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María de Ajofrín

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| Fecha de fallecimiento || 1489
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| Lugar de nacimiento || Ajofrín, [http://catalogodesantasvivas.visionarias.es/index.php/Categor%C3%ADa:ToledoToledo], España
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| Lugar de fallecimiento || [http://catalogodesantasvivas.visionarias.es/index.php/Categor%C3%ADa:ToledoToledo], España
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=Vida manuscrita(1)Ed. de Celia Redondo Blasco
Ed. de [http://visionarias.es/equipo/celia-redondo-blasco/ Celia Redondo Blasco]; fecha de edición: julio de 2018.
==Fuente==
* Se han respetado los latinismos como oratión.
* Se han repuesto vocablos o grafías con corchetes ([ ]) cuando resultaba patente que no aparecían por un descuido del copista (en caso de duda, se ha respetado su ausencia).
* Se conserva ''dello'', ''desto'', pero se separa mediante apóstrofe cuando la forma aglutinada incluye el pronombre personal masculino singular: ''d’él''.
* Se ha conservado el uso de qu por ''cu'' (qual) y la grafía de la nasal n antes de la bilabial (grupos -np- y -nb-: ''honbre'').
* En cuanto al grupo de sibilantes, se mantiene ç ante a, o, y también ante e, i. Se respetan, también, los grafemas z, s/ss ante las distintas vocales.
Como por la voz de Nuestro Redentor es escrito en el Evangelio que la nuestra luz alunbre delante los hombres por que ellos viendo en nós las santas obras glorifiquen a Dios y sea glorificado el Padre Celestial, que es en los Çielos, no para que seamos vistos e alabados delante del Señor, quias son las maravillas e poder, el qual es maravilloso en los sus santos e inspira en las sus Escripturas espíritu de vida según la Divina Providentia, quando quiere e como quiere, porque todas las cosas que tenemos las recibimos dˈÉl según el Apóstol dize «todos somos dˈÉl llamados para ser obreros en la su viña», que es en la su santa Yglesia, la qual á de ser luz a todos los cristianos, según el partimiento de las sus graçias e dones a que cada [fol. 193v] uno dio, para que, con ello, fielmente trabajando, doblados y con usuras en fin de la vida, gloria suya y provecho nuestro, de nós los reciba. E por temor de no ser condenados con el siervo malo e sin provecho, que ascondió en la tierra el marco de su Señor, por el qual fue condenado con el gran derecho del ensalçamiento de la honra del Rei Soberano, e a provecho e enmienda de nuestras vidas, yo, el mui indigno siervo de los siervos de Dios, fray Juan de Corrales, prior de la Sisla de Toledo, recontaré e diré a honra y gloria de su Soberano Rei Dios, Nuestro Señor, las maravillas y secretos ocultos y manifiestos que por mis ojos vi y con mis manos traté y a personas dignas de fe y dignas de gran memoria oí, las quales Nuestro Señor quiso poner y demostrar en una pobreçilla sierva suia, virgen santa llamada María de Ajofrín en el monasterio y casa de doña María Garçía en la cibdad de Toledo.
===Capítulo 1. ==='''De cómo fue llamada desde su niñez al serviçio de Dios==='''
En la villa de Ajofrín, villa de la cibdad de Toledo, fue un varón que llamavan Pedro Martín Maestro y a su mujer Marina Garçía, los quales siempre temieron mucho al Señor, andando siempre en sus mandamientos. Y estos ubieron abundançia de los bienes temporales, de los quales naçió esta santa virgen, la qual el Señor, dende su niñez, para sí quiso y por destino llamola dándole grandes honras de amor con su santa ynspiración. E como sus padres e parientes la quixeron casar, e de muchos [fol. 194r] fuese pedida para casarse con ella, nunca ella consintió en ello, antes baronilmente resistió al mundo y a los parientes.
E porque no pudiese ser quitada del amor divino, siendo chica y de tierna hedad, sin consejo ni ayuda humanal,1 hizo al Señor voto de entrar en relixión. E tanta fue la fuerça que a los padres y hermanos hizo, que de todos fue aborrezida, e sobre aquesto lo hizieron la madre y hermanos mui gran sentimiento. E siendo de quinze años, su padre, con gran dolor, la sacó de su casa e la traxo a la cibdad de Toledo. E como entrase en la iglesia maior de la dicha çibdad, e no sabiendo qué se hazer, mandose llevar por inspiración divina al monasterio de doña María García, en el qual siempre conversó con mucha humildad e santidad, menospreciando mucho a sí mesma, e fue humillde con los humilldes, haciendo al Señor siempre de sí continuo sacrifiçio. Sin querer ella su deleite e afiçión fue siempre en la horación muy ferviente en el amor del Señor, derramando sienpre muchedumbre de lágrimas de sus ojos, con muchos suspiros, teniéndose por la más pecadora e indigna de las mugeres.
===Capítulo 2. ==='''De una visión que le fue demostrada cuando con devotión quiso confesar==='''
Viviendo como dicho es en esta santa conversatión algún tienpo, pasados más de diez años de su conversión, fue puesta sobre ella la mano del Señor. [fol. 194v] El qual quiso en ella e por ella demostrar los sus secretos e maravillas, algunos de los quales fueron vistos e manifiestos a muchas personas.
E como esta santa mujer rogase muchas vezes por el estado [fol. 195r] desta santa madre Yglesia, una noche quedó sola en el coro de la iglesia orando al Señor, e como rezase con atención, vio la arca en que está el corpus cristi ençendida en llama de fuego con gran claridad. E ardió por el espaçio de una hora, la qual, como acabase la oraçión, luego se amató y ella quedó mui espantada y atemorizada.
===Capítulo 3. ==='''Cómo el día de la resurretión comulgó un cordero vivo, tamaño como una abexita, en semejanza de pan==='''
Sábado Santo, víspera de la resurretión del Señor. Como desease mui mucho recibir el sacramento de la santa eucaristía, toda la noche de la fiesta no durmió ninguna cosa, antes se anduvo por toda la casa de lugar en lugar llorando y orando al Señor, demandándole limpieza y aparexo para reçebir tan alto sacramento. E como vinise el tienpo de la santa comunión y fuesse ayuntada con las otras hermanas delante del altar, recibió el santíssimo sacramento en semexanza de un cordero vivo en speçie de pan. E como lo recibiesse en la boca, sintió luego bullir e que andava de un cabo a otro como cosa viba, e ovo mui gran pavor, e tragolo con temor, e luego sintió cómo se le puso encima de las telas del coraçón y tanta fue el alegría y consolaçión que ovo, que diez días con sus noches no durmió, llorando y orando, y luego fue robada en espíritu.
Y dende entonçes se quedó [fol. 195v] que cada y quando que recibié el santíssimo sacramento se traspasaba y era rrobada en spíritu sin ningún sentimiento, quando más y quando menos, según adelante se dirá. E desde aquel día que comulgó el cordero, según dicho es, le dio el Señor este don y graçia, que cada y quando que comulgava le quedava un dulçor en el coraçón y en la garganta y en la boca. Según me dixo muchas vezes que no se le quitaba aquel dulçor por quarenta horas e me dixo que podía vibir en ese tienpo sin comer, e que muchas vezes lo hiziera si no fuera por cuitar la singularidad de los que lo viesen y entendiesen.
===Capítulo 4. ==='''De cómo fue robada en spíritu e cómo Nuestra Señora le puso el niño en las manos sobre un paño de seda==='''
El día octavo de la Resurretión fue robada en spíritu y vio cómo vino a ella un barón mui recto reverendo y honesto en hedad, vestido de una capa de seda colorada y díxole: «Ven, que te llama la reina»; y ella, pensando que la llamava la reina terrenal, no quiso yr con él. Él díxole otra vez: «Ven, que te llama la Reina del Çielo». E fue con él e fallose en una iglesia fuera de la çibdad, a do estaba Nuestra Señora, la Virgen María, con su hijo en los braços. E como la vio, hincóse de rodillas delante della y aquel honbre que la llamó, de la capa colorada, púsole un paño de seda en las manos. E Nuestra Señora puso el niño encima del dicho paño e dióle Nuestra Señora a otro honbre de menos hedad que fuese con ella e la acompañase, e díxole a ella la reina del Çielo: «Ve con estos varones a donde quiera [fol. 196r] que fueren».
E aquel varón de la capa colorada iva delante un poco, como que iva a buscar posada, e entrando a la çibdad llamava a las puertas que estaban çerradas y dava tres golpes a cada puerta e deçía estas palabras: «Abrí, que viene el Señor a posar en vuestra casa». E ninguno le abría e los que tenían las puertas abiertas corriendo las iban a çerrar, y deçían que no podían entrar allí porque estaban mui negociados con muchos libramientos, e otros decían que estaban mui depriessa e que no los podían reçebir. E desta manera anduvieron toda la çibdad que en ninguna casa hallaron posada. E bueltos por do fueron toparon con dos mugeres que iban caballeras en dos asnos e dos clérigos con ellas, e dixeron los dos clérigos a la muger que llevaba el niño en los braços: «Nosotros os acoxiéramos, mas vamos mui depriessa, mas mientra que venimos entraos en este establo». Y así le tomaron a Nuestra Señora el Niño de las manos de la dicha su sierva y con muchas lágrimas deçían así aquestas palabras: «Venido es el tienpo en el qual tan gran deshonra es venido a [e]l ''[5]'' Hijo de Dios, mas ia tienpo es que enbíe el Señor su ángel con azotes y aún que fiera a unos ''[6]'' y a otros con espada, e a otros con pena de fuego». E dize más esta santa mujer: que vio treçientas ánimas salidas de los querpos e no fueron más de tres al purgatorio de todas ellas, y las demás todas fueron al infierno. ¡Mas ay de aquellas que son pribadas de tan gran hermosura [fol. 196v] como es la magestad del Señor, e los sacerdotes que son dignos de maior reverencia que los ángeles, e por sus vicios son metidos en las honduras de las penas perdurables por su gran desconocimiento y vicios malos!
===Capítulo 5. ==='''De çinco procesiones que vio salir a una yglesia en la qual solamente fue celebrada una missa==='''
El día de la Açensión del Señor, después de dicho el oficio de los maitines e ido el convento a reposar, esta sierva de Dios se quedó sola en la iglesia, como siempre solía hazer. E como se llegase cerca del altar maior codiciando de hartarse de las migaxas que caían de la mesa de los ángeles en tan santa solenidad, con coraçón limpio e boluntad mui atenta, estando rezando fue robada en spíritu.
E fue llevada en un campo mui spacioso, hermoso e deleitable. La qual sierva de Dios toda estaba en sí misma admirada mirando que era lo que avía, y vido un gran claustro de mui altas paredes fecho de piedras mui labradas e polidas, y era de tan gran altura quanto los ojos humanos podían mirar; y dentro en él no vio nada entonces, pero después, mirando, vio que tenía çinco puertas de bidrio de colores moradas. En cada puerta era pintada la encarnaçión del Señor y la salutaçión del ángel. En cada una de las dichas puertas salía la muy maravillosa proçesión de mui reverendos sacerdotes, [de] sobrehumana natura, e cada una de las procesiones [fol.197r] llevava una cruz colorada como de oro, con candeleros de oro, y los ministros llevavan capas como convenía a la procesión.
E fue llevada en un campo mui spacioso, hermoso e deleitable. La qual sierva de Dios toda estaba en sí misma admirada mirando que era lo que avía, y vido un gran claustro de mui altas paredes fecho de piedras mui labradas e polidas, y era de tan gran altura quanto los ojos humanos podían mirar; y dentro en él no vio nada entonces, pero después, mirando, vio que tenía çinco puertas de bidrio de colores moradas. En cada puerta era pintada la encarnaçión del Señor y la salutaçión del ángel. En cada una de las dichas puertas salía la muy maravillosa proçesión de mui reverendos sacerdotes, [de] sobrehumana natura, e cada una de las procesiones [fol.197r] llevava una cruz colorada como de oro, con candeleros de oro, y los ministros llevavan capas como convenía a la procesión. Y estaba en medio del campo una casa mui hermosa, ansí como hecha materialmente, mui blanca, e de ninguno de aquellos era conocido aquel lugar. Al qual lugar todas aquellas procesiones fueron mui hordenadamente, y entraron dentro, y mirando al altar todos se inclinaron e se echaron en tierra cantando gloria in excelsis deo. El qual canto acabado, todos estuvieron en silençio, tanto que no se mirava uno a otro. Y en el altar estava Nuestra Señora, la Virgen María, en cuerpo y en ánima, teniendo en sus manos el su Santo Hijo vibo, ansí como lo parió. E Nuestra Señora deçía a altas vozes con lágrimas, y demostrava el su santo hijo al pueblo, y deçía: « He aquí el fruto de mi vientre, tomaldo e comeldo, que en çinco maneras es cada día cruçificado en las manos de los malos sacerdotes; la una es por la mengua de la fe; la otra es por la cobdiçia; la otra por la luxuria; la quarta por la ignoratia de sinples y necios sacerdotes que no saben discerner inter lopran & lepran ''[7]''; lo quinto por la poca reverentia que facen al Señor, después que le an reçebido». E dixo más Nuestra Señora: «Más sin reverentia es comida la carne de mi hijo de los indignos sacerdotes que el pan que es dado a los perros».
Y estas cosas de todos oídas, vino un sacerdote honrado por canas y hedad, mucho más que los otros, e vistiose para dezir missa, e como hordenadamente procediesse llegando al lugar para tomar la hostia para consagrar, Nuestra Señora le dio el su Hijo que [fol. 197v] tenía en los sus brazos, el qual se tornó en ostia. Como el saçerdote lo levantase en alto, fue visto como el rraio de sol y poco a poco se deshizo la ostia y se subió al Çielo. E recibiola el padre en su seno, e fueron hechos una mesma cosa e fue dicha una box del padre: «Aqueste es mi Hijo mui amado». Entonces, un saçerdote difunto, que fue cura de aquella casa de doña María García, conocido desta sierba de Dios, llegose a ella y díxole: «Esto que as visto hazer de la santa ostia significa aquellos que tan solamente reciben la forma del sacramento, e no la virtud y mérito del sacramento». E díxole más el saçerdote a esta santa virgen: «Ve y di por horden todo lo que viste a tu confesor para que lo diga al deán y al capellán maior para que de todos sea sabido, porque no carezcan estas cosas de mui grandes méritos». Y así desaparecieron todos.
===Capítulo 6. ==='''Del gran temor que quedó en su corazón y las dudas que le acaezieron==='''
Como aquesta santa virgen tornase en sí, tomó [cómo] aquesto podía ser, e que por ventura no fuese engaño del Enemigo que se transfigurava en ángel de luz. E sufría mui grandes angustias de todas partes: de la una parte, sentíase mui indigna para ver y dezir tan grandes cosas; e de la otra parte, afirmava ''[8]'' y dezía que en cosas tan maravillosas en ninguna manera podía pensar que el Enemigo pudiese poner asechanzas.
[Fol. 198r] Y afligida qué haría acordado, y pareciole más seguro no decírselo a ninguno. E como fuese a confesar, dixo a su confesor todo lo que avía visto, e como el confesor lo oió no le dio crédito, antes la menospreçió, que fue cosa de mucha admiratión, e prudentemente lo disimuló cómo que no entendía por no creer de ligeras fantasías de mugeres, con esperança que avría fin este negoçio para ser de ello más certificado.
===Capítulo 7. ==='''De cómo vio a nuestro Señor correr sangre de sus piernas==='''
Después desto susodicho, en el día del vencimiento de la cruz, acabados de dezir los maitines, ya que rompía el alva, según aquella me dixo, quedose sola esta santa virgen en la iglesia echada de brazos delante del altar. Y como fuese robada en spíritu, apareciole Nuestro Señor en figura de hombre e tenía la cara mui espantosa, e tenía vestida una sobrepelliz y una estola al cuello, y corríale mucha sangre de las piernas. Y el Señor allegose a ella, que estava de brazos delante el altar, e fízola alzar la cabeza y díxole así: «Como me ves corriendo sangre, ansí ando por las iglesias desde esta hora hasta que tañen a la plegaria». Y acabando de dezir esto, desapareçió.
===Capítulo 8. ==='''De cómo se vido puesta en una tormenta ''' ''[9]''===
El día de San Agustín, con mucha atención rogava al Señor esta santa virgen por todos. [Fol. 198v] Después de algunos días, fue otra vez traspasada en sueño y viose puesta en alto y colgada de las manos en un madero, en una gran altura, quanto la vista humana podía alcançar, e fuele dicho divinamente: «Aquí estarás, habla que prometas de dezir y recontar todas las cosas que viste y oíste». De lo qual ella no curó.
===Capítulo 9. ==='''De cómo vido carne y sangre en la boca de la Verónica que tenía pintada==='''
El día de San Agustín, con mucha atención rogava al Señor por todos los sacerdotes. Y como estuviese rezando y mirase a una Verónica que tenía en un libro pintada, por el espaçio de una hora vido en ella y sobre ella gran resplandor, y vio carne y sangre. Y desde que vio esta vissión tan maravillosa, ansí se le cerró el estómago, que desde aquel día en sanidad ni enfermedad nunca jamás quiso comer carne, ni se la quería tener el estómago; su manxar era pasas y cosa de dieta. La qual Verónica le tomó su confesor e la sierva de Dios fue mui maravillada desto, e puesta como fuera de sí. E aflixiose mucho por todas maneras de penas por que el Señor más manifiestamente le descubriese esta palabra e le mostrase quál era su voluntad.
===Capítulo 10. ==='''Cómo Nuestra Señora le mandó que rebelase las cosas que avía visto==='''
En fin del mes de setienbre caió esta santa virgen en una mui gran enfermedad y no aviendo esperança de vibir, ni menos de salud, salvo para ir a la güesa. [Fol. 199r] Y fue traspuesta ansí, como muerta, por espacio de tres horas, e las hermanas de la casa que estaban presentes dávanle tormentos por que despertase, y echávanle agua hirviendo sobre los pies, que casi los quemaron.
La qual, estando ansí, sin ningún recordamiento, fue robada en spíritu al capítulo primero, adonde vio el claustro e proçessiones. Y como fuese por el camino, vio cómo encontró con el Enemigo, e quisose llegar a ella; y ella vio luego a Nuestra Señora que enpuxó e increpó al Enemigo con su mano propia. Y la Señora tomola por la mano y metiola en el dicho claustro, dentro del qual vio salir las primeras dichas proçesiones, y díxole Nuestra Señora: «Este es el lugar a do te fue mandado que dixeses aquellas cosas que avías visto, pero otra vez de parte de Dios tomando, que lo que entonzes y agora as visto lo digas y requentes a tu confessor y no se lo ascondas, y él se lo diga a los otros varones católicos suso nombrados, y ellos lo digan al arçobispo y sea sabido por todas las partes de la santa Yglesia, y sea sonado y divulgado». Y díxole más Nuestra Señora: «Ya el hijo de Dios no puede sufrir las injurias y escarnios que le son hechos en la Iglesia por los malos sacerdotes». Estas e otras cosas muchas que esta sierva de Dios vido y hoió ella misma las siente, y otro ninguno no lo puede dezir ni sentir.
===Capítulo 11. ==='''Cómo dixo todas estas cosas a su confesor Juan Velma==='''
Como dixese todas estas cosas a su confessor, [fol. 199v] él se demostró con prudentia, madureza de corazón, y dixole: «Ya é mirado todas las cosas que me avéis dicho y todo el proçeso, y esto a basta a mí para lo creer, mas enpero para que io lo aia de dezir y revelar como vos dezís a aquellos venerables barones, y que para ellos y otros sea manifiesto y dibulgado, para que de ello venga remedio y reparo, y para que estas cosas no sean vistas ni juzgadas como cosas locas y vanas, como se deçía de las Marías que anunçiaron la resurrectión del Señor, mui manifiesto es ser neçesario que vos deis señal para ser creída que venga de la mano de Dios, que así como los judíos pidieron señal a Jesús excelentísimo Señor Nuestro del Çielo para creer bien». Así dixo el saçerdote: «Pido yo a vos señal del Çielo para conozer la verdad de aqueste hecho y para que mexor sea creído lo que puede ser dubdoso; por ende, concertad vos esto con el Señor».
Y como la sierva del Señor oviese estas cosas, fue mui turbada y dio muchos suspiros y gemidos, y propuso en su corazón de responderle por carta, lo que después así cunplió.
===Capítulo 12: ==='''De las cosas que divinamente halló escritas en su regazo==='''
Como de las cosas susodichas su corazón estuviese mui turbado, sentíase muy afligida y quebrantada, y andava de lugar en lugar por toda la casa. Y no pudiendo hallar lugar de consolatión, como pasase por un lugar a do estava una ventana, según ella me dixo, vio estar en ella un [fol. 200r] pliego de papel blanco. No sabiendo quién lo avía puesto y tomolo y metiose en un sótano do algunas vezes poníen la leña, y asentose mui afligida, y arrimose a una pared, y vio súbitamente una claridad que resplandezía y daba el resplandor en el papel, y ella me dixo que no sabe quién le tomó su mano y escribió dos cosas: la una, para el qura; y la otra, para los venerables a quienes tal cosas se avían de dezir, siendo muy clara verdad y cosa mui cierta y manifiesta que ella nunca supo escribir, ni ai en todo Toledo quien tal letra hiciese. Y esta es manifiesta verdad, y como las cartas fuesen escritas, hallolas ella cabe sí y desapareçió la claridad.
Y dobladas las cartas, metióselas en las mangas, y como fuese a sacar una caldera de agua de una tinaxa, una carta caió dentro y detúbose en el ayre y no llegó al agua. Y una destas cartas ubo y tiene el capellán maior con mucha veneratión y onra, según el qual me dixo que poniéndola sobre tres enfermos de diversas enfermedades, luego fueron sanos.
E como ella diese estas cartas al dicho su confesor, él fue muy maravillado,1 ''[10]'' maiormente porque sabía que ella no sabía escrebir, ni avía persona en la casa que tal letra hiziese, de lo qual se pondría afirmar ser escritas divinamente y no humanal. Y hovo mui gran espanto en su coraçón, e vio en su carta cosas que otro no las sabía sino él, mas ni por esso no tubo osadía para lo divulgar porque no avía llegado el tienpo que el Señor avía puesto y dudava como Santo Tomás.
Por poder [fol. 200v] quitar la dubda a todos, y como el dicho confesor no tuviesse lugar para la hablar, escribióle a ella diziendo que no podía creer que ella escribiese aquellas cartas, con intentión de sacarla a público e a manifiesto. De lo qual, ella uvo gran sentimiento y dolor, y tuvo esto por mui malo y áspero, y quexose de ello al Rei del Çielo.
Vençido el Señor por su plegarias y llenas su orexas de las sus [fol. 201r] rogativas, plúgole de la visitar en muchas maneras. Quiso que fuese parçionera e mediadora de los tormentos y passión que su hijo, Jesucristo Nuestro Señor recibió e pasó en la su santa pasión con señales mui manifiestas, las quales no fueron vistas en nuestros tienpos ni en muchos de los santos, según que adelante se dirán.
===Capítulo 13==='''De cómo se propuso de no dar aquellas cartas a ninguna persona''' Como ella viose aquella maravilla de la una carta que caiera en la tinaxa y no se moxara, pensó de no la dar a nadie. Y una noche tornose a aquel sótano con intención de la trasladar como ella supiese, y llevó papel y una ollita con lunbre para encender una candela que llevava muerta, y luego súbitamente se encendió sin llegar a la lunbre. Y así como enpezó a escrevir la carta, vínose tanta sangre de nariçes que no se pudo restañar por espacio de una hora, y puso la carta en las sienes y luego cesó la sangre. Y el día de la Conceptión de Nuestra Señora, estaba una niña muerta más avía de siete horas, y ella enbió aquella carta con mucha fe para que se la pusiesen, y luego que se la pusieron resuçitó y enpezó a bostezar, y bibió después por luengo tienpo. Y una mujer, tenía el pecho abierto, e como se la pusiesen enzima, luego fue sana. Y un clérigo iva a Santiago y llevava consigo la dicha carta con mui grande devozión, y caió en un brazo de mar e toda la ropa se mojó, mas la carta nunca se moxó. ===Capítulo 14==='''De la comunión que hizo el día de los Santos y de las penas que le fueron dadas''' [fol. 201v] El día antes de la Fiesta de todos los Santos rogó a la hermana maior que ansí como comulgasse la pusiese en una casa adonde no oviese ninguno conoçiendo por spíritu lo que le avía de venir. Y como recibiesse la santa comunión antes que sestias pusiesse, tan grande fueron los sus lloros y suspiros y golpes del coraçón, que en sí mesma sintió que ninguna criatura humana lo podría sentir. Y hizo tan grande fuerça en sí misma por que las cosas que sentía de dentro no fuesen sabidas ni oídas, ansí como la cuba hierbe sin respiradero que mui de ligero rebienta, ansí ésta rebentó por encima de la cabeza, y lo que no pudo salir por la boca salió por las llagas que encima de la cabeza le fueron hechas. Y en la frente le apareció una tan cuchillada que pareçía ser abierta con navaja, la qual estubo muchos días abierta, y de muchos fue vista, y nunca recibió benefiçio ninguno de medicina humana. Y abriósele el celebro por parte de detrás, y partiósele el cafeo por medio quedando el quero de ençima sano (lo qual yo i otras persona emos tratado e conoçido), lo qual nunca se le çerró.  Y sintió dello tan gran dolor y pena que le llegó a par de muerte, lo qual vieron los testigos que adelante se dirán, y notario. Y como esto fue hecho, acabada la comunión, luego fue traspuesta fuera de desí y pribada de todos los sesos humanales y estuvo allí por espaçio de quarenta horas. Y en este tienpo que estubo ansí, aviendo las hermanas conpasión della, probaron de dalle algunos tormentos, metiéndole plumas en las narizes hasta arriba, que le hizieron llagas de dentro, y en las manos, y en los pies, y en todos los otros mien- [fol. 202r] bros le daban pena por la hazer tragar alguna cosa de comer, y tanta fue la fuerza que le hizieron que le quebraron una muela. La qual, estando en este tan gran tormento, la noche de los Finados dio muy grandes gemidos, por tres vezes u quatro, e hizo mui grande estremecimiento en el cuerpo. La qual, estando ansí, fue llevada al trono del Rei Celestial a do vido cosas de gran espanto, que lengua humana no puede dezir, e vido un rei mui espantable estar en un mui gran trono, ante el qual estaban muy grandes gentes de diversas calidades e de maravillosa hermosura, y el rei tenía atravesado en la boca un cuchillo agudo de entreanbas partes, y fue dicho a ésta: «Pobreçilla, ¿ves el quchillo que está de anbas partes agudo, que está en la boca del rei Sepas que significa la grande yra que tiene sobre la Iglesia y sobre los prelados y rexidores della». Y fuele dicho: «Ve y di aquellos varones lo que te à sido mandado, que porque echan en olvido y son negligentes en qumplir lo que les es dicho y demostrado, no curando de la vox divinal, como si fuesse cosa de los honbres amenázolos una vez y dos, so pena de la divinal sentencia, que dexadas todas las cosas, luego tomen camino e lo digan al arçobispo de la iglesia. E venga por sí mesmo e ponga gran remedio en aquellos çinco pecados suso escritos, conviene a saber: en la mengua de la santa fe, y en la cobdiçia de la luxuria, y en la ignorancia y mengua de reverentia, en los quales pecados cada día es blasfemado y crucificado Nuestro Señor Jesucristo, hijo de Dios y que destruyga [fol. 202v] ''[11]'' las herexías desta cibdad y de los clérigos, y haga çerrar las misas que dizen en casa de los legos porque es gran deshonra y escarnio al qulto divino. Y esta señal del cielo te da porque seas creída en estas cosas que has visto y en las pasadas, y este quchillo que es en la boca de Dios poderoso traspasará tu coraçón y ará en él llaga, y saldrá sangre biba que será verdadero testimonio a todos, y tú serás remediadora y parçionera en la passión del hijo de Dios». Y así fue luego hecho. Y luego halló ençima del coraçón tan gran dolor que dezir no se puede, e de tan gran abertura y grandeza era la llaga que pudiera caber por ella la cabeza del dedo pulgar de un honbre. Y duró abierta esta llaga veinte días enteros y los viernes corría mucha más sangre que todos estos días. Y con paños puestos en la llaga, corría sangre hasta la pierna, en la qual llaga nunca apareçió gota de materia, ni tampoco se puso medicina humana, sino los paños linpios, unos ensangrentados y otros puestos. Y la sangre era tan limpia y viba y tan colorada, que no podía ser más, como lo demuestran los paños que tenía en la llaga, los más de los quales están en mi poder.  La qual llaga quiso absconder la santa virgen, y callolo todo lo que pudo y fuese dicho divinamente que lo dixesse y demostrase a las señoras matronas, la hermana maior y doña Teresa, a las quales mostró los paños sangrientos. Y como desto fuessen maravilladas, llamaron en secreto al confesor, el qual puso silencio en la casa quanto pudo y ninguno de fuera lo supo. Y abiendo reçelo en dicho clérigo, no fuesse alguna cosa [fol. 203r] fingida, por quitar toda dubda mucho trabaxó por saber la pureza de la verdad y vió la dicha llaga y creió y fue lleno de mui gran maravilla y en quanto él pudo lo tuvo secreto, mas revelolo a testigos mui honrrados y dignos de toda fe, que dello fielmente diessen testimonio. El uno era el deán de Toledo, y el otro, el capellán maior Señora Minaia, y el dicho cura y las dos matronas de la cassa y con ellas un notario público de la cibdad, para que con todos diesse testimonio verdadero. Las quales seis personas por sus ojos lo vieron y con sus manos la llaga palparon, la qual estaba reçiente y sangrienta, y lo paños sangrientos, como ellos lo manifiestan. Y el propio capellán maior sacó de la llaga con sus propias manos gran copia de hilas en biba sangre vañadas, las quales están en mi poder. Y todos miraron con gran diligentia que aquella llaga era divinal y no humanal, la qual sierba de Dios sufrió con gran tormento e pena, así de dentro como de fuera. Y estando ella en su cama, tan honestíssima que cosa de su cuerpo no se bio mas que la llaga por una sábana abierta, la qual llaga vieron todas las personas susodichas; y estuvo abierta, como dicho es, por el espaçio de veinte días, y ella se çerró sin medicina humana. Y quedó la señal de la abertura en el lugar a do estaba la llaga, a la qual duró el dolor muchos días. ===Capítulo 15==='''Del dolor que sintió en los pies y en las manos, como si por ellas se fueran metidos grandes clavos semejantes a los de Nuestro Señor''' Como la sierva del Señor estuviesse mui afligida de las cosas susodichas, estando echada en la su cama con muy gran dolor maiormente del costado, me dixo cómo sintió [fol. 203v] que alçaban el cuerpo del Señor en el altar por el son de las canpanillas, y hizo fuerza a la flaqueza y levantose de la cama y hincó las rodillas a un ymagen de un cruçifixo que tenía allí pintado en un papel, horando con gran fervor de corazón. Y fue tan grande el dolor que sintió en las manos y en los pies y amortiguamiento en los braços y piernas que dezir no se puede, como si se fueran con grandes clavos traspasadas las palmas. Y como estuviesse con aquella angustia, pareçiole que le transpasaban la mano izquierda, y tan grande fue el dolor que sintió, que puso el dedo pulgar de la mano derecha en la palma de la mano izquierda y mui sabiamente la ascondió que nadie lo viesse, traiendo la mano cubierta con un paño de lino, sin ninguna medicina humanal, la qual llaga tuvo por el espaçio de quarenta días y quedó la señal en la mano, la qual ella me mostró y io la vi con mis ojos. ===Capítulo 16==='''De la corona de dolores que sintió en su cabeza en remenbranza de la corona de Nuestro Señor''' Por que suçesivamente sintiose en su cuerpo las insignias y dolores de la passión del Señor, allende de los tormentos que en la cabeza tenía, supitamente sintió un mui grande y n[u]ebo dolor, y manifiestamente fue visto de gruessas gotillas en manera de tachones le çercaron la cabeza en derredor; y por cada una de ellas sentía que le metían un clabo de fuego que le duró muchos días como quiera que le trían e ponían por la dicha cabeza e llagas mediçinas de diversas maneras, mas nunca ninguna le aprovechó porque no era razón que las cosas [fol. 204r] hechas por la mano de Dios recibiessen sanidad con yndustria humana. ===Capítulo 17==='''De cómo divinalmente fue robada en espíritu y cómo fue azotada''' Como de estos tomentos susodichos el cuerpo estuviesse mui flaco y atormentado, no contento el Señor del trabajo susodicho, diole otro tormento grave para que remediasse al Señor y fuese mandado divinalmente que todas las cosas que avía visto revelase a las personas susodichas. El primero día del año, que es el día de la çircunçissión, y ella conoçiendo ser tan indigna y ser nada delante del Señor, respondió que tal cosa no haría y que antes consentiría la muerte que façerlo, y decía que quién era ella para facerlo ni dezir tales cosas, que más pareçía escarnio que no verdadero testimonio.  Y ese dicho día hizo voto en la iglesia y prometió de no lo dezir a ninguna persona, e la noche siguiente fue robada en espíritu y fue llevada delante de un gran juez, de cara mui espantable, delante del qual estaban muchos, y de un braço la tomó el ángel San Miguel y del otro la tomó San Juan Evangelista, a los quales ella sentía gran devoçión. Y como el juez gravemente la reprehendiesse de su dureza y desobediençia, mandó a un ángel que le açotase; la qual fue tan duramente açotada por las manos y espaldas y los demás mienbros del cuerpo, que apenas cabía ninguna cosa entre uno y otro mienbro del cuerpo y no parecieron llagas ningunas ni ronchas, mas todo el cuerpo estaba maçerado, lo qual todo le duró en el cuerpo quince meses, poco más o menos, lo qual no leemos de santo ninguno que tal pasase.  Esto nunca le dixo a ninguna persona y como la hermana maior le metiesse la mano para endereçarle una toca, halló con [fol. 204v] la mano las dichas señales y fue maravillada, y reprehendiéndola mucho pensando que ella se matava con cruel penitençia, por la qual ella le ubo de confesar la verdad de todo lo que acaeçiera. Y ansí fue conpulsa a lo revelar según arriba es dicho. ===Capítulo 18==='''De cómo fue llevada a purgatorio y de las cosas que en él vio''' En el transpasamiento que estuvo traspasada de las quarenta horas, quando le fue dada la llaga del costado, dixo esta santa virgen que la llevaron por las penas del purgatorio, en el qual vio tan orribles penas y tormentos que ninguna lengua humana las puede dezir ni esplicar, que tan grandes penas y tormentos sufrían los que allí estaban de mui dolorosos gritos y gemidos , bozes y llantos, y muchas figuras de diversos animales mui fieras y espantosas y abominables, que no ai hombre que las pueda ver que no muera luego de espanto, y antes fallecerían las lengua y tienpo que materia de dezir.  Y de las penas que aí dize que vio muchos gusanos, mui grandes, de diversas maneras, los quales corrían la tierra, que apenas cabía entre ellos la planta del pie. En los quales vio uno de largo de un palmo de un honbre y de anchura de tres dedos, y este tenía ronchas de fuego por el cuerpo y traía unas uñas mui grandes. Y deste gusano tan solamente preguntó al ángel que estas cosas le mostrava, y respondiole: «Este es el gusano que roe la conçiençia, que quando el hombre vibe y comete algún mal, entonçes ponesele la conçiençia entre el seso, y la conçiencia remuerde e quita que no se haga el mal que dize el alma a la razón. Y dízele: «Malo es esto que quieres hacer». Y muchas veces es cegada [fol. 205r] y vencida la rrazón por la cobdiçia del pecado. Y esse es aquel gusano que roe la conciençia y roe las entranas y aqusa el ánima, ''[12]'' y esta es una de las maiores penas que sienten los danados, porque pudieran hazer bien como ficieron mal, y por sus culpas merecieron tan gran pena». Y uno de aquellos gusanos allegávase a ella abierta la boca, y quisola morder en el pie, mas los que estaban con ella no le consintieron morder, mas tan solamente permitieron que el gusano mordiesse tan solamente debaxo del dedo meñique, y sacó con la uña un pedazo de la carne del pie. Y ansí lo tiene mordido y hecho un hoio en el pie. ===Capítulo 19==='''De cómo en las dichas penas del purgatorio vio un clérigo penar''' Andando esta virgen por el purgatorio vio un clérigo, que era vibo y era cura de ánimas, en una pena de gran afliçión y vio que una grande serpiente mui espantosa que tenía dos cabezas lo tenía atado y ''[13]'' cercado alrrededor, y ponía la una boca en el espinazo y la otra apegada en el estómago. Y cerca del clérigo estaba un gran dragón mui orrible y espantable, el qual tenía encima de el espinazo una esportilla en la qual estava un niño que dava mui grandes clamores y gritos, demandando justiçia al Señor de la pena que sufría y esperaba sufrir por la culpa de aquel clérigo. Y como esta santa virgen preguntase qué pena era aquella, fuele respondido: «Aquel es un niño que por culpa de aquel [fol. 205v] sacerdote murió sin baptismo siendo él su cura y demanda d´él a Dios justicia». Ella, estando mui espantada, hizo horaçión por aquel clérigo y dende a ocho días, otro día, estando diciendo missa aquel saçerdote, en acabando de alzar, fue traspuesta y vio aquel sacerdote que tenía ceñida al cuerpo una mui grande serpiente con tres cabezas: la una se comía el corazón, la otra, la lengua y la otra las espaldas. Y aquel niño clamava ante él y dezía: «Por tu causa no veo al Señor y por ti morí yo sin baptismo y soi apartado de tan gran bien y deste gran cargo no alcanzarás perdón». Y desde a tres días, esta sierba de Dios llamó al saçerdote y díxole lo que vio, y él se espantó tanto que se le quitó la habla por espaçio de media hora. Y ella, de que le vio tan sin esfuerzo, esforçole, y él díxole que estaba mui espantado coómo aquel secreto le avía mostrado Dios, y conoçió ser verdad esto, así como otras cosas muchas que ella le dixo en que ofendía mucho a Dios. Y confesó este sacerdote a esta santa muger que otro día, quando volvió la hoja del misal, vio en el santo crucifixo çinco gotas de sangre. Y dende çinco años murió el sacerdote, día de San Miguel y encomendole ella mucho al Señor; y dos días antes de San Francisco hovo ella un gran miedo, que le pareçía que estava cerca della un mui gran bulto. Y el día de San Francisco, a la mañana antes que fuesse el día, viole mui espantable y díxole cosas mui señaladas que estaban entre él y otra persona en secreto, las quales supieron ser verdad. === Capítulo 20===[fol. 206r] '''De cómo vio que llevavan el cuerpo de Nuestro Señor a un herexe''' Entre otras cosas que la santa contó que escribir no se podían, me dixo lo siguiente: En el día de San Marçial Apostol, acabados los maitines, fue llevada en espíritu, e viose con otra su hermana que llevava por compañía, que pasavan por la iglesia maior, e vio toda la clereçía con gran solenidad que llevavan el sacramento a un enfermo, y saliendo por la puerta que va a un mercado apareçió a esta santa muger un mançebo mui fuerte vestido con unas vestiduras blancas, cavallero en un cavallo blanco, y díxole con palabra mui acelerada: «Corre, ve y di a los señores clérigos que tornen con la eucaristía a la iglesia porque aquel enfermo a quien la llevan es herexe». Y fue ella corriendo, y como buscase alguno de los que ella conoçía para se lo dezir, no halló a ninguno, y encontró con un reverendo señor, al qual dixo esto, y díxole aquel señor: «Calla y no oses decir tal esa, por ventura no nos maten a todos». Y díxole aquel que estava en el cavallo, mui feroz: «No sea en vos ninguna dubda ni temor y en todas maneras se torne el corpus cristi porque aquel honbre es herexe», y dixo a la santa virgen: «Y aquesto te será en señal que te digo la verdad: que verás hoi en la misa destilar sangre de la ostia». Y ansí se tornaron para la iglesia. Y después de esto, en este día, vio esta santa virgen en la missa con los ojos abiertos la ostia llena de sangre [fol. 206v] en las manos del sacerdote, quando levantava la ostia al pueblo para que la adoren con devotión los cristianos. ===Capítulo 21==='''De otra revelaçión que vio estando delante de Nuestra Señora en la iglesia maior''' El día de la concepción de Nuestra Señora, estando esta virgen del Señor esa noche mui ahincadamente rogando por la clereçía de la Santa Iglesia, fue robada en espíritu y puesta en los amortiguamientos que suele; y pareciole que estava en la iglesia maior y veía a Nuestra Señora viva en carne, puesta en mui gran altura, y ella estaba cerca de Nuestra Señora, acompañada de San Miguel y San Juan Evangelista. Y desde aquella altura hasta abaxo avía gran profundidad y decendían cinco cordeles y atrechos ''[14]'', puestas penas de fuego mui espantables, y debaxo un poço negro y hondo.Y aquel pozo tenía una boca de la qual salía un río, en el qual río estaban tres animales mui crueles. Y por aquellos cordeles venían muchos clérigos, entre aquellas penas, dando muchas vozes a Nuestra Señora, y desque caían en pozo perdían la forma de hombres, y los que pasan en el río luego son tragados de las animalias.  Y viendo esta virgen estas cosas, suplicava a Nuestra Señora que uviesse misericordia dellos; y como quiera que avía mançilla de todos, pero en particular la avía de un gran prelado que veía ir en las penas con los otros, con maior pena i tormento se afligía delante de Nuestra Señora que por reverentia de aquella hora [fol. 207 r] en que fue hecha arca y silla de la Santa Trinidad, que le plega de sacar a aquel prelado de las penas en que va. Y ella, hoídas estas cosas con muchas lágrimas y devoción, rogó a Nuestra Señora por él y repondiole Nuestra Señora que ansí como San Gregorio forçó la voluntad de Dios sacando a Traxano del infierno, por esta causa quedó con el dolor del estómago. Y ansí quedara esta virgen, por las plegarias que hizo por aquel prelado, abierto el çelebro de la cabeza en testimonio para que lo viese el pueblo que avía forçado la voluntad de Dios. Y preguntó la santa virgen a los señores sobredichos que por qué le aconsegavan a ella que rogase a Nuestra Señora por el salvamiento de aquel prelado, e por qué no se lo rogavan ellos y respondieron ellos que más poder tenía ella o qualquier que con firmeza y devotión rogase al Señor para forçar su voluntad que ninguno de los que estavan con Él en el cielo, porque los que estavan en la gloria saben la su voluntad del Señor y no irán contra ella. ===Capítulo 22==='''De cómo le apareció Nuestro Señor en figura de niño visiblemente''' Como esta sierva de Dios estuviesse enferma en la cama en la Quaresma, deseava mucho recibir al Señor, y no lo pudiendo aver por no ser singular, afligiosse mucho, y rogaba al Señor con lágrimas, deseando poderse levantar a oír missa. Y a la hora del alva, sintió cabe sí un niño mui hermoso, y como lo vio turbose y no osó llegar a él. Y tan maravilloso lo vio, que se le turbó la habla, y como pudo demandole [fol. 207v] si era San Miguel, y el niño meneó la cabeza y no la respondió; y preguntole si era San Francisco y él sonriyose. Y preguntole quatro vezes que le dixese su nombre y Él dixo: «Yo soi mui poderoso y el mi nombre es mui maravilloso». Y allegose a ella el santo niño i diole paz en su boca y púsole la mano en la cabeza y díxole: «Sana eres de todas tus enfermedades, levántate e irás a missa». Y desapareció; y ella, quedando llena de gran consolaçión y alegría espiritual, levantose y hallose sana de todas sus enfermedades, maiormente de las calenturas que tenía y del dolor de la cabeza que padezía y de postillas que tenía dentro de las narizes. Y más me dixo esta santa virgen, que sintió el dolor en los pies y en las manos como si fueran clavos. Y desde aquel día, particularmente los viernes, sintie gran dolor en los dichos mienbros, desde la mañana hasta después de vísperas, que no pudíe hazer nada con las manos, ni comer ningún mangar hasta después de vísperas, que se le avía quitado el dolor.  ===Capítulo 23==='''De cómo recibiendo el cuerpo del Señor fue llena de resplandor visiblemente y fue sana de sus enfermedades''' En el año de ochenta y çinco enfermó esta santa virgen, en el mes de agosto, de ericiaones ''[15]'' y calenturas, y pasada la octava de nuestro Señor San Xerónimo, caió en la cama con dolor de costado, y echaba sangre por la boca, y aborreciendo todo consejo de médicos, atreviosse a tomar çinco píldoras y sintiose puesta en [fol. 208r] la hora de la muerte.  Y en aquellos días pareció arrincársele el ánima, y pusose sobre la llaga del corazón e apareciose la mano de San Miguel que se la tenía allí apretada. Y ella estava mui desfallecida porque avía muchos días que no comía y avía tenido muchas cámaras de sangre, y la mano del ángel que tenía encima del coraçón le dio esfuerço para hablar y confessar y recebir los santos sacramentos, y rogó a la hermana mayor enviase que por mí para que la pudiese remediar y dar los savramentos. Esto fue un sábado, en el qual, pensando ella cómo yo le avía de ir a dar los sacramentos, que deseava ella mucho ya ser salida de aquesta vida y del tormento de la carne y con mucho ahínco encomendava al Señor de la casa de la Sisla y de doña María Garçía, y vio en visión a un religioso de la dicha casa, que iba a decir misa en el dicho monesterio. Y cuando llegó a las palabras de la sacra diçe que vio en aquel traspasamiento que tenía cómo nuestra Señoría dava a aquel relixioso con mucha alegría el niño que tenía en los braços y vio cómo el sacerdote lo partió en tres partes, y era el Santo Niño vivo y alegre en cada parte, y de ambos braços le sustentavan los ángeles con mucho resplandor en el altar, y veía a Santa Caterina y a Santa Bárbara que le dezían: «Mañana, lunes, a las nueve horas recibirás el Señor en este resplandor que aquí ves y serás sana».  Y ansí fue, y como yo la fuese a confesar [fol. 208v] fui della mui rogado que no me partiesse de la cibdad hasta otro día, porque si el Señor la llevase fuesse presente a su muerte e que si aquella noche no muriese del todo quedaría sana. Lo qual todo ansí fue hecho, y como recibiesse de mi mano la santa comunión y me bolviese con el santo sacramento para se lo dar, vio en mis braços y en mis pies un mui gran resplandor; y como una niña de quatro años que apenas pudié hablar estaba allí con su madre, vio con sus ojos aquel resplandor, lo qual dixo a su madre, con mui gran ahínco, cómo viera en mis manos y en mí y en la santa muger mui gran resplandor, ansí como el sol que está en el cielo. Lo qual, como su madre viesse, lloró muchas lágrimas con devotión y no fue mui gran maravilla que la inocencia de tan tierna hedad viesse con ojos corporales, los que nosotros pecadores así ver ni comprehender podemos, lo qual dixo la niña muchas vezes todo lo que viera. Y como recibió el cuerpo del Señor con grandes lloros, luego fue robada en espíritu y perdió todo el sentido, y estuvo nueve horas sin ningún sentido. Y como fuesse despertada como por fuerça y abriese los ojos, empezó aquel verso: «Benedic anima mea domino», y todos los dolores y enfermedades que antes tenía, de todos se halló sana y libre, así de dentro como de fuera, pesándole mucho, porque tornaba a esta vida. Y como io la importunase que tomase algún mantenimiento para dar vida a la vida humana, ella me respondió que no avía voluntad de tomar ningún manjar [fol. 209r] porque por el espacio de quarenta días desde que recibía el santíssimo sacramento, con la suavidad y dulçor que sentía, vivía sin manjar humano. Y más me certificó que vio un sacerdote que avía dicho missa en su capilla, y quando salió del vestuario para el altar, le ponía Nuestra Señora, la Virgen María, encima de su cabeza muchas guirnaldas de flores y de rosas y clavelinas, de lo qual ella recibió gran consolación. ===Capítulo 24==='''De cómo con su mano sanó una herida de la qual corría mucha sangre''' Estando una de las hermanas de la casa puniendo una sarga en una pared, subió en una escalera a poner un clabo con un medio ladrillo para lo hincar, y calló el ladrillo y dio a una de las hermanas en la cabeza, que estaba cabe de la escalera, el qual se hizo tan gran golpe y llaga que la corrió mucha sangre. Lo qual, como esta sierba de Dios lo viesse, fuese para ella y puso su mano derecha encima de la llaga diciendo tres vezes el nombre de Jesús, y hinchósele la mano y dedos de sangre y cessó de correr y no salió más y juntósele quero con cuero sin otra medicina. ===Capítulo 25==='''De cómo sanó a su madre de una gran enfermedad''' En el lugar de Axofrín, como un hermano de esta sierba de Dios corriese un cavallo, caió el caballo con él y ansí el cavallo como el caballero quedaron [fol. 209v] mui atormentados de la caída, y tanto fue, según él me dixo, que la silla se hizo pedazos. Y el dicho su hermano uvo gran pasión en los ojos y como su madre estuviese mui triste por la muerte de otro su hijo, que poco avía que era muerto, y supiese lo que había acaecido, al segundo doblole el dolor y tan grande fue que se le torcieron los ojos y boca en gran grado. Y como dende algunos días, esta sierva de Dios supiese lo que a su madre avía acaecido, uvo de ello mucho pesar y fuese para el altar de Nuestra Señora, lo qual mandó hacer la dicha su madre, y suplicole con muchas lágrimas por la salud de su madre.  E inspirada divinalmente, respondió a quien le traxo estas nuebas que el domingo siguiente sería sana por la virtud divinal. Y ansí fue hecho. ===Capítulo 26==='''De la claridad divinal que le fue mostrada en el mes de noviembre, año ochenta y çinco''' Como estuviese esta santa muger de contino mui fatigada de muchas y mui continuas enfermedades, acostada en su cama, fue forçada y robada en espíritu el día de Santa Cecilia. Como contemplase en aquel tan gran milagro que Nuestro Señor hizo a Santa Çeçilia, que les truxo dos coronas, una a ella y otra a Valeriano el santo ángel del Çielo, y como estuviera hablando con ellos, levantose esta santa muger ençima de la cama y pusose a horar con devotión [fol. 210r] a una imagen de Nuestra Señora que está frontero en la pared, y como con atención hiziese oratión, las manos levantadas súbitamente, vio una gran claridad en la imagen a quien orava, en sí misma i en las manos que tenía alçadas.  Y como estuviese algún espacio ansí transpusose y estuvo ansí hasta que vinieron algunas hermanas que la hallaron, y disimuló con ellas, que a ninguna lo dixo hasta que conmigo habló con deseo mui grande de que ninguno lo supiese. ===Capítulo 27==='''De las cosas que vido y le fueron mostradas la vigilia de la Santa Natividad de Nuestro Señor''' Después de lo susodicho, açercose la fiesta del Nacimiento del Señor y ella, estando acostada en su cama y mui afligida y con grandes dolores en el cuerpo, según sus pocas fuerzas pensó de se aparejar para recibir el Santísimo Sacramento. Y el jueves de la fiesta vínose tan gran dolor al celebro y tan grandes golpes de coraçón que según me dixo parecía ''[16]'' que se le salía el ánima del cuerpo.  Y aquel día y el viernes siguiente no comió sino unas pocas de pasas, y el sábado reconciliose para comulgar. Y este día vio la imagen de Nuestra Señora, que está en el altar, por tres veces sudar gotas de agua y fue llena de maravilla, y llegose a la imagen y limpió el sudor, y con ello labó su rostro. Y como fuese a comulgar y la comulgase, el capellán maior de la santa iglesia como se volviese con el santo sacramento para se lo dar y ella no pu-[fol. 210v]-diese tener los llatidos [sic] del corazón, dio un gran resuello y vio levantadas en la patena las formas, y aparecieron luego tres ángeles visiblemente que pusieron las formas que no volaron fuera, que cierto caerían en el suelo si por ellos no fuera, y lo mexor que pudo recibió en santo sacramento con mui gran divinidad, como otras vezes.  Y ansí se fue a la cama con su fatiga y dolores mezclados con gran suavidad de la dulcedumbre del Señor y suavidad de las cosas celestiales que avía visto y gustado. Y ansí estuvo hasta las diez de la noche. ===Capítulo 28==='''De los secretos celestiales que visiblemente le fueron mostrados en la santa noche de Navidad''' Como tañesen a maitines en todas las iglesias, no se pudo sufrir a quedar en la cama y cobradas nuevas fuerzas, enferma y flaca, con el çelo de tal fiesta del nascimiento del Salvador levantose mui alegre de la cama y fuese para el coro, a do se avía de hazer el ofiçio, y contemplando en el glorioso nascimiento de Nuestro Salvador, estuvo mui atenta para conoçer la medianoche, porque avía oído que en aquella hora avía nacido el Redentor. Y el altar de Nuestra Señora, a donde está su imagen de bulto, estaba mui compuesto de çirios y candelas, y una cama mui adereçada con mui ricos paños y almohadas, y un niño mui chicito de vulto mui conpuesto. Y estava en una cuna delante de la dicha Señora, y como fue la media noche y esta sierva de Dios estuviesse de rodillas, con lágrimas y gemidos sin quento, [fol. 211r] vio con los ojos corporales decendir mui gran resplandor delante del altar, y alderedor d’él vio a Nuestro Señor vivo y en carne, la más vella criatura que en el mundo fue vista, y con gran resplandor, que excedía a la lunbre del sol; y vinieron tantos ángeles a lo adorar y servir y a le dar cantos de gloria mui suave, que decir no se puede ni escribir.  En la qual adoración pasó más de media hora y luego vio con sus ojos cómo los pastores, ençendidos de amor, le vinieron a adorar y estuvieron ansí mui gran espacio. Y estos partidos, vio venir los tres reies magos con muchas y diversas conpañas e instrumentos y traían muchas tronpas que deçir no se puede. Y venían con ellos tres soles mui resplandecientes y llegando al altar todos tres se hizo uno, y con gran acatamiento y reverençia, con sus dones en las manos, llegáronselos a ofrecer y a adoralle, el qual dicho niño era ya maior que cuando lo vido la primera vez. Vio cómo la imagen de Nuestra Señora, que estava en el dicho altar, se rio tres vezes contra el Niño. Y hecha la adoración, con gran reverençia y acatamiento, amonestados por un ángel, se bolvieron por otro camino a su tierra. Y estos partidos, vio cómo Herodes mandava buscar al niño para lo matar, y luego vio cómo Nuestra Señora, con el infante en brazos y el santo Joseph, se ivan huyendo a Exito. Y luego tras esto, vio cómo la gente de Herodes andava matando los inocentes y cómo las madres los escondían en quebas acallándoles [fol. 211v] y dándoles de mamar por que callasen; y los niños daban tan grandes gritos que parecía llamavan a los enemigos que los fuesen a sacar y matar, a los quales matavan de diversas muertes y mui cruelmente. Y duraron estas maravillas y secretos celestiales en los ojos de aquesta sierva de Dios desde las doze de medianoche hasta las tres horas siguientes, de la qual visión ella quedó tan espantada y fatigada, y tan consolada en el coraçón, con gemidos y suspiros continuos que deçir no se puede, y apretávase mucho consigo, por que ninguna hermana supiesse, salvo la hermana maior, que estava con ella y la consolava quanto podía y le deçíe que no se afligiesse tanto. Y ansí no nunca lo supo ninguna de las hermanas, y ansí es su voluntad que ninguna lo sepa. Y muchas vezes me dixo que quería más la muerte que esto fuesse sabido. ===Capítulo 29==='''De lo que vio en la missa del gallo este mismo día''' Como estas cosas fuesen acabadas, vino el capellán maior de la santa iglesia con deseo de hazer al Señor serviçio y dar consolaçión a aquellas siervas de Dios que esperaban su venida, el qual avía reconciliado muchas hermanas y las comulgó en esta santa misa. Y traxo consigo cantores que se oficiassen la misa, y como saliesse revestido al altar, luego aquella sierva de Dios vio claramente dos hachas de fuego de resplandor ençima del altar, y de cada una de ellas salían çinco raios que iban derechos a do estaba esta sierva de Dios [fol. 212r] hincada de rodillas, y no le impedían nada para ver las cosas que se hazían en el altar.  Y como celebrase la misa con gran solenidad y los santos se empezasen, vio esta sierva de Dios tanta multidud de ángeles que descendían al altar que cubrían al sacerdote desde los pies hasta la cabeza, y subían y descendían con gran gozo y alegría. Y quando uvo de alçar al Señor, los ángeles le levantavan los brazos y le aiudavan a decir el Pater Noster, y al tiempo que se dezíe esta sierva de Dios fue mui fatigada y dio consigo de brazos en el suelo. Y duró en aquel gozo, mezclado con muchas lágrimas, hasta las doze de medio día, de manera que estuvo catorze horas, después de las diez que tañeron a maitines, de rodillas, que de allí no se movió en tan clara y maravillosa visión para glorificar y ensalçar el nombre del Señor y acrecientamiento de nuestra fe, que nunca oí ni leí que con los ojos corporales ninguna persona tales cosas viesse y le fuesen demostradas, en lo qual es mucho Nuestro Señor de loar y glorificar en las sus grandes maravillas, las quales haze y hizo a do quiere y como quiere. Y pasadas las doze horas después de mediodía, mui fatigada, algunas hermanas ansí la llevaron a su cama, y a la tarde, por satisfacer a los ruegos que le fueron hechos, comió un poco de carne de membrillo. Y ansí estuvo lunes y martes hasta el miércoles, que comió un güebo, en lo qual parece que la fuerça del manjar celestial le dava vida contra natura; [fol. 212v] y para dezir estas cosas se hizo mui gran fuerza porque le avía yo mandado por obediençia que a ninguno las dixese salvo a mí, que ninguna cosa me encubría de las que el Señor le mostraba, y rogome con grande ahínco que ninguna persona del mundo de mí lo supiese, deseando mucho la muerte y verse ya fuera de la vida. ===Capítulo 30==='''De las cosas que esta santa virgen vio con sus ojos çinco días antes de la Natividad''' Como toda la gente estuviesse afligida por la hambre, que no avía harina ninguna por la muchedumbre de las aguas que los ríos traían, esta virgen, según me dixo, fue mui afligida y estuvo una noche que no durmió. Y estando todas durmiendo se levantó, que ninguna lo sintió, y subiose a un terrado desde donde se parecía el río, y estando el cielo estrellado bendixo el río, y después metiose en un retraimiento, que es un lugar mui espantado, en el qual ay unas imágenes del tiempo antiguo, y púsose a horar a la medianoche en aquella oscuridad, en manera de cruz de braços en el suelo, y estuvo ansí mui gran rato, haciendo de sí gran sacrifiçio al Señor de mui atenta oraçión, con lágrimas rogando a la Madre de Dios que amansase su ira. Y sintiose esta sierva de Dios estar en el aire levantada de la tierra. Y a cabo de rato vio venir un poco claridad, con la qual vio [fol. 213r] todas las imágenes que estavan pintadas mui celaramente. Y como viesse gran pavor, ofreció al Señor muchas plegarias, y como estuviesse en aquesta pena, súbitamente vio otro mui gran resplandor que resplandecía sobremanera, y apareciose Nuestra Señora descabellada de sus cabellos, con ojos mui llorosos y mui triste, y le dixo: «Sepas que todas las aguas que son venidas por tan largos días avían de caer en tres días y la maior parte dellas sobre esta cibdad, en que muchas gentes perecierán por los sus grandes pecados que en ella se cometen cada día y Dios es mui ofendido dello. Y por las plegarias que as hecho por este pueblo, al Señor y a mí me as rogado que por la gran piedad y dementia que ubo en enbiar su hijo Nuestro Redentor a nos redimir y salvar, quisiesse aún piedad de todos y yo supliqué al Señor que tu petición fuese oída y Él la oió y su ira se aplacó, y io, por piedad que tengo al pueblo cristiano, vengo a ti qual ves».  Y como la dicha virgen estuviesse con los ojos abiertos y manos alzadas, y coraçón mui espantoso, d’Él apareció la vissión y ella caió de bucos en el suelo, y ciertas horas estuvo sin sentido y amortiguada y devantose mui esforçada del cuerpo y del ánima de tan espantosa visión. Y de tan gran admiración quedó mui consolada y ninguna de las hermanas lo sintió. ===Capítulo 31==='''De cómo fue mostrada una gran señal del Çielo en esto''' [fol. 213v] La fama desta santa mujer, como ella quisiese que fuese tan oculta, no se pudo enpero que algunas personas devotas no uviesen de saber la fama de su santa vivienda, una de las quales fue el Señor obispo de Badaxoz que a la saçón era deán de Toledo. El qual con ella habló muchas veces y fue testigo de la llaga en el costado; el qual le rogó que rogase al Señor por una discordia que avía en la corte, a do estaban los Señores reies y el cardenal de España. La qual, obedeciendo lo mandado, se echó en oratión con gran ahínco y voluntad. Y en las otavas de la pascua florida, que fue en el mes de marzo de ochenta y seis, ella se levantó de mañana y se subió en un terrado en la casa a do morava Doña Mari Garçía, e rompiendo el alva se puso allí en oratión y vio unas nuves mui coloradas que corrían por el cielo hazia Oriente, y antes que el sol saliese vio un gran resplandor en el cielo a do el sol avía de naçer. Y salió el sol, i ella le miró con ojos claros e sin enpacho de la claridad, lo qual es contra natura humana, que hombre ninguno no puede ver. Y dentro en el sol, vio un grande agujero que entrava al cielo, del qual salían grandes raios de claridad hazia muchas partes, y dentro del aguxero vio con ojos claros una cruz de oro mui resplandeciente, la qual cruz y raios estuvieron en el sol desde que salió hasta que hizieron clamores para tañer a terçio y luego desaparecieron; i vio en el aire, no mui lexos de sí, una persona que se pareció como la luna que peleava con otras [fol. 214r] y otros con ella, y pasándose algún rato volviéronse las espaldas el uno a otro. Y como viese una de las hermanas, quitose luego de allí y no pudo más conocer la dicha vissión. La qual dicha sierva de Dios tiene miedo de hablar, y me certificó que mirando muchas veces una Verónica, que está en el altar, vio salir raios de claridad y continuamente ve un resplandor a do está el corpus cristi, y muchas vezes ve visiblemente el santo sacramento no le estorbando las plantas ni las otras cosas en que está encerrado y enbuelto. Y una vez, alçando el sacerdote el sacramento, vio un dedo de carne puesto en la ostia, y otra vez vio en el sacramento un escudo blanco con las çinco plagas de Nuestro Señor, de lo qual tuvo miedo y gran temor.  Y en esto parece ser mui grande la virtud del Señor y la pureza de su ánima, que con los ojos corporales pueda ver cosas tan palpables y celestiales para honra y gloria de su santo nonbre. ===Capítulo 32==='''De las cosas que esta virgen vio y le fueron mostradas en el santo sacramento''' Jueves, día de la octava de la Ascensión del Señor del sobredicho año. Como no uviese quién díxole missa aquel día en la casa, ella fuese al oratorio, y como estuviesse orando con atençión, vio con ojos claros el santo sacramento, que estava encerrado dentro del arca, levantado dentro del arca con gran [fol. 214v] resplandor, la qual lo adoró con mui gran gozo. Y estuvo reçando allí por algún espacio de tiempo y esto le á acaecido otras vezes quando no avíe misa, lo qual le puso mui grande espanto y transes ''[17]'' Y luego, el día de san pua ''[18]'' como el capellán díxole misa mayor y uviese[n] de comulgar muchas hermanas, y como se volviese con el sacramento para dárselo, vio en la manga del dicho saçerdote media ostia de las que comulgavan, y resplandecía como una estrella, de lo qual fue mui maravillada. Y como comulgasen las dos primeras hermanas, desapareció la estrella y el resplandor que pareçiera en la manga. Y luego le caió gran sospecha de lo que fue, y pensó que se le avía caído al saçerdote, y como se quitasen las que comulgavan, ella, con aviso, fuese a poner en aquel lugar a do desapareçiera la visión. Y como hincase las rodillas, vio estar en la grada del altar la dicha partícula del sacramento tan resplandeciente como una estrella, y estando el saçerdote vuelto al altar, y como se volbiese otra vez con el sacramento a comulgar a las segundas y llegase a ella para dalle el sacramento, ella le hizo señal para que se apartase y él, no lo entendiendo, pisó el sacramento y ella tornole a hazer señal con la mano más reciamente, y como él mirase abaxo y viese la parte de la ostia, abaxose y tomola con reverentia y desque esto vio esta santa muger fue tan atribulada y angustiada [fol. 215r] del coraçón que por algunos días no se levantó ni quería hablar ni comer. Y en aquel día de la comunión envió a rogar a la hermana maior que no quitase aquella alhonbra do caiera el sacramento. Y estando las hermanas recogidas, ella se levantó como pudo y fue a las gradas de dicho altar, y en aquel lugar do ella comulgara vio dos reliquias que se avían quebrado de la dicha partícula, resplandeçiendo así como estrellas, de lo qual uvo mui gran pavor, y derramando muchas lágrimas y suspiros, fue tan grande la angustia que pasó en su coraçón, por no saber qué hazerse y por no ser descubierta, que no tuvo más remedio sino, con la maior devotión que ella pudo, abaxarse y tomarlas con la lengua. Y ansí las comulgó y sintió tan grande dulçor y suavidad que no se puede decir ni escrevir.  Y ençendida con el amor y çelo del Señor subió al altar y desenbolvio los corporales y lixula ''[19]'' y palia por ver si podría hallar la partícula que el saçerdote alçó del suelo, y no la pudiendo hallar tornó a coger los corporales y tornose mui triste y desconsolada. Y echada en su cama, su consolación era gemir y llorar con grandes llatidos que el coraçón le dava, sintiendo mui gran dolor en él y en el lugar adonde se le abrió la llaga. Fue tan grande le dolor que se le hinchó la carne y el pecho hasta la garganta. Y ansí estuvo algunos días, mui desconsolada, no pudiendo dormir, ni quería que le hablasen, lo qual ninguna de la casa lo supo, ni la hermana mayor [fol, 215v] salvo que la casa penava con su pena. Y duró esto hasta que yo estuve con ella, y con grandes gemidos y miedo me lo dixo, y tomó algunas fuerças para comer deseando con gran ahínco ser fuera de aquesta vida. ===Capítulo 33==='''De cómo apareció a esta santa mujer el ánima de su capellán finado y de las cosas que le dixo''' El día de San Francisco, año de ochenta y seis, esta santa muger sentía cabe sí un bulto y sonbra que estava adonde ella estava, y con el gran miedo que tuvo conjurolo que ni hablase ni la viessse. Y a la postrera noche sintiole a par de la cama, y ella no durmió con el miedo que tenía, y dos horas después de la media noche, estando sin ningún sueño, abraçada con un libro que tenía de devotiones y con el gran pavor que tenía, estava puesta hazia la pared y el espíritu llegó a ella y meneola como quien quiere despertar a quien duerme, y ella con el temor que tenía no lo quería hablar, y haziéndole señales con gemidos. Esto por dos vezes duró hasta las quatro después de la medianoche, y entonçes ella volviose del otro lado para se levantar e ir a su capilla a orar, y luego el espíritu le habló y dixo ansí: «Esforçaos y no os vais de aquí, que también se sirve de vos Dios aquí. Y por la caridad del Señor vos plega de me oír, porque seis noches ha que ando aquí penando y por sentiros con tan grandes fallecimientos; y por [fol. 216r] daros fatiga demandoos mucho perdón de muchos enojos que vos é hecho y de una carta que vos escribí, la qual fue causa de daros mui grande trabaxo y turbaçión. Y por muchas buenas amonestaçiones y consejos que me distes acerça del buen regimiento que yo debía tener en la gobernación de aquesta casa, los quales dichos consejos con gran osadía y menospreçio no creía y menospreciava, no temiendo que érades sierva de Dios y de su manos. Y muchas veces os demandé con gran sobervia que demandásedes señales a Dios del cielo, y puso el Señor en mis manos lo que no eran mis ojos dignos de ver, y por esto vos digo que os esforcéys mucho y que lo que os fue mandado que manifestásedes al Señor cardenal no lo dexéis por ninguna pena temporal ni por no ser vista ni conocida, y si esto no cumplís antes de un año seréis azotada del Señor mui gravemente; y por que no penséis que soi vissión engañosa ni fantasma, yo soi vuestro padre cura y capellán desta casa, que poco á que falleçí, y vos digo que digáis al prior de la Sisla y a la hermana maior desta casa que por la caridad del Señor me perdonen en qualquiera manera que los aia enojado, y otrosí me quieran perdonar sis mil maravedís que doi en cargo a esta casa de un libro que vendí, lo qual todo demando en limosna me lo quieran perdonar y todo lo otro que les tengo a cargo. Y yo vos ruego, por la caridad de Dios, que me hagáis decir [fol. 216v] cinquenta misas porque el Señor me saque de pena». Y esto dicho, desapareció, y la dicha sierva de Dios, quitada la habla, quedó amorteçida por espaçio de quatro horas y lo primero que le dixo este espíritu fue esto: «Y vos roga a Dios por mí». Y desde a pocos días viniendo de oír missa del coro, sintió que uno la travava del braço mui recio y le puso la otra mano en la espalda, como persona que la quería aiudar, y ella dexose caer diciendo tres veces Jhesús, y sintió el cuerpo mui desconcertado y ansí la llevaron luego a la cama, y hizo luego dezir las misas e no sintió más entonces. Me dixo esta santa muger lo que arriba es escrito, que muchas vezes cuando ora al altar, ve visiblemente el sacramento como si no tuviose cobertura alguna, y siente muchas vezes gran dulçor por grande espaçio de rosas y lilios y flores, que decir no se puede, lo que la recibe gran fuerça y consolación, ansí spiritual como corporal.  ===Capítulo 34==='''De la claridad que vio dos vezes en la iglesia maior día de Santa Caterina''' El año de ochenta y seis, estando esta bendita virgen en el oratorio rezando sus orationes en la noche de la fiesta de Santa Caterina, en la qual tiene mui grande amor, y como con atención estuviesse de rodillas delante de la su imagen y la capilla estuviose oscura, súvitamente apareció gran claridad y alunbró a la virgen Caterina [fol. 217r] y al Niño Jesucristo que estava pintado cómo ponía el anillo de su dedo a la virgen Santa Caterina, de lo qual esta santa virgen fue llena de grande gozo; la qual claridad estuvo allí por algún espaçio y luego tornose a escurezer como estava de antes. Y la noche siguiente, como se levantasse después de maitines a orar en el coro, halló la lánpara muerta y no sabiendo qué hazerse, fue a llamar a una de las hermanas que estava acostada y díxole que la fuese a ençender. Y tornose al coro como de primero y estando la iglesia mui escura, súpitamente vio una centella de fuego que salía del arca del corpus cristi y fue encendida la lámpara con tan gran claridad que resplandeçió toda la capilla, y como vino la hermana que de ella fue llamaday viesse tan gran claridad, fue mui espantada y comenzó a decir: «Milagro es este y no se puede encubrir». Y ansí quedó esta santa virgen en el oratorio llena de mucha consolaçión. ===Capítulo 35==='''De lo que acaeció en la imagen del Niño Jesús''' Como otro día adelante estuviose rezando en el oratorio y tuviese consigo dos libros en donde tenía sus orationes, demandó a una hermana que le truxese la imagen del Niño Jhesús, que estava en el altar de Nuestra Señora, el qual estava vestido de una ropilla que le abían hecho hasta los pies. Y como el dicho Niño le fuese entregado, tomolo con devotión y púsolo de pie encima [fol. 117v] de un libro. Y como por algún espaçio con alegría y devotión le hiziese oratión con artas lágrimas, alçó la ropilla por besalle los pies, y vio como uno de los pies se bullía y meneava como si estuviera en carne, y alçóse un poco el pie para que se le pudiese besar. Y como le besase con devotión quedose el pie levantado y no se baxó jamás. Y como pusiese el pie del Niño en una gran hinchazón que tenía en el ojo, luego fue abierta, la qual cosa luego fue divulgada en la casa, y el niño quedose con el pie levantado.  ===Capítulo 36==='''De cómo fue robada en espíritu y vio un ánima cómo fue llevada a juicio''' En la santa iglesia de Toledo uvo un canónigo honrado y discreto y barón de mui noble condición, y de todos mui amado y querido y limosnero, que quanto tenía gastava en casar uérfanas con deseo de hazer tesoro en el cielo, adonde son las verdaderas riquezas. El qual se llamava Don Diego de Villaminaia, que era capellán maior de la iglesia maior, y como Nuestro Señor le quisiese galardonar de sus trabaxos en fin del mes de março, año de ochenta y siete, enfermó de calenturas y a los treinta días del dicho mes fallesçió, en quio fallescimiento casi toda la cristiandad uvo sentimiento, del qual cupo gran parte a la casa de Doña María García, por las grandes limosnas y bienes que les hazía, ansí corporales como espirituales, y era tenido como padre de toda la casa. [fol. 218r] Y todas las hermanas estaban en el coro, con ellas María de Axofrín, y como doblasen las canpanas en su fasllecimiento, luego la dicha María de Axofrín fue robada en espíritu y vio cómo San Juan Batista y nuestro padre San Xerónimo y Santa Caterina llevaban el ánima del dicho capellán maior a juicio delante de la Magestad divinal, en un gran canpo mui deleitoso, en el qual estaban muchas ánimas loando al Señor. Y fue acusada delante del Señor cómo tenía cargo de un finado, el qual le avía dexado por albaçea de su testamento y no lo avía hecho hazer cumplir, y como quiera que el capellán maior en su testamento dexó mandado que se cumpliese aquel cargo, mas como nuestro Señor sea justiciero, mandó que el ánima del dicho capellán estuviese detenida en aquel lugar y no entrase en la gloria del Çielo hasta que fuese satisfecha la demanda del dicho defunto. Y como la dicha María de Axofrín vio esto, quedó fuera de sí con mui gran pena mezclada con grande alegría de lo que viera, que aunque su ánima no estava en la gloria çelestial, estava enpero en un lugar seguro. Y caió luego en la cama con mui grande amortecimiento, que muchas vezes pensaron que se muriera. Y ninguna de la casa supo esto sino io. ===Capítulo 37==='''De cómo Nuestro Señor mostró a esta santa mujer el principal de los testigos a quien le plaza que sea revelado lo que avía visto''' Un día del Corpus Cristi, recibiendo esta santa mujer al Señor, fue puesta en aquel traspasamiento que solía [fol. 218v], y pareciole estar en la iglesia maior y veía en la proçessión de la clereçía al Señor en unas andas vibo, con muchedumbre de ángeles y muchos santos que cantavan cantos mui dulces al Señor. Y el Señor señaló a uno y nonbrole por su nonbre y díxole estas palabras: «A este le señalo para que manifiestes todo lo que te mandé». Y luego el día de Nuestra Señora de agosto, recibiendo el Señor esta devota mujer, fue puesta en traspasamineto y pareciose que estava en la dicha yglesia, y vio a Nuestra Señora viva, y en toda la iglesia cantavan o gloriosa domina. Y este sobredicho prelado estava hincado de rodillas, y la Gloriosa Señora le ponía una corona de oro en la cabeza y un báculo de oro en la mano y decíanle estas palabras: «Por la limpieza de tu vida a mí eres mui agradable para que seas pastor mui escogido y io seré siempre contigo». ===Capítulo 38==='''De cómo por sus orationes sanó a la hermana maior del mal del costado''' Tres días antes de la fiesta de San Lorenço, estando enferma la hermana maior de dolor de costado, desahuziada de los físicos, con el sarrillo levantado que se finava esta santa mujer, de que la vio en la agonía de la muerte, fuese a la capilla a una hora de la noche y estuvo ante el altar de Nuestra Señora hasta las doze con muchas lágrimas, rogando mui afincadamente a Nuestra Señora que no quedase ella guérfana [fol. 219r] de tan gran bien, y que se la quisiese dar sana y viba. Y desde a poco viole sudar el rostro y pensando que se le antojava, atreviose a llegar a su rostro, y a limpiarlo con su toca tres veces el sudor, y lavose los ojos y la cara con ello, y de placer que uvo tornole a mandar la salud de su hermana y oió una boz que dixo: «Otorgada es la vida para consolaçión y remedio tuio». Y luego fue puesta en transpasamiento por dos horas y vio a San Lorenço como mozuelo de quinze años, vestido con vestiduras resplandecientes, y llevava en la mano una buxta de oro y poníasela en la cabeza y en el costado a la enferma, y santiguávala con su mano. Y desque tornó esta santa mujer de aquel transportamiento, con mucho placer fuela a ver y hallola durmiendo, de reposo. Y desque despertó sintió grande alivio de la enfermedad. ===Capítulo 39==='''De como por sus orationes fue librado un hermano suio de las prisiones en que estava''' Estando en prisiones un hermano de esta santa mujer, orava ella a Nuestra Señora en su altar con grande ahínco. Y apareciole al preso la imagen de Nuestra Señora y sacole los hierros de los pies y díxole que por el ahínco y la fe desta santa mujer, y de otras que por él en aquella casa rogaban, sería libre de aquella prisión. Y entonces durmiose [fol. 219v] y veníanse delante de aquella imagen y esta su hermana y otras tres hermanas haciendo oratión por él y, como Nuestra Señora, presentava al niño velas y flores y una candela encendida. Y esto era sábado otavario de la Asumptión de Nuestra Señora y él hallose libre de las prisiones y de grande hichazón que tenía en los pies de los hierros. Y luego otro día, vínose a la casa adonde estava esta santa mujer a ver la imagen y contar este miragro. Y aquella hora que él señaló se halló que ella y otras hermanas hazían oratión señalada por él, y de que vio la imagen, con muchas lágrimas prometió de traer cera que ardiese ante ella todos los sábados mientras viviese. Y acaeció que un sábado, mientras maitines, estaba la candela en un candelero y llegose esta santa mujer y otras al altar para dezir ''el antífona de benedita'' y salía del pie del candelero humo, como de incensario, y violo primero ella y dixo a las otras, y a la una le dio olor de encienso, y a la otra de flores, y a la otra un olor mui suave, y a otra, que estava en el sicoro, olor de pan tostado. Y dende a nueve años la víspera de Nuestra Señora de agosto, traiendo este su hermano çera para alunbrar la imagen, como avía prometido, plugo al Señor que en el camino súpitamente fallesçió. Y estando esta sierva de Dios mui angustiada de la muerte, rogó a Nuestra Señora que ella mostrase a algún saçerdote de los que dieron misa por él, si estava en carrera de su salvatión. Y el día octavo en que fallesçió, a las dos horas después de medianoche, [fol. 220r] estando ''[20]'' esta santa con muchas lágrimas delante la imagen de Nuestra Señora rogándole que pues ella le avía salvado de la prisión, que ella le plugiose demostrarle si estava en carrera de salvatión. Y vio el rostro de la imagen alegre, como de persona viba, y pareçía que quería hablar, y ella del gran gozo que tuvo enpezó a llorar y dos hermanas que lo sintieron llevánronla a la cama, y arrimada la cabeza a las almohadas, estando allí las hermanas con candelas ençendidas, sintió a sus espaldas un huego como de persona, y como estava hablando con ellas, no curava de mirar a aquel lugar donde aquello sentía. Y dende a poco uvo gran miedo y parávasele la lengua y sentía tan grande angustia que quería amortecer, y volvió la cabeza y vio un pedazo tan grande como de una almohada, como de nuves quando haze nublado. Y allí dentro, el rostro de su hermano mui alegre y díxole que a la ora de la muerte se viera en gran peligro, mas que Nuestra Señora fue allí con él y dixo cosas señaladas que tenía de cargo e que estava en purgatorio. ===Capítulo 40==='''De una visión que vido jueves de la çena en el arca del monumento''' Juebes de la cena, acabado de cenar, el Señor paresciole a esta santa mujer que sentía en el monumento una paloma que reboloteava. Después de tinieblas estando todas en la disciplina, y ella estava entre ellas puesta en cruz, porque estava enferma y avíanle man- [fol. 220v] dado por obediencia que no se diciplinase, y cantaba con ella el salmo de miserere mei con mucho plazer de verse entre aquellas sus hermanas, y vio salir de el arca del monumento ansí como estrella, resplandeçiente que veía por encima dellas hasta adonde ella estava. Y tan cerca estava de la santa que paresçía que podía llegar a ella con la mano, y mirava ella con mucho plazer y devotión esto, y quando hizieron señal para que las disciplina çesase, tornose la estrella al monumento y metiose dentro en él. ===Capítulo 41==='''De otra vissión que vio en el Viernes Santo''' El Viernes Santo siguiente, estando diçiendo la pasión, fue puesta en traspasamiento hasta el sábado a la misa, en la ora que el viernes adoraban la cuz, y pareçióle que estava en un campo y veía al Señor cómo le descendía de la cruz, y de cada una de las manos, cuando le desclavaban, salía un resplandor mui claro, más que el sol, y de todas la heridas del cuerpo y de la llaga del costado, a manera de un baso de oro que estava lleno de agua y revertía en manera de caños y dava en las faldas de Nuestra Señora. Y veía cómo le ponían en el monumento y cómo Nuestra Señora se partía con San Juan y la Madalena y los otros que la acompañavan, y entravan en el cenáculo donde el Señor cenó con sus discípulos.  Y después de esto, el día de Pascua, y otros días señalados, vio ese mesmo resplandor en la ostia, y en la víspera de Nuestra Señora de março, [fol. 221r] cuando tañían a vísperas, vio ençima del altar súpitamente el bulto de Nuestra Señora a un cabo y, del otro, el ángel de la custodia, donde estava el santo sacramento y salía un gran resplandor que cubría todo el altar y sintieron muchos olores de rosas.  ===Capítulo 42==='''De otra vissión que vio en el cielo el día que los reies se partieron para la guerra''' ''[21]'' Rogando esta sierva de Dios por sus altezas y por todos los que con ellos iban que fuesen sus intenciones en su serviçio y les diese victoria a las doze del día, vio en el Çielo una abertura que salían della muchas llamas de fuego. Y conoció en el espíritu que muchos de los que allí iban yban en pecado mortal y que con mucho trabaxo a[l]cançarían el real ''[22]''. Y ansí fue. ===Capítulo 43==='''De cómo le apareçió la calavera''' En el mes de julio de ochenta y nueve, quando entró la pestilencia en Toledo, fue herida una de las hermanas que llamavan Sancha Díaz, sobrina del vicario de la Sisla. Estando mui fatigada, una de las hermanas, movida a compasión, rogó a esta santa mujer, que estava rezando en un libro, que rogase por la enferma. Y ella estuvo un poco, y súpitamente fue hecha en el libro donde estava rezando una calavera de muerto, y bolviose a las hermanas que la rogaban y díxoles: “No qures della, que vedes aquí [fol. 220v] que esta es su calavera”. La qual calavera estuvo allí algunos días hasta que la enferma fallesçió. ===Capítulo 44==='''De cómo sanó un canónigo de Toledo de una grande enfermedad''' Un canónigo de Toledo estava enfermo y súpolo esta santa mujer, y movida a conpasión enbiosele secretamente una granada con una mujer devota de la casa, la qual el canónigo resçibió con mucha devotión y la comió, y en comiéndola, luego tuvo salud y se levantó y fue luego a dar graçias a la dicha casa de Doña Mari García. ===Capítulo 45==='''Esto que se sigue acaesçió en tiempo del padre Fray Diego de Santo Domingo, siendo prior de la Sisla''' En el año de 1488, después de Pascua de Resuretión, me dijo esta santa mujer que estando un día en su capilla orando, contemplando en la encarnación de Jesucristo y pensando cómo la umanidad era unida con la divinidad en una persona, vio visiblemente cómo vino una luz mui clara que encendió el çirio pascual, y le pareçía que su ánima rescibía mucha consolatión en esta vissión y que çesó de pensar en la sobredicha visión.  Ansímesmo ese mesmo año, después de la fiesta de Nuestro Señor, le acaeció que como quedase el corpus christi en el altar para que lo adorasen, como es de costumbre en muchas casas [fol. 222r] de nuestra orden, y ella, movida con gran devotión al santo sacramento, estando las hermanas comiendo, quedose orando en su capilla, y como sintiese que la buscavan para darla de comer, fuese al bistuario, que está cerca del altar, adonde acostumbran a bestirse los sacerdotes para celebrar, y comenzó a orar con gran fe y devotión. Y estando mui grande espaçio de tiempo casi absorta en este deseo y devotión, vidose alcada de tierra casi dos codos, y que salían de la ostia unos raios mui claros a manera de cordones y se ponían en los lugares que Nuestro Señor fue crucificado en el costado, y en las manos y en los pies. Y de allí en adelante se le fue acrecentando más y más de recebir al santo sacramento y tan crecido fue el deseo que deçía que se le quería salir el corazón del cuerpo. Y como yo estuviese en la examinación en los procesos de la Inquisitión de Toledo, rogome que la confesase y comulgase, porque no podía sufrir el dolor del corazón. Y io, movido a conpasión, dexé todos los negocios y fuila a confesar, y como se empeçase a confesar fue robada en espíritu, de manera que padescía el cuerpo sin el alma. Y este robamiento le acaeçió quatro o çinco vezes, y rogé a una hermana que llamase a la hermana maior para que viese cómo estava traspasada. Y como la dicha hermana maior viniese dijo: «Mandalde en virtud de santa obedientia que requerde y os hable», que luego lo hará. Y yo hize ansí, y díxome: «Perdoneos Dios padre». Y a la postrimera vez [fol. 222v] de su traspasamiento sentí como resollo que suele salir de los costados de hombres feridos con lanza, y recordela en la forma sobredicha y pregúntele si tenía el costado abierto como solía. Y después de muchas importunidades díxome que sí tenía y que la comulgase, que luego se le cerraría. Y hízelo ansí, y antes que la comulgase díjome que la maldición de Dios y de sus santos fuese sobre mí si en su vida yo descubriese lo susodicho. Y esta sierva de Dios comulgó antes de las nueve, y luego fue robada en espíritu y estuvo traspuesta hasta las seis después de mediodía, que cierto estuviera más si no le mandara por obedientia que recordase. Y recordando tenía tan gran gozo que paresçía que venía de algún lugar grande. Y como otro día deseose yo saber qué era lo que sentía en aquellos robamientos, sentía ella mui gran pena en que la inportunaba, que me lo dijese por el mérito de la santa obedientia, y díjome que cada vez que era robada que la llevavan a una güerta muy hermosa en que estava un altar, y allí veía a Nuestro Señor con muchedumbre de santos y ángeles y que allí conocía las maldades grandes que en el mundo se hazían y sabía grandes secretos de concientia, maiormente de los viçios y pecados que en la cibdad eran cometidos.Y estando con esta sierva de Dios, entre otras cosas que me dixo para mi consolación fue una que me dixo que estuviose fuerte en las batallas del Señor porque avía de pasar muchos trabajos [fol. 223r] por el su amor. Y dende a pocos días en la noche de la vigilia de los gloriosos apóstoles, San Pedro y San Pablo, sentime mui fatigado de manera que paresçía que quería reventar, y como fuese a decir missa a las dichas beatas, sentime luego mejor. Y dije misa, y víneme a comer, y como me asentase a la mesa, comiendo el primero bocado, diome dolor de costado en la parte derecha, y por no contristar a los guéspedes que estaban a la mesa sufrí el dolor hasta que acabaron, y luego tomé algún reparo para el dolor y fuime a la cama, y estando en ella acordome que esta sierva de Dios me avía dicho que avía de pasar muchos trabaxos. Y luego, a la ora me levanté con mucha pena diçiendo en mí mesmo: «Los buenos cavalleros no suelen morir en la cama». Y ansí, con mi dolor fuime con compañía onesta a donde estava la sierva de Dios, y ella començóme a consolar; y ella hízome la señal de la cruz en las espaldas, sobre el manto, y no lo viendo yo, la segunda vez, hizo otra señal de la cruz y comencé a juzgarla en mí mesmo y notarla de liviana, que nunca le avía visto hazer otro tanto, que apenas avía visto la boca, tanto andava de cubierta con su mantillo, y tornó otra tercera vez a hazer la señal de la cruz y díjome: «Sano sois, pero no en vuestra fe, porque vos no creístes que os avía de sanar y burlastes de mí en vuestro coraçón. Verdad es que yo no os sané, mas la virtud de la cruz obró en mi fe y no por la vuestra causa, que sois mui incrédulo y no os pese dello porque creer de ligero es cosa mui peligrosa».  [fol. 223v]Y dichas estas cosas, sentí gran alivio del dolor del costado, salvo que me quedó en la espalda derecha por algunos pocos días el amortiguamiento de la carne en do estava el dolor. Y ansí fui sano por los méritos y orationes de esta santa. Y en este tiempo me dixo esta sierva de Dios que viniese a este monasterio y pusiesse recabdo en la casa porque andavan dos personas por cometer un pecado, y io hízelo ansí y puse guardas diligentes. Y dende a pocos días hallaron dos mozos que querían cometer el pecado de la manera y forma que ella me lo avía dicho. Y fueron despedidos de la casa, y cierto ella sabía mui grandes secretos de las conçiençias que sobrepujavan el juicio y poder humanal. Y en el mes de julio deste dicho año, después de Santiago, me dixo esta sierva de Dios algunos negotios de la Inquisitión, diciéndome que Nuestro Señor le avía aparecido de forma humanal, como cuando estava atado a la columna, y que le avía mostrado las espaldas cómo le corría la sangre y que le dijo: «Hija mía, quál me ponen los herejes cada día, y di esto al deán de Toledo y al prior de la Sisla, que están en la Inquisitión». Y ansí fue hecho, que estas más palabras con otras muchas dixo al dicho deán en mi presentia. Y en este dicho año me escrivió una carta en que me dijo que avía avido muchas conpasión de la fatiga que pasé en el camino cuando yba a la Inquisitión a tierra de Burgos, maiormente el martes que ella dijo. [fol. 224r] Y ansí fue cierto que aquel martes que ella dixo, yo pasé los puertos llenos de nieve, y nevava y llovía mucho, y después desto me dijo que ella iba conmigo entonçes aunque no la veía en medio de León levé ''[23]'' a do estava exsaminando los procesos de los herejes de Toledo. Otros muchos milagros à hecho Dios Nuestro Señor por los merecimientos de esta sierva y io no e mereçido de los ver; quien los à visto da testimonio dellos. ===Capítulo 46==='''De cómo vio una gran claridad en día de la Natividad de Nuestra Señora por setiembre''' Como un día este dicho religioso hablase con ella mui familiarmente, dijo ella por le consolar algo de lo que Nuestro Señor hazía por ella, y como estuviese mala y hinchada, de la garganta en la cama, vino la fiesta de Nuestra Señora de setiembre y como viose que no podía comulgar con las hermanas que avían de comulgar, aquel día mesmo levantose de la cama para oír missa, y otro día estava con mucho dolor en su coraçón. Y como las hermanas se levantasen a maitines y lo viese ella, dixo con mucho dolor de su coraçón: «Señora Gloriosa Virgen María, Madre de Dios y de los que te llaman y an en ti esperança, yo no soi digna que esté en los tus maitines, ni menos que pueda oi comulgar con las hermanas». Y como dijese estas palabras, vio una claridad sobre ella y sanola del todo, y fuese con las hermanas a maitines y comulgó con ellas el día siguiente.  ===Capítulo 47===[fol. 224v]'''De cómo sanó a un enfermo de una enfermedad que se dize modorra''' En el año de Nuestro Señor de mil y quatrocientos y noventa en Jarahiz, lugar de la Vera de Plasentia, en el mes de noviembre, día de San Martín, vino una enfermedad a Francisco Díaz, natural de dicho lugar, de la qual enfermedad vino tanta flaqueza que recibió los sacramentos con estrema unción. Y puesto en tan estrecha necesidad y teniendo ya la candela encendida que se finava, yo Martínez Díaz, clérigo y capellán perpetuo de la iglesia de la Virgen María, siendo presente y sintiendo muchas angustias en el su fallesçer, porque era primo mío, a la saçón vino Juana Martínez, mujer de Antón Cervote que Dios perdone, y viéndome afligido díxome: «Conpadre, ya sabéis la enfermedad que yo tengo y tenía en esta mi pierna y este dicho año, quando vino aquí mi hijo Fray Gabriel, profeso de San Xerónimo de Madrid, que es dicho el paso y me informé d’él de una santa religiosa que falleció en Toledo, en el monasterio que fundó Doña Mari Garçía, y está sepultada en el monasterio que dicen de la Sisla y à mostrado el Señor por ella maravillosas cosas. y cómo fue mui gran servidora de Dios y me prometiese con gran devotión y mui verdadera fe de ir a visitar su santo cuerpo y estuviese sin dubda, que por sus santos méritos, abría salud --loores sean dados a Dios y a su Bendita Madre-- yo fui sana, prometeldo vos a esta santa y plaçera, a Dios, de libralo». Y luego [fol. 225r] respondió: «Soi pecador para ello, mas confiando en la clementia de Nuestro Señor, y en la piedad de Nuestra Señora, la Virgen María, madre suia, yo le prometo, si escapare de esta enfermedad, de llevarle a ver y visitar el su santo cuerpo de la dicha santa, y llevarle una libra de cera para le ofrecer». El qual voto hecho--sean dadas gracias a Dios y a Nuestra Señora--luego fue mejorando y tuvo mucha salud. El qual enfermo y io vinimos a visitar esta santa María de Ajofrín con mucha salud y cunplimos nuestro voto. Y porque esto es verdad, yo el dicho Martín Díaz, clérigo, estoi presente oi sábado, a siete del mes de maio dentro del dicho monasterio, manifestando este tan gran milagro, alcançado por méritos de la bienaventurada María de Ajofrín. Y escrebí de mi mano todo lo sobredicho por más lo corroborar, y confirmé de mi nombre, oi sábado del sobredicho año de 1490, Martínez Díaz, clérigo capellán de dicho lugar ''[24]''. ===Capítulo 48==='''De las cosas que Nuestro Señor á demostrado por esta su sierva después que fallesçió, y muchas por negligentia no se han escrito, más las que se han escrito son las siguientes:''' '''De cómo sanó a un enfermo por su orationes''' En la cibdad de Toledo estava un canónigo enfermo de calenturas y tan fatigado que le avían dado muchas purgas, y estando esperando el pasamiento de la vida enbiava a los monesterios a se encomendar y ia no avía remedio. Y estando ya oleado, envió a este [fol. 225v] monesterio de la Sisla a encomendarse a la bienaventurada virgen María de Ajofrín con mucha devotión. Y estando durmiendo de noche, el dicho canónigo avía de tomar a la mañana una purga, y apareciose la dicha María de Ajofrín, y despertando, sintiose aliviado. Viniéndole a dar la purga dijo que no la quería recebir, sino que le diesen de comer. Y luego se levantó y enbió a este monesterio para que colgasen a do estava enterrada la dicha María de Ajofrín una candela y una cabeza de cera, y después vino él, dado gratias a Dios, y dijo missa. ===Capítulo 49==='''De cómo sanó a Don Alonso, hijo de la Condesa de Paredes''' En el mes de setiembre, año de mil y quatrocientos y ochenta y nueve, enfermó Don Alonso, canónigo, hijo de la Condesa de Paredes, de calenturas continuas y fiebre mui grande en la cabeza. Y estando ya oleado y muy propinquo a la muerte, envió a este Monesterio de la Sisla a se encomendar a esta bienaventurada virgen María de Ajofrín, y fuele llevada una almohada en que avía fallesçido la dicha virgen, y luego fue sano y vino a este monesterio y tuvo novenas, y ofreçió una imagen de cera y una casulla. ===Capítulo 50==='''De cómo sanó una mula de un fraile de Guadalupe''' En este mesmo tiempo, dos frailes de Guadalupe yban camino y caió una mula y lisiiose mui mal [fol. 226r] en tal manera que no podía moverse, y encomendáronla a esta bienaventurada Santa María de Ajofrín. Y luego fue sana de todo punto y ellos con mucho placer hizieron hazer una imagen de çera y enbiaron a este monesterio. ===Capítulo 51==='''De cómo sanó a un tollido''' A nueve días del mes de setienbre año de 1499 años, vino a este monesterio un hombre que avía por nombre Juan de Pastrana y su mujer, y truxeron un niño, su hijo, que avía nonbre Nucho Sebastiano, los quales moran en Toledo. Y el niño avía grandes días que estava malo y tullido, y su padre avía gastado en físicos lo que tenía y no lo avían podido sanar; y encomendáronlo el padre y la madre a María de Ajofrín y velaron una noche en la iglesia y ubo salud a gloria de Nuestro Señor. Y fue dicha una missa. ===Capítulo 52==='''De cómo sanó a una mujer que estava malas de un çaratán en la teta''' En este tiempo, una mujer que se llamava Juana de San Migel, beata de la tercera regla de San Francisco, moradora en Toledo, estava mui mala de un çaratán que tenía en una teta, y avían çinco años que se le curavan físicos y todos ellos no avían podido sanalle. Y ya desahuizada dellos, algunas personas le aconsejaban que por que no muriese le fuese cortada la teta con consejo de los médicos. Y con esto tenía calenturas con-[fol. 226v]-tinuas seis meses, avía y ella viéndose en esta angustia, oída la fama desta santa mujer, fue a visitare su cuerpo al Monesterio de la Sisla y entrando do estava enterrada, sintió un olor celestial que salía de la sepultura, y ella con mucha devotión y lágrimas echóse sobre la sepultura rogándole la quisiere aiudar, y por su ruego sanar. Y luego fue sobre ella la mano de Dios y fue sana. ===Capítulo 53==='''De cómo sanó a una niña que tenía tiña''' Esta sobredicha beata tenía una niña enferma de tiña y encomendola con devotión a la dicha María de Ajofrín. Y luego fue sana por los sus ruegos.  ===Capítulo 54==='''De cómo sanó a una mujer que estava enferma de los pechos''' A dicho monesterio vino una mujer a bisitar el cuerpo de María de Ajofrín y hazer oratión a él, la qual mujer se llamava Marina Álvarez, y dijo que ella estava enferma de los pechos de tal manera, que ya estava oleada y los físicos le avían dado dos captiverios de fuego y estava mui fatigada. Y fuela a visitar García Sánchez de Pastrana y le dijo que se encomendase a María de Ajofrín, el qual le llevó su Vida y se la leió, y ella con mucha devotión fue a la casa de Doña Mari Garçía y allí le fueron puestos sobre los pechos unos paños que fueron de la sobredicha virgen, y luego reventó la inchazón y fue sana de la dicha enfermedad sin ninguna física, ni menos mediçina. ===Capítulo 55===[fol. 227r] '''De cómo sanó a un relixioso que tenía una enfermedad en un ojo''' A ocho días del mes de otubre del dicho año, vino a este menesterio un fraile professo del Monesterio del Paso, que es San Xerónimo de Madrid, que avía por nonbre Fray Gabriel de Coacos de la Vera de Plasentia, y dijo que estando enfermo de una hinchazón que tenía en un ojo, el qual le tenía mui malo, y aviéndoselo de abrir con botones de fuego, un día antes se encomendó a esta santa mujer, y ovo remedio y se le abrió la hinchazón y luego estuvo bueno. ===Capítulo 56==='''De cómo sanó una mujer tullida''' Este dicho fraile fue a su tierra y halló una su hermana tullida y él díjole y contole lo que le avía acaeçido de la dicha enfermedad que avía tenido. Y tomando su hermana mui gran devotión a la dicha María de Ajofrín, hincose de rodillas en su casa y enpeçó a orar, rogando a Nuestro Señor que por méritos de aquella, su sierva, que ansí abía acorrido a su hermano, la quissiese a ella acorrer y sanar, que estava tullida. Y aiudándola a esto una niña que tenía chiquita, a la qual mandó que orase con ella. Y acabada la oratión, cosa de mui grande maravilla, fue sana del todo y enbió al Monesterio de la Sisla unas piernas y un rollo de çera, dando muchas gratias a Nuestro Señor dador de todos los bienes. ===Capítulo 57==='''De cómo sanó un hombre que estaba hinchado''' En el mes de otubre dese mesmo año, un mozo que estava en la cozina, que se llamava Rodrigo, estava hinchado [fol. 227v] de una enfermedad que avía pasado, y fue con devotión al sepulcro donde estava enterrada esta sierva de Dios. Y fuéronle puestos unos paños que fueron de la dicha santa y súpitamente fue sano y no sintió más fatiga de la dicha hinchazón. ===Capítulo 58==='''De cómo sanó a una niña''' En el mes de noviembre del dicho año estava una niña mui fatigada de calenturas y su madre encomendola a esta dicha santa, y luego fue sana y hizo a Dios muchas gracias traiendo la dicha niña al sepulcro. ===Capítulo 59==='''De cómo sanó un escudero''' El día de San Martín de dicho mes, vino aquí un escudero burgalés, el qual estando de calenturas y mui gran dolor de cabeza, en Toledo oió decir de la fama desta santa mujer y encomendose a ella con mucha devotión y uvo salud. Y vino con alegría a hazer oratión, el qual ofreció una cabeza de çera.  ===Capítulo 60==='''De cómo sanó un niño''' Un hijo de Garci Sánchez de Pastrana, estava a la muerte de calenturas, y el padre encomendolo con mucha devotión y vino a velar a este monesterio, y uvo salud por ruegos desta santa mujer.  ===Capítulo 61==='''De cómo sanó a una mujer''' El mes de diciembre dese mesmo año enfermó una mujer de Toledo y estava mui fatigada, y vino a este monesterio a hazer oratión y fue sana. Y traxo una ymagen de çera dando muchas gratias a Dios.  ===Capítulo 62==='''De cómo sanó un niño''' Un niño estava mui fatigado de calenturas [fol. 228r] y su madre encomendole a esta santa mujer y uvo salud. Y trúxole a su sepultura y ofreció un bulto de çera. ===Capítulo 63==='''De cómo sanó un enfermo''' Martín de Rojas estava enfermo de muy grandes calenturas y encomendose con devotión a esta santa virgen. Y veló una noche y diole Nuestro Señor salud y puso una candela de çera en su sepultura. ===Capítulo 64==='''De cómo sanó un hombre que traía hinchada la cara''' Víspera de Nuestra Señora de la Candelaria, vino un hombre que avía por nombre Miguel Hornero y traía hinchada la cara y un ojo, y vino con intención de encomendarse a esta santa virgen. Y llegando al sepulcro fue luego sano, que no le pareçió ninguna cosa de hinchazón. ===Capítulo 65==='''De cómo sanó a un mozo que traía hinchada una pierna''' Un mozo de los frailes de Gaudalupe hinchósele una pierna y fue llevado a su sepulcro y hecha oratión, luego fue sano del todo. ===Capítulo 66==='''De cómo libró una mujer preñada''' Una muger de Pedro de Toledo Pedrero estava preñada, y llegada a la ora del parto atravesosele la criatura en el cuerpo y estava, según natura, para fallesçer, y fue encomendada a esta santa, y pusieronle unos paños desta dicha santa y luego echó la criatura.  ===Capítulo 67==='''De cómo sanó un niño''' Aquí vino Alonso del Ágila y truxo un su hijo, el qual venía con calenturas, y puesto al sepulcro, luego se enfrió y se le quitaron a gloria de Dios. ===Capítulo 68===[fol. 228v] '''De cómo una carta quemada, fue sana por su orationes''' Una vez estava la bienaventurada María de Ajofrín escribiendo una carta para el cardenal de España Don Pedro de Mendoza, y ella la notava y otra hermana la escribía, la qual avía por nonbre Inés de San Nicolás. Y como ya la uviesen escrito y no tuviesen salvado pare le echar, llegáronla al fuego para la enjuagar, y tanto la llegaron que se quemó, en la manera que la avía de tornar a trasladar. Y sintiendo desto enojó la escribana por quanto era mui gran carta. Díxole esta santa mujer: «Ydos vos agora y no aiades turbation». Y tomó la carta y echola en un arca, y otro día fue la dicha escribana para trasladar la dicha carta, y al tiempo que la fueron a sacar halláronla sana.  Y en diez y seis de abril de 1490 años fue sacado de la sepultura en que estava el cuerpo desta santa mujer, a ruego de la Condesa de Fuensalida y el clavero de Calatrava y Don Alonso de Silva, y fueron hallados sus güesos parecer manar un licor a manera de aceite y dieron suaves olores, lo qual sintió el prior Fray Juan de Corrales y otros muchos religiosos y seglares. Y mandó el prior llamar al convento y tañer los órganos y las canpanas, y el dicho Don Alonso de Silva traxo una arca guarneçida de seda, por dentro y candelas para todos los frailes. Y mui honradamente con cruz, y cirios y ministros, los sacerdotes la llevaron con mucha alegría cantando ''te deum laudamus''. Y fue pedida agua, y luego llovió después tan abundantemente que claramente paresció a todos que por sus méritos el Señor lo hazía. Y fueron remediados los panes, al qual sea gloria, amén. [fol. 229r] Esta santa mujer estuvo en la iglesia para la mostrar a los que venían treçe días, y fue después sepultada en la sepultura que edificó la dicha condesa a la mano derecha de la iglesia. Y Santos Fernández de Xara ¿oleado, estando a la muerte y oleado, fue prometido a esta santa virgen por Juana Martínez, la de Antón Sánchez, y alcançó salud. Y el dicho con su mujer vino a cunplir el voto, que fue esto martes a cinco de maio del dicho año; afirmose ansí ser verdad, estando presentes Antón Nejas y su hermano Martín de Cálix, y Fra Migel de Ocaña, y Fra Alonso de San Migel, y el dicho prior. Y el conde de Oropesa enbió aquí un su hijo y una su hija a visitar y a velar a esta santa mujer. Y dixeron los que venían con ellos que los susodichos hijos del conde avían estando mui enfermos y que la hija avía estado en el artículo de la muerte, y que más la tenían por muerta que por biba; y que la encomendaron sus padres a la dicha María de Ajofrín, y que avía tenido salud, amos a dos, los quales ofrecieron una imagen de platea y una palia y una cruz de oro broslada y tres imágines de cera, a veinte días del mes de novienbre del año de 95. Y Pedro de San Pedro, vezino deToledo, truxo aquí un bragero de un niño, el qual estava quebrado, el qual avía sanado la hermana ''[25]'' maior Catalina de San Lorenço y dixo que, entre muchas virtudes que tenía esta santa virgen, era una la humilldad, que como estuviese con su regimiento [fol. 229v] los viernes que tiníen culpas, las hermanas venían a ella, la dicha María de Ajofrín, y le rogaba que la mandasen comer en tierra y pasasen sobre ella las hermanas. ===Capítulo 69==='''Hablando de una carta que enbió el Cardenal a la dicha María de Ajofrín''' «Devota y mui amada hermana, con vuestra carta y con lo que el padre prior de la Sisla me dijo, uve gran consolación Nuestro Señor Dios que os puso en tal estado, os deje acabar en su serviçio, y a mí de graçia que pueda hazer su voluntad y poner en obra lo que vos me aconsejáis. Y ansí os pido que lo demandéis a Nuestro Señor y a la Bienaventurada Madre suia, y en vuestras orationes me enconmiendo, y porque yo hablé al padre prior, no digo aquí más. Primero de enero. Cardenal». Después de la muerte de María de Ajofrín, murió dicho cardenal, el qual estuvo enfermo muchos días, en los quales hizo por su ánima muchas obras pías, y mandó después de su muerte se hiziesen aquí, en Toledo. Y murió el padre en estos tienpos santamente. Y se cumplió lo que dixo María de Ajofrín en la revelatión quando le puso Nuestra Señora el niño en las manos sobre un paño de seda, y le dijo que vería gran mortandad en todos estos reinos. Y aquí se cunplió lo que dijo, que feriría el ángel a unos con açote y a otros con espada, y los otros con pena de fuego; a los que firió el ángel con azotes cunpliose: que se entiende de las hanbres [fol. 230r] que uvo en todos estos reinos; a los que fería el ángel con espada, cunpliose: que uvo en todos estos reinos mui gran mortandad; a los que firió el ángel con pena de fuego, cunpliose: porque vinieron muchas bubas sobre muchos honbres y mugeres, los quales no podían ser sanos por los físicos. '''Fin de los mirragros que hizo la bienabenturada María de Ajofrín a honra y gloria de Dios Nuestro Señor, por quien se hacen todas las cosas''' Traslado de una carta del cardenal Don Pedro González de Mendoza, Arçobispo de Toledo, para el prior de la Sisla sobre la visión que vio María de Ajofrín en el capítulo que habla quando vio a Nuestra Señora en la iglesia maior, lo qual está a diez hojas de este libro. «Venerable padre y especial amigo, esta noche pasada, a las dos de medianoche, tomé letura que me dexastes, y nunca la partí de mis ojos hasta que capítulo por capítulo la leí toda. Que magis admiror, si cordi meo a desil ut niquit in his Revelationibus exercendis tardius duo dubitarum ultimum vidi fillud celesti nisi nimum nota vii confirmatur de tales testigos, varones y mugeres, a quien toda fe se deve dar; y a qualquiera dellos yo la daría aunque solo fuese, quánto más a todos juntos, excepto a la hermana maior que por tener el cargo que tiene [fol. 230v] está aprobada de suio. Y también conozco al prior que es hombre de bien y digno de fe. Y maravillome de tantas visiones yn spirítu y corpore, y principalmente me maravillo en mujer hallarse tanta dureza y no querer decir lo que tantas vezes sintió, maiormente siendo mandada por quien todo lo manda. Los quales señal de su gran humilldad, y del menospreçio que tenía de la gloria mundana. Allende desto, venerable prior, por mi parte para lo que me toca, dalde las gracias; y Dios, Nuestro Señor se las dé, y la pena que pasó le sea endoblada gloria, y siendo alguna cosa que io pueda hazer por su consolación, ofrécesela vos de mi parte mui enteramente y recomendadme a ella rogándole que me aia por encomendado, rogando a Nuestro Señor me deje acabar en su santo serviçio, y encomendalde ansimesmo ruege por el estado de la Santa Yglesia y destos reinos, reies y príncipe, y por la reina, Nuestra Señora, que es sostenimiento y justiçia y paz dellos, que les dé vida y esfuerço para llevar adelante los trabajos que pasan sobre ellos y conservarlos. El quaderno os enbío, el qual será secreto y ansí va atado que persona sino io no sea visto ni sabrá, ni se vos permite. Válete en Jhesucristo. Fecha: oi martes a çinco de dizienbre. Cardenal». Hablado del testimonio que da el notario que se halló presente a ver la llaga del costado de la bienaventurada María de Ajofrín, el qual está signado y firmado de su nonbre. [Fol. 231r] «Deçente y cosa conveniente es escrevir por memoria las buenas obras y vidas de las personas que nos precedieron, porque podamos por los buenos ejemplos de aquellos obrar siempre bien e nos esforçemos siempre a apartarnos del mal. Cosa cierta es que, si lo preçioso no fuese apartado de[l]lo, no falsa cuncupiscencia loca, no bastante deste temperar sería demergida por discurso mui ligero en un escuro hundimiento. Por tanto, yo, Garçía de Borlanja, capellán de la serenísima reina Doña Isabel, notario y arçobispal, afirmo y doi fe que en el año de la Natividad del Señor de 1484, a diezinueve de noviembre, casi seis horas después de mediodía, por ruego y instançia de Juan de Biezma, que entonces era rector de la casa de Doña Mari Garçía, entré en la dicha casa para que notase lo que viese, y ansí notado lo guardase. Después pasados algunos días, aunque no muchos, quise demostrar lo que avía visto al reverendo prior de la Sisla, Fray Juan de Corrales, considerando aquel dicho del eclesiástico en el cap. Xi, que provecho ai en el tesoro abscondido. Por el qual dicho por muchas vezes me mandó que aquello que avía visto se lo diese por escrito, más yo por entonces no pude satisfazer a su voluntad por muchas ocupaciones que tenía aunque, allende de lo tener escrito en el coraçón, lo tenía en mi protocolo hasta diez días de noviembre del año de nuestro Señor de 1496, y es que el dicho Juan de Biezma me metió en un palaçio de la dicha casa, en el qual estaban los reverendos Señores, Don Pedro de Préxamo, deán de Toledo, y don Diego de Vidaminaia, capellán maior en el coro de [fol. 231v] la santa iglesia de Toledo, y dos o tres religiosas de la dicha casa. Y vi una cama en aquel palaçio que estava una donzella que verdaderamente parecía bulto de ángel y tenía una llaga en el costado, donde Nuestro Redentor fue herido, tan grande como un real, y no tenía hinchazón y careçía de toda putrefaçión, y tenía un color mui fino ansí como grana Y después que todos lo vimos y uvimos mirado, a poco de rato habló aquella doncella estas palabras: “Dios, Nuestro Señor vos lo demande sino pusiéredes aquello en executión”. Y ansí espantado me aparté dende y me torné a salir, en fe de lo qual lo signé y firmé de mi nonbre, que fue hecho en Toledo, año mes y día».Quibus supra graciamus aff notarial por terceras nonas augusti. Per labor inprobus homnia vincit Fray Bonifacio de Chinchón ''[27]'' Per hec est que nesçivit torf in delicto ''[28]''  ''[1]'' Frase latina de difícil lectura. ''[2]'' Folio escrito por otra mano. ''[3]'' Subrayado: ‹fallesció en la dicha cibdad, año del nacimiento del salvador de mil y cuatrocientos ochenta y nueve años, sábado, a diezsiete días del mes de julio›. ''[4]'' Tachado: ‹aiuda›. ''[5]'' Tachado: ‹mundo›.  ''[6]'' Tachado: ‹azotes›.  ''[7]'' Frase latina de difícil lectura. ''[8]'' Tachado: ‹herexía›.  ''[9]'' Tachado todo el capítulo. ''[10]'' Tachado: ‹en demás›. ''[11]'' Repetición de: ‹truyga›. ''[12]'' Tachado: ‹y esta›. ''[13]'' Tachado: ‹cerrado alderredor›. ''[14]'' Palabra no clara. ''[15]'' Palabra no clara, seguramente ‹erupciones›. ''[16]'' Repetición: ‹parecía›. ''[17]'' Palabra no clara. ''[18]'' Palabra no clara. ''[19]'' Palabra no clara. ''[20]'' Repetición: ‹estando›. ''[21]'' Tachado: ‹De cómo le apareció la calavera›. ''[22]'' Palabra no clara. ''[23]'' Palabra no clara. ''[24]'' Rúbrica. ''[25]'' Tachado: ‹dicha›. ''[26]'' Rúbrica. ''[27]'' Mancha de tinta; frase latina de difícil lectura. =Vida manuscrita(2)=
Ed. de [http://visionarias.es/equipo/celia-redondo-blasco/ Celia Redondo Blasco ] y [http://visionarias.es/equipo/rebeca-sanmartin-bastida-investigadora-principal/ Rebeca Sanmartín Bastida]; fecha de edición: septiembre de 2017.
==Fuente==
Se mantiene la oscilación i/y y v/b y se regularizan las alternancias gráficas sin valor fonético: i/j, u/v.
Se conserva ''dello'', desta, etc.''desto'', pero se separa mediante apóstrofo apóstrofe cuando la forma aglutinada incluye un el pronombre personalmasculino singular: ''d’él''.
La puntuación y la capitalización han sido modernizadas, si bien se mantiene el uso del paréntesis para indicar observaciones digresivas según el original.
=Vida impresa=
Ed. [http://visionarias.es/equipo/lara-marchante-fuente/ Lara Marchante Fuente]; fecha de edición: septiembre de 2017
==Fuente==

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