopoderoso, que es figurado por el oro, que es preciado y generoso, <o> y significa las cosas celestiales y el Paraíso adonde no ay ninguna fealdad ni defecto, mas toda gloria y bienaventurança. [fol. 57r] Y dijo dixo más el santo ángel: que estas eran cosas muy excelentes, aunque encubiertas. Y no quiso dezir más por entonces el santo ángel, sino que si fuessen tenidas en reverencia y acatamiento y devoción serán provechosas para la salvación de las ánimas y provecho de los cuerpos, porque cierto el Señor puso en los dichos nudos mucha virtud, porque ansí como imbía del Cielo su virtud para consagrar el santo sacramento en las manos y ánima y entendimiento del sacerdote, por pecador que sea, ansí en su manera imbiará su bendición sobre los dichos nudos hechos por qualquiera religiosa de la dicha casa, por pecadora que sea, como desuso es ya dicho. Y qualquier que truxere sobre sí las dichas señales o las tubieren en su casa con devoción, ganará tanto como si se açotasse cada día todo un año (esto por la figura de los açotes tenidos en deboción) y, por la figura de la cuerda, gana tanto como si ayunasse todos los advientos y quaresmas y como si truxesse el hábito de san Francisco todo un año por penitencia [fol. 57v] de sus pecados. Y esto todo allende de las gracias suso dichas susodichas de la orden y d’esta santa casa. Y dijo dixo más el santo ángel: que acá los hombres de la tierra y personas entendidas entendiessen en tassar la limosna por cada una de las señales, para los que ansí quisiesen ser cofrades y tomar la dicha hermandad, pagando todo un año la limosna impuesta o todo junto los que lo tomaren por cinco años. Y dijo dixo más el santo ángel: que si la dicha cofradía no procurassen, que a su culpa fuesse, pues que la voluntad de Dios está tan largamente aparejada, ansí para la salvación de las almas como para el provecho de la dicha casa, en la qual era su santa voluntad de Nuestra Señora la Virgen María, que se á aumentado el culto divino antes que menguado. Y dijo dixo más el santo ángel: que permaneciendo la dicha casa, siempre pondrá en ella Nuestro Señor algunos espíritus aprovechados para su santo servicio y de su santa Madre.
Otra vez ablando a la dicha sierva de Dios Juana de la Cruz, el santo ángel la dijo dixo la [fol. 58r] manera del bendezir los cordones con sus nudos, y dijo dixo que en la dicha casa, como ya está dicho arriba, se haga la bendición de los nudos de la manera siguiente: después de hechas las insignias, hanlas de poner en una caxa o en cosa limpia sobre un altar, mientras se dize la missa encima, la qual dicha en la tierra, dijo dixo el santo ángel que Nuestro Señor les daría la bendición en el Cielo, que ansí se lo prometió Nuestro Señor a su bendita Madre y a nuestro padre san Francisco en presencia de los santos ángeles. Y dijo dixo más el santo ángel: que los dichos nudos aprovecharían para muchas cosas allende de las gracias de la ánima, que aprovecharán para mujeres de parto como para morir bien los que están en pasamiento, y también aprovecharán para otras algunas enfermedades espirituales y corporales en las personas que tubieren fe con los dichos nudos, hechos por manos de las religiosas de la casa.
[fol. 58v] Y más dijo dixo el santo ángel a la santa Juana de la Cruz otra vez hablándola: “No pienses que estas cosas son sin misterio divinal, porque te hago saber que, después que se acabó la era del año de mill y quinientos, acá el Señor, por ruegos de Nuestra Señora la Virgen María y de muchos santos, determinó de alargar algún tiempo más el curso del mundo; lo uno por que se acabassen de inchir las sillas del Cielo y lo otro por esperar las gentes a penitencia y conversión. Y quando esto otorgó a la Virgen María, como dicho es, díjoledíxole: “Madre mía muy amada, yo quiero mucho a mis cristianos, que son hijos de mi sangre, y por eso este pueblo christiano, que es amado de mí y de mi Padre, son herederos de mi reyno; mas no les han de faltar tribulaciones aun a los perfectos y buenos, quánto y más a los que fueren malos, y aun más tribulaciones passarán los buenos que no los malos en tiempos y en vezes, mas yo ruego contino a mi Padre por ellos, [fol. 59r] mostrándole mis cinco llagas en medio de mis pies y manos y costado. Y el Padre me dijodixo: “Hijo mío muy amado, querría que me dejases dexases levantar en mi fortaleza y dejame dexame oír a la tierra, que clama y anda quexándose que no puede sufrir tan largos tiempos servir a los hombres y a sus generaciones, porque ya sienten cansancio los cielos y estrellas, sol y luna de andar, y aguas y vientos y tierra de dar sus frutos, y las raýces de los árboles y yervas y semillas no tienen fuerças para producir, si de nuevo yo no se las doy. Pues ¿con qué justicia se lo tengo de dar, siendo las gentes tan malas en el mundo? Porque no solamente no sirven bien a la nuestra Magestad, mas aun trabájanse de despreciar y amenguar nuestro serviçio persiguiendo la Iglesia, la qual era razón de aumentar ya los nuestros siervos y siervas cathólicas, mormurándolos y tratándolos mal, tomándoles sus mantenimientos, los quales les avían de dar por que no defalleciessen en nuestro serviçio ni fuesen [fol. 59v] las órdenes y religiones santas disipadas. Que por cierto si esto no se guarda, que me levantaré”, dijo dixo el Padre, “y disiparé la gente y la destruiré y mandaré a los vientos y planetas, agua y tierra y sequedad y truenos y tempestades que los persigan y hieran de llagas y tormentos y temores y temblores, hambres y guerras y pestilencias. Serán açotados porque no guardan mi ley y mi fe y mandamientos. Y cada una de las personas pagarán por sí solo sus pecados, aunque las dichas tempestades y tormentos vengan en general.”.” Y la dicha revelación traýa el santo ángel escrita en un libro, y mandó a esta bienaventurada Juana de la Cruz que la escribiesse o hiziesse escrivir.
Otra vez le hizo otra habla el santo ángel, diziendo: “Ya te dixe que, después que anda el mundo fuera de era, vienen tiempos muy rezios, y ansí lo es aora en este tiempo que se dan estos nudos bendeçidos por el provecho espiritual de las almas y peligros de [fol. 60r] los cuerpos, y también tendrán virtud para las animalias. Y por esso es bien que algunas se hagan en lana o lino o algodón o estopa, para las bestias, por que las demás lleven las personas, pues Dios no hizo en la tierra criatura más noble como es el ánima racional, que ha entendimiento de ángel. Y por eso toda persona es criatura noble, y muy más noble si es cristiana y devota y en virtudes acabada”. Y assí feneció el habla del santo ángel por esta vez, bendiçiendo él mismo las figuras y insignias ya dichas. Añadió diziendo: “La confirmación de todo esto da el Príncipe de la Paz, que es dicho santo Padre, Christo nuestro Redemptor, a quien tubiere fe y devoción en lo ya dicho”. Y todo esto suso escrito fue dicho y demostrado a la bienaventurada santa Juana de la Cruz en el año de mill y quinientos y veynte.
Nuestra madre santa Juana tenía muy grandes coloquios con señor san Gabriel, y hablando de la santa encarnación le dijo dixo que, en tocando la campana del Ave María, en aquel instante visita él todas las [fol. 60v] imágenes d’este misterio que ay en todo el mundo, y que Dios otorgaba a ella y a todas sus hijas, presentes y por venir, todas las estaciones que ay desde esta casa de la Cruz hasta el postrer lugar donde comiença el linage de cada una, de suerte que si la monja fuesse del cabo del mundo todas estas estaciones gana él por ellas. Y díjoledíxole: “Diles que no sean perezosas en ofrecerlas, que con esta condición se las da el Señor, y que las offrezcan por sí y por sus próximos vivos y difuntos, y que por la flaqueça de las memorias las ofrezcan de tiempos a tiempos”.
Una imagen de Nuestra Señora de bulto, que está en una caxa encima de la portería de partes de fuera, habló con nuestra madre santa Juana.
Dijo Dixo Nuestra Señora a nuestra madre santa Juana: “Hija, di a tus hermanas que se traten con criança, que es parte de paz, y que lo que no piensan que es pecado, es pecado, que en el otro mundo se demanda hasta la torcida gorda del candil”.
También le dixo Nuestra Señora que estaban obligadas a rezar el officio divino las enfermas, en pudiendo [fol. 61r] alçar la cabeça de la almohada.
Estando mala una monja mandola el médico tomar una purga, y apareciole señor san Lucas a nuestra madre santa Juana [fol. 61v] y díxole: “No le den esa purga a la enferma, que le hará mucho mal, sino escriban al boticario que le imbíe unas píldoras agregas, y estará buena”. Y fue ansí que con las dichas píldoras sanó.
 
Díxole su santo ángel a nuestra madre santa Juana que paz, oración y silencio agradaba mucho a Nuestro Señor.

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