Diferencia entre revisiones de «Teresa López»
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* [http://catalogodesantasvivas.visionarias.es/index.php/Categor%C3%ADa:Alonso_de_Villegas Villegas, Alonso de], 1588. ''Addicion a la Tercera Parte del Flos sanctorum: en que se ponen vidas de varones illustres, los quales, aunque no estan canonizados, mas piadosamente se cree dellos que gozan de Dios por auer sido sus vidas famosas en virtudes...'' Huesca: Iuan Perez de Valdiuielso, fols. 49v col. a-50v col. b. | * [http://catalogodesantasvivas.visionarias.es/index.php/Categor%C3%ADa:Alonso_de_Villegas Villegas, Alonso de], 1588. ''Addicion a la Tercera Parte del Flos sanctorum: en que se ponen vidas de varones illustres, los quales, aunque no estan canonizados, mas piadosamente se cree dellos que gozan de Dios por auer sido sus vidas famosas en virtudes...'' Huesca: Iuan Perez de Valdiuielso, fols. 49v col. a-50v col. b. | ||
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+ | [[Contexto material del impreso Addicion a la Tercera Parte del Flos sanctorum]] ''en que se ponen vidas de varones illustres, los quales, aunque no estan canonizados, mas piadosamente se cree dellos que gozan de Dios por auer sido sus vidas famosas en virtudes...''. | ||
El relato aparece en el apartado 196 de la Adición de la Tercera Parte del Flos Sanctorum (Huesca, 1588) de Alonso de Villegas. El texto no será apenas modificado en las impresiones posteriores a la censura que sufrió la obra en 1588, pero no se situará en el mismo apartado. En el ejemplar R/32084 de la Biblioteca Nacional de España, impreso en 1589 (en Toledo), la vida de Teresa López se coloca en el apartado 197; como aparece en el ejemplar B50/5/11 de la Universitat de Barcelona, impreso en 1595 (Toledo). | El relato aparece en el apartado 196 de la Adición de la Tercera Parte del Flos Sanctorum (Huesca, 1588) de Alonso de Villegas. El texto no será apenas modificado en las impresiones posteriores a la censura que sufrió la obra en 1588, pero no se situará en el mismo apartado. En el ejemplar R/32084 de la Biblioteca Nacional de España, impreso en 1589 (en Toledo), la vida de Teresa López se coloca en el apartado 197; como aparece en el ejemplar B50/5/11 de la Universitat de Barcelona, impreso en 1595 (Toledo). | ||
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==Vida de Teresa López== | ==Vida de Teresa López== | ||
− | [Fol. 49v col. a] '''De Teresa López casada, natural de Toledo''' | + | [Fol. 49v col. a] '''De Teresa López, casada, natural de Toledo''' |
''[1]'' Escríbese en el Génesis que habiendo visto el Patriarca Jacob a su amado hijo Josef en grande honra y autoridad en Egipto, a quien antes lloró por muerto, dijo unas palabras de grande ternura y regalo: “Ya, dice, moriré alegre y contento, pues he visto tu rostro”. Pudo decir esto mismo, y con mayor razón, una devota mujer llamada Teresa López, natural de Toledo, a la cual se le apareció el rostro de Jesucristo debujado sobre una sábana a su cabecera estando a punto de morir, y siendo visto de diversas personas que dieron dello testimonio, por lo cual ella murió muy alegre y contenta. | ''[1]'' Escríbese en el Génesis que habiendo visto el Patriarca Jacob a su amado hijo Josef en grande honra y autoridad en Egipto, a quien antes lloró por muerto, dijo unas palabras de grande ternura y regalo: “Ya, dice, moriré alegre y contento, pues he visto tu rostro”. Pudo decir esto mismo, y con mayor razón, una devota mujer llamada Teresa López, natural de Toledo, a la cual se le apareció el rostro de Jesucristo debujado sobre una sábana a su cabecera estando a punto de morir, y siendo visto de diversas personas que dieron dello testimonio, por lo cual ella murió muy alegre y contenta. | ||
− | Determiné de poner aquí este acaescimiento así porque piadosamente se puede creer que la misma Teresa López a quien le sucedió, según fue buena su vida y este milagro con que la aprobó Dios al fin della, está gozando de su Divina Majestad en el Cielo; y así puede escribirse entre los varones ilustres (que no están canonizados) deste libro, como también para confusión de los pérfidos herejes que persiguen el santo uso de las imágenes, pues aquí se vee confirmado con milagro como el venerarlas es santísimo y que premia Dios a quien con devoción lo hace. Lo cual sucedió en esta ciudad de Toledo habiendo en ella infieles, judíos y moros porque fue antes que los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel los echasen de toda España. Y pudo ser esto ocasión porque Dios lo quisiese también para confusión suya. Coli- [fol. 49v col. b.] giré lo que dijere de una información que se hizo luego que sucedió el caso delante del juez eclesiástico, y del libro que anda impreso en latín ''[2]'' y se intitula ''Summi templi Toletani descriptio [3]'', hecho por el docto Blas Ortiz Canónigo, y es en esta manera. | + | Determiné de poner aquí este acaescimiento así porque piadosamente se puede creer que la misma Teresa López a quien le sucedió, según fue buena su vida y este milagro con que la aprobó Dios al fin della, está gozando de su Divina Majestad en el Cielo; y así puede escribirse entre los varones ilustres (que no están canonizados) deste libro, como también para confusión de los pérfidos herejes que persiguen el santo uso de las imágenes, pues aquí se vee confirmado con milagro como el venerarlas es santísimo y que premia Dios a quien con devoción lo hace. Lo cual sucedió en esta ciudad de Toledo habiendo en ella infieles, judíos y moros porque fue antes que los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel los echasen de toda España. Y pudo ser esto ocasión porque Dios lo quisiese también para confusión suya. Coli- [fol. 49v col. b.] giré lo que dijere de una información que se hizo luego que sucedió el caso delante del juez eclesiástico, y del libro que anda impreso en latín ''[2]'' y se intitula ''Summi templi Toletani descriptio'' '''[3]'', hecho por el docto Blas Ortiz Canónigo, y es en esta manera. |
− | Habiendo escrito con mucho aviso y diligencia el doctor Blas Ortiz, canónigo y vicario general en el arzobispado de Toledo, en la descripción que hizo del Summo templo y iglesia Toledana de las reliquias y riquezas que están dentro del Sagrario, dice luego (y es en el capítulo veinte y seis): | + | Habiendo escrito con mucho aviso y diligencia el doctor Blas Ortiz, canónigo y vicario general en el arzobispado de Toledo, en la descripción que hizo del ''Summo templo y iglesia Toledana'' de las reliquias y riquezas que están dentro del Sagrario, dice luego (y es en el capítulo veinte y seis): |
− | + | “Junto al Sagrario está una capilla pequeña, y sobre el altar un Cristo de bulto, ligado a la columna, con las insignias de las heridas y azotes que padeció al tiempo de su Pasión. Sobre esta imagen se vee un rostro del mismo Cristo de escultura relevado, que vulgarmente se llama Verónica. A la cual teniendo devoción una devota mujer cuyo nombre era Teresa, casada con cierto ciudadano llamado Álvar López, como todos los días se levantasen al alba, iba a oír la misa que se dice en aquella hora en la capilla de San Ildefonso de la misma santa iglesia, y luego llegaba al altar de la columna, y puestos sus ojos y el corazón en la Verónica y rostro de Cristo adorábale y ofrecíale sus devotas oraciones y plegarias. Esta devoción, cuán grata fuese a Nuestro Señor declarolo después por milagro. Y fue así que, estando la misma devota mujer Teresa enferma, cercana a la muerte, y dada la extremaunción, día jueves cinco de enero del año de Cristo de mil [fol. 50r col. a.] y cuatrocientos y sesenta y nueve, apareciose un rostro hermosísimo de Cristo a su lado derecho, siendo visto de muchas personas que concurrieron a la fama deste milagro. Los cuales llegando cerca desaparecía el rostro y, apartándose, tornaba a mostrarse. Del cual milagro, hecha información por notarios, se guarda en los archivos desta santa iglesia”. | |
Esto es lo que dice el doctor Blas Ortiz. Yo he visto dos traslados autenticados de una información que hizo sobre el caso Pedro González de Mesa, arcipreste de Madrid, vicario en todo el arcedianazgo de Toledo, por don Tello de Buendía, doctor en Decretos, arcediano de Toledo, con un notario apostólico llamado Diego García de Amusco y un escribano público dicho Pedro Rodríguez de Vargas, en cuyos registros se halla el original. Hay en esta información qui[n]ce testigos, de los cuales quiero referir los dichos de dos los primeros, por sus mismas palabras, para más certificación del caso. El uno es Fernán Sánchez de Ávila, cura de Santo Tomé de la dicha ciudad de Toledo, y el otro Juan Alonso de Yepes, cura de San Torcaz. Los cuales, siendo presentados por Álvar López del Arroyo, marido de la dicha Teresa López, y habiendo jurado en forma de drecho ''[4]'', estando en la capilla de Corpus Christi, que es la mozárabe y tiene también este nombre porque se encierra allí el Santísimo Sacramento el Jueves Santo, según se declara en sus constituciones, dijeron pues allí sus dichos, estos y los demás testigos, en doce días ''[5]'' de enero del año de mil y cuatrocientos y sesenta y nueve, siete días después del ''[6]'' caso sucedido; y así dice la información: | Esto es lo que dice el doctor Blas Ortiz. Yo he visto dos traslados autenticados de una información que hizo sobre el caso Pedro González de Mesa, arcipreste de Madrid, vicario en todo el arcedianazgo de Toledo, por don Tello de Buendía, doctor en Decretos, arcediano de Toledo, con un notario apostólico llamado Diego García de Amusco y un escribano público dicho Pedro Rodríguez de Vargas, en cuyos registros se halla el original. Hay en esta información qui[n]ce testigos, de los cuales quiero referir los dichos de dos los primeros, por sus mismas palabras, para más certificación del caso. El uno es Fernán Sánchez de Ávila, cura de Santo Tomé de la dicha ciudad de Toledo, y el otro Juan Alonso de Yepes, cura de San Torcaz. Los cuales, siendo presentados por Álvar López del Arroyo, marido de la dicha Teresa López, y habiendo jurado en forma de drecho ''[4]'', estando en la capilla de Corpus Christi, que es la mozárabe y tiene también este nombre porque se encierra allí el Santísimo Sacramento el Jueves Santo, según se declara en sus constituciones, dijeron pues allí sus dichos, estos y los demás testigos, en doce días ''[5]'' de enero del año de mil y cuatrocientos y sesenta y nueve, siete días después del ''[6]'' caso sucedido; y así dice la información: | ||
− | + | “De los cuales dichos testigos y de cada uno dellos, el dicho señor arcipreste, juez susodicho, en presencia de nós, los dichos Diego García de Amusco, notario apostólico, y Pedro Rodríguez de Vargas, escribano público, recibió sus dichos y deposiciones de cada uno dellos por sí, so virtud del dicho juramento, que verdaderamente dijeron lo que vieron acerca de lo susodicho y en la manera que lo vieron, no mudando ni acrecentando cosa alguna más de lo que vieron y en la forma que lo vieron, e lo que dijeron e depusieron los dichos testigos e cada uno dellos, so virtud del dicho juramento por ellos fecho, es esto que se sigue. | |
− | + | ”El dicho Fernán Sánchez de Ávila, vicario clérigo cura de la iglesia de Santo Tomé desta ciudad, testigo susodicho, jurado en forma debida de drecho ''[7]'' e preguntado por el dicho señor arcipreste juez susodicho qué es lo que vido e sabía acerca de lo susodicho, dijo: que el jueves que pasó, víspera de la Epifanía, que fueron [fol. 50r col. b] cinco días del mes de enero, que fue llamado por Gonzalo Rodríguez de San Pedro para que fuese a ver una cosa que en casa de Álvar López del Arroyo había maravillosamente aparecido. E que el dicho Fernán Sánchez dijo que le placía. E fue a casa del dicho Alvar López del Arroyo, e subió a una cámara do estaba doliente y en pasamiento Teresa López, mujer del dicho Álvar López, e que vido a la cabecera de su cama que estaba una almohada, y en somo ''[8]'' della una cruz pequeña de latón que había quedado ahí de como la habían dado la extremaunción, e que debajo del pie de la dicha cruz que parecía estar en somo de la dicha sábana una forma de cara como de Verónica, con su barba larga, muy graciosa. E que por él visto se quedó muy maravillado, e dijo que le diesen una candela de cera que ende estaba encendida por se certificar si aquella figura estaba pintada en la dicha sábana o si no. E que con la dicha candela llegó a mirar la dicha sábana en el dicho lugar, e vido que, en la dicha sábana, no estaba pintura alguna, mas vido cómo la dicha sábana estaba blanca de una parte y de otra; e asimismo el colchón que estaba debajo. E acabado de lo dejar de las manos, dijo este testigo que se levantó en pie. E luego tornó a parecer, e vido la dicha figura en el mismo lugar donde primero estaba. E que por más se certificar, que tornó otras tres veces a mirar e palpar a la dicha sábana e allanarla, e traer por ella la mano, por se certificar si era cosa pintada o otra semejante cosa. Cuando así llegaba a la dicha sábana no veía salvo blanca la dicha sábana, e después de levantado la tornaba a ver como de primero. E que este testigo ovo muy gran contrición e devoción en ver tan grande misterio, e que comenzó a rezar ciertas oraciones e dar gracias a Dios. E que parecía la dicha doliente como una imagen en su cara, no embargante que ella estaba en el agonía de la muerte. E que esto es lo que sabe e vido para el juramento que hizo. E que esto fue en el dicho día a la hora de la prima. Ferdinandus Sancius.” | |
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− | El dicho Juan Alonso de Yepes, cura de San Torcaz, testigo susodicho, jurado e preguntado ut supra | + | El dicho Juan Alonso de Yepes, cura de San Torcaz, testigo susodicho, jurado e preguntado ''ut supra'' dijo: |
− | + | “Que por cuanto él servía el beneficio curado de San Andrés, en cuya parroquia es la casa del dicho Álvar López, él había confesado a la dicha Teresa López e dado el Corpus Christi, y el dicho día jueves, que fueron cinco días deste dicho presente mes de enero, antes que amaneciese, le había dado la extremaunción. E que después de ido a su casa, a hora de tercia, fuera a él un criado de Álvar López del Arroyo a San Andrés para que quería reconciliarse la dicha Teresa López, e la reconcilió porque había tornado a hablar, e la absolvió plenariamente [fol. 50v col. a] por virtud de una bula de Santa María de Nájara. E que a la cabecera della, a la mano derecha, estaba una cruz de latón que él había dejado cuando le había dado la unción. E que debajo cabo el pie de la cruz, que miró e vido una cara que parecía encima de la sábana con una barba larga, con una corona con tres ramos, que parecían como manera de cruz; la cual dicha cara tenía forma de Verónica. E que él, mucho maravillándose de aquel milagro tan grande, que alzó la sábana por ver si había alguna cosa pintada o algún bulto debajo de la sábana en el almadraque para que hiciese parecer aquella cara encima. E que lo miró por tres o cuatro vegadas, dellas con candela e dellas sin candela, e cuando la miraba sin candela que la veía ahora desde cerca ahora de lejos; e desque con la candela la miraba que desparecía ''[9]'', e veía la sábana blanca. E que por más certificarse, que tornó a mirar, e atento con la mano, a ver si alguna cosa había que lo hiciese por retificarse en ello, e que no había cosa alguna, sino aquella señal de aquella cara, que estaba allí como figura que parecía encima de la dicha sábana. E que él dio muchas gracias a Dios por ello e que dijo que lo oviese por buena esperanza e señal. E que la ficha Teresa López tenía su cara muy graciosa como quier que estaba con el sarrido ''[10]'' de la muerte, e que no parecía sino una doncelle. E que para el juramento que fizo ''[11]'', que esto es lo que vido e sabe deste fecho. Juan Alonso de Yepes.” | |
Los demás testigos, que son trece, sin estos dicen y afirman lo mismo y señalan algu- [fol. 50v col. b] nos que duró por casi seis horas, desde media antes del día hasta la plegaria del mediodía. Uno declara que el rostro de Cristo estaba con cabellos y barba partida, como pintado de blanco y negro. Otro dice que una hija de la dicha Teresa López le preguntó si veía algo, y que ella se sonreía y mostraba muy alegre. Otra afirma que entró en el aposento y, no viendo la imagen diciendo los que estaban allí que la veían, se afligió mucho atribuyéndolo a sus pecados, de los cuales teniendo grave dolor la vido luego. Otro testigo llamado Gonzalo Rodríguez de San Pedro, hermano de la dicha Teresa López, dice que llevó al dicho cura de Santo Tomé, Fernán Sánchez de Ávila, para que la viese porque se había de enterrar la dicha Teresa López en la misma iglesia de Santo Tomé donde él tenía capilla, aunque, según a mí me dijeron algunos deudos suyos, fue sepultada en el monasterio de la Trinidad, en la capilla grande de Nuestra Señora que está junto a la imagen de la peña de Francia. | Los demás testigos, que son trece, sin estos dicen y afirman lo mismo y señalan algu- [fol. 50v col. b] nos que duró por casi seis horas, desde media antes del día hasta la plegaria del mediodía. Uno declara que el rostro de Cristo estaba con cabellos y barba partida, como pintado de blanco y negro. Otro dice que una hija de la dicha Teresa López le preguntó si veía algo, y que ella se sonreía y mostraba muy alegre. Otra afirma que entró en el aposento y, no viendo la imagen diciendo los que estaban allí que la veían, se afligió mucho atribuyéndolo a sus pecados, de los cuales teniendo grave dolor la vido luego. Otro testigo llamado Gonzalo Rodríguez de San Pedro, hermano de la dicha Teresa López, dice que llevó al dicho cura de Santo Tomé, Fernán Sánchez de Ávila, para que la viese porque se había de enterrar la dicha Teresa López en la misma iglesia de Santo Tomé donde él tenía capilla, aunque, según a mí me dijeron algunos deudos suyos, fue sepultada en el monasterio de la Trinidad, en la capilla grande de Nuestra Señora que está junto a la imagen de la peña de Francia. |
Revisión actual del 18:34 31 ene 2024
Nombre | Teresa López |
Estado | Mujer casada |
Fecha de fallecimiento | 1469 |
Lugar de nacimiento | Toledo |
Lugar de fallecimiento | Toledo |
Vida impresa
Ed. de Mar Cortés Timoner; fecha de edición: febrero de 2021.
Fuente
- Villegas, Alonso de, 1588. Addicion a la Tercera Parte del Flos sanctorum: en que se ponen vidas de varones illustres, los quales, aunque no estan canonizados, mas piadosamente se cree dellos que gozan de Dios por auer sido sus vidas famosas en virtudes... Huesca: Iuan Perez de Valdiuielso, fols. 49v col. a-50v col. b.
Contexto material del impreso Addicion a la Tercera Parte del Flos sanctorum en que se ponen vidas de varones illustres, los quales, aunque no estan canonizados, mas piadosamente se cree dellos que gozan de Dios por auer sido sus vidas famosas en virtudes....
El relato aparece en el apartado 196 de la Adición de la Tercera Parte del Flos Sanctorum (Huesca, 1588) de Alonso de Villegas. El texto no será apenas modificado en las impresiones posteriores a la censura que sufrió la obra en 1588, pero no se situará en el mismo apartado. En el ejemplar R/32084 de la Biblioteca Nacional de España, impreso en 1589 (en Toledo), la vida de Teresa López se coloca en el apartado 197; como aparece en el ejemplar B50/5/11 de la Universitat de Barcelona, impreso en 1595 (Toledo).
Criterios de edición
En términos generales, se siguen los criterios establecidos en el catálogo para editar fuentes impresas (con la intención de hacer accesible el texto a un público no necesariamente especializado) pero se han mantenido: las contracciones, las oscilaciones vocálicas (“debujado”, “doncelle”, “Nájara”, “oviese” por “hubiese” y “ovo” por “hubo”) y los términos o nombres en latín. Por otra parte, para facilitar la localización de los textos, se indica el número y la parte del folio (r-v) y la columna correspondiente (a-b).
Vida de Teresa López
[Fol. 49v col. a] De Teresa López, casada, natural de Toledo
[1] Escríbese en el Génesis que habiendo visto el Patriarca Jacob a su amado hijo Josef en grande honra y autoridad en Egipto, a quien antes lloró por muerto, dijo unas palabras de grande ternura y regalo: “Ya, dice, moriré alegre y contento, pues he visto tu rostro”. Pudo decir esto mismo, y con mayor razón, una devota mujer llamada Teresa López, natural de Toledo, a la cual se le apareció el rostro de Jesucristo debujado sobre una sábana a su cabecera estando a punto de morir, y siendo visto de diversas personas que dieron dello testimonio, por lo cual ella murió muy alegre y contenta.
Determiné de poner aquí este acaescimiento así porque piadosamente se puede creer que la misma Teresa López a quien le sucedió, según fue buena su vida y este milagro con que la aprobó Dios al fin della, está gozando de su Divina Majestad en el Cielo; y así puede escribirse entre los varones ilustres (que no están canonizados) deste libro, como también para confusión de los pérfidos herejes que persiguen el santo uso de las imágenes, pues aquí se vee confirmado con milagro como el venerarlas es santísimo y que premia Dios a quien con devoción lo hace. Lo cual sucedió en esta ciudad de Toledo habiendo en ella infieles, judíos y moros porque fue antes que los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel los echasen de toda España. Y pudo ser esto ocasión porque Dios lo quisiese también para confusión suya. Coli- [fol. 49v col. b.] giré lo que dijere de una información que se hizo luego que sucedió el caso delante del juez eclesiástico, y del libro que anda impreso en latín [2] y se intitula Summi templi Toletani descriptio '[3], hecho por el docto Blas Ortiz Canónigo, y es en esta manera.
Habiendo escrito con mucho aviso y diligencia el doctor Blas Ortiz, canónigo y vicario general en el arzobispado de Toledo, en la descripción que hizo del Summo templo y iglesia Toledana de las reliquias y riquezas que están dentro del Sagrario, dice luego (y es en el capítulo veinte y seis):
“Junto al Sagrario está una capilla pequeña, y sobre el altar un Cristo de bulto, ligado a la columna, con las insignias de las heridas y azotes que padeció al tiempo de su Pasión. Sobre esta imagen se vee un rostro del mismo Cristo de escultura relevado, que vulgarmente se llama Verónica. A la cual teniendo devoción una devota mujer cuyo nombre era Teresa, casada con cierto ciudadano llamado Álvar López, como todos los días se levantasen al alba, iba a oír la misa que se dice en aquella hora en la capilla de San Ildefonso de la misma santa iglesia, y luego llegaba al altar de la columna, y puestos sus ojos y el corazón en la Verónica y rostro de Cristo adorábale y ofrecíale sus devotas oraciones y plegarias. Esta devoción, cuán grata fuese a Nuestro Señor declarolo después por milagro. Y fue así que, estando la misma devota mujer Teresa enferma, cercana a la muerte, y dada la extremaunción, día jueves cinco de enero del año de Cristo de mil [fol. 50r col. a.] y cuatrocientos y sesenta y nueve, apareciose un rostro hermosísimo de Cristo a su lado derecho, siendo visto de muchas personas que concurrieron a la fama deste milagro. Los cuales llegando cerca desaparecía el rostro y, apartándose, tornaba a mostrarse. Del cual milagro, hecha información por notarios, se guarda en los archivos desta santa iglesia”.
Esto es lo que dice el doctor Blas Ortiz. Yo he visto dos traslados autenticados de una información que hizo sobre el caso Pedro González de Mesa, arcipreste de Madrid, vicario en todo el arcedianazgo de Toledo, por don Tello de Buendía, doctor en Decretos, arcediano de Toledo, con un notario apostólico llamado Diego García de Amusco y un escribano público dicho Pedro Rodríguez de Vargas, en cuyos registros se halla el original. Hay en esta información qui[n]ce testigos, de los cuales quiero referir los dichos de dos los primeros, por sus mismas palabras, para más certificación del caso. El uno es Fernán Sánchez de Ávila, cura de Santo Tomé de la dicha ciudad de Toledo, y el otro Juan Alonso de Yepes, cura de San Torcaz. Los cuales, siendo presentados por Álvar López del Arroyo, marido de la dicha Teresa López, y habiendo jurado en forma de drecho [4], estando en la capilla de Corpus Christi, que es la mozárabe y tiene también este nombre porque se encierra allí el Santísimo Sacramento el Jueves Santo, según se declara en sus constituciones, dijeron pues allí sus dichos, estos y los demás testigos, en doce días [5] de enero del año de mil y cuatrocientos y sesenta y nueve, siete días después del [6] caso sucedido; y así dice la información:
“De los cuales dichos testigos y de cada uno dellos, el dicho señor arcipreste, juez susodicho, en presencia de nós, los dichos Diego García de Amusco, notario apostólico, y Pedro Rodríguez de Vargas, escribano público, recibió sus dichos y deposiciones de cada uno dellos por sí, so virtud del dicho juramento, que verdaderamente dijeron lo que vieron acerca de lo susodicho y en la manera que lo vieron, no mudando ni acrecentando cosa alguna más de lo que vieron y en la forma que lo vieron, e lo que dijeron e depusieron los dichos testigos e cada uno dellos, so virtud del dicho juramento por ellos fecho, es esto que se sigue.
”El dicho Fernán Sánchez de Ávila, vicario clérigo cura de la iglesia de Santo Tomé desta ciudad, testigo susodicho, jurado en forma debida de drecho [7] e preguntado por el dicho señor arcipreste juez susodicho qué es lo que vido e sabía acerca de lo susodicho, dijo: que el jueves que pasó, víspera de la Epifanía, que fueron [fol. 50r col. b] cinco días del mes de enero, que fue llamado por Gonzalo Rodríguez de San Pedro para que fuese a ver una cosa que en casa de Álvar López del Arroyo había maravillosamente aparecido. E que el dicho Fernán Sánchez dijo que le placía. E fue a casa del dicho Alvar López del Arroyo, e subió a una cámara do estaba doliente y en pasamiento Teresa López, mujer del dicho Álvar López, e que vido a la cabecera de su cama que estaba una almohada, y en somo [8] della una cruz pequeña de latón que había quedado ahí de como la habían dado la extremaunción, e que debajo del pie de la dicha cruz que parecía estar en somo de la dicha sábana una forma de cara como de Verónica, con su barba larga, muy graciosa. E que por él visto se quedó muy maravillado, e dijo que le diesen una candela de cera que ende estaba encendida por se certificar si aquella figura estaba pintada en la dicha sábana o si no. E que con la dicha candela llegó a mirar la dicha sábana en el dicho lugar, e vido que, en la dicha sábana, no estaba pintura alguna, mas vido cómo la dicha sábana estaba blanca de una parte y de otra; e asimismo el colchón que estaba debajo. E acabado de lo dejar de las manos, dijo este testigo que se levantó en pie. E luego tornó a parecer, e vido la dicha figura en el mismo lugar donde primero estaba. E que por más se certificar, que tornó otras tres veces a mirar e palpar a la dicha sábana e allanarla, e traer por ella la mano, por se certificar si era cosa pintada o otra semejante cosa. Cuando así llegaba a la dicha sábana no veía salvo blanca la dicha sábana, e después de levantado la tornaba a ver como de primero. E que este testigo ovo muy gran contrición e devoción en ver tan grande misterio, e que comenzó a rezar ciertas oraciones e dar gracias a Dios. E que parecía la dicha doliente como una imagen en su cara, no embargante que ella estaba en el agonía de la muerte. E que esto es lo que sabe e vido para el juramento que hizo. E que esto fue en el dicho día a la hora de la prima. Ferdinandus Sancius.”
El dicho Juan Alonso de Yepes, cura de San Torcaz, testigo susodicho, jurado e preguntado ut supra dijo:
“Que por cuanto él servía el beneficio curado de San Andrés, en cuya parroquia es la casa del dicho Álvar López, él había confesado a la dicha Teresa López e dado el Corpus Christi, y el dicho día jueves, que fueron cinco días deste dicho presente mes de enero, antes que amaneciese, le había dado la extremaunción. E que después de ido a su casa, a hora de tercia, fuera a él un criado de Álvar López del Arroyo a San Andrés para que quería reconciliarse la dicha Teresa López, e la reconcilió porque había tornado a hablar, e la absolvió plenariamente [fol. 50v col. a] por virtud de una bula de Santa María de Nájara. E que a la cabecera della, a la mano derecha, estaba una cruz de latón que él había dejado cuando le había dado la unción. E que debajo cabo el pie de la cruz, que miró e vido una cara que parecía encima de la sábana con una barba larga, con una corona con tres ramos, que parecían como manera de cruz; la cual dicha cara tenía forma de Verónica. E que él, mucho maravillándose de aquel milagro tan grande, que alzó la sábana por ver si había alguna cosa pintada o algún bulto debajo de la sábana en el almadraque para que hiciese parecer aquella cara encima. E que lo miró por tres o cuatro vegadas, dellas con candela e dellas sin candela, e cuando la miraba sin candela que la veía ahora desde cerca ahora de lejos; e desque con la candela la miraba que desparecía [9], e veía la sábana blanca. E que por más certificarse, que tornó a mirar, e atento con la mano, a ver si alguna cosa había que lo hiciese por retificarse en ello, e que no había cosa alguna, sino aquella señal de aquella cara, que estaba allí como figura que parecía encima de la dicha sábana. E que él dio muchas gracias a Dios por ello e que dijo que lo oviese por buena esperanza e señal. E que la ficha Teresa López tenía su cara muy graciosa como quier que estaba con el sarrido [10] de la muerte, e que no parecía sino una doncelle. E que para el juramento que fizo [11], que esto es lo que vido e sabe deste fecho. Juan Alonso de Yepes.”
Los demás testigos, que son trece, sin estos dicen y afirman lo mismo y señalan algu- [fol. 50v col. b] nos que duró por casi seis horas, desde media antes del día hasta la plegaria del mediodía. Uno declara que el rostro de Cristo estaba con cabellos y barba partida, como pintado de blanco y negro. Otro dice que una hija de la dicha Teresa López le preguntó si veía algo, y que ella se sonreía y mostraba muy alegre. Otra afirma que entró en el aposento y, no viendo la imagen diciendo los que estaban allí que la veían, se afligió mucho atribuyéndolo a sus pecados, de los cuales teniendo grave dolor la vido luego. Otro testigo llamado Gonzalo Rodríguez de San Pedro, hermano de la dicha Teresa López, dice que llevó al dicho cura de Santo Tomé, Fernán Sánchez de Ávila, para que la viese porque se había de enterrar la dicha Teresa López en la misma iglesia de Santo Tomé donde él tenía capilla, aunque, según a mí me dijeron algunos deudos suyos, fue sepultada en el monasterio de la Trinidad, en la capilla grande de Nuestra Señora que está junto a la imagen de la peña de Francia.
Los testigos que tenían conocimiento con la dicha Teresa López dicen en sus dichos grandes bienes y virtudes della; y así es de creer piadosamente que está gozando de Dios. Cuya muerte fue jueves, cinco días de enero, año de mil y cuatrocientos y sesenta nueve. Hay en esta ciudad de Toledo, por el año presente de mil y quinientos y ochenta y seis, muchos nobles ciudadanos que se tienen por sus parientes y afirman por tradición derivada de unos en otros todo lo que della se ha dicho.
Notas
[1] En el lateral izquierdo del folio, a la altura de la letra capital que inicia el relato, está escrito: “En.5.de Enero. Genes.46.”.
[2] Leemos en el margen derecho de la columna b “Authores”.
[3] Se refiere a la obra Summi templi Toletani perq[uam] graphica descriptio (impresa en 1549). Puede consultarse en Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico del Ministerio de Cultura: https://bvpb.mcu.es/ca/consulta/registro.do?id=397573.
[4] En el ejemplar R/320874 de la BNE, impreso en 1589 (en Toledo), aparece escrito “derecho”.
[5] En el margen derecho leemos: “Año de 1469.”
[6] Está escrito “de el”.
[7] Véase nota [4].
[8] “Encima”. Véase REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE). http://corpus.rae.es/cgi-bin/crpsrvEx.dll
[9] desaparecía.
[10] Palabra (conservada en impresiones posteriores) que tampoco se halla documentada en CORDE. Corpus diacrónico del español. http://www.rae.es.
[11] El texto reproducido por Villegas conserva la f- inicial en las palabras “fizo” y “fecho” reflejando, de esta manera, que es anterior a su relato (donde estas palabras aparecen escritas con h-).