Francisca Vázquez
Nombre | Francisca Vázquez |
Orden | Dominicas |
Títulos | Monja del monasterio de Santa María de las Dueñas de Zamora |
Fecha de nacimiento | Siglo XV |
Fecha de fallecimiento | Siglo XV |
Lugar de nacimiento | ¿Zamora? |
Lugar de fallecimiento | Zamora |
Contenido
Vida manuscrita
Ed. de Bárbara Arango Serrano y Borja Gama de Cossío; fecha de edición: octubre de 2023.
Fuente
- López, Juan, 1613. “Libro segundo de la tercera parte de la historia general de Santo Domingo”, Tercera parte de la historia general de Santo Domingo, y de su orden de predicadores. Valladolid: Francisco Fernández de Córdoba, 246.
Criterios de edición
Esta crónica está escrita por Juan López, obispo en la ciudad italiana de Monopoli. En la tercera parte se incluye la vida de santos de la orden, se aborda la fundación de los diferentes conventos en los dos primeros siglos de los dominicos en Castilla y se añade la vida de destacadas religiosas, aunque se hace referencia también a las religiosas que viven en las fundaciones hasta la publicación de la crónica en los conventos fundados.
Aquí nos encargamos de las religiosas que viven en los siglos XV-XVI cuyo foco de actuación es anterior a 1560 (aunque mueran después de esta fecha), es decir, antes del auge de Santa Teresa. Se adoptan los criterios de edición de vidas impresas estipulados en el Catálogo: se moderniza la ortografía (b/u/v, j/g, chr/cr, qu/cu, empleo de h, etc.) y se eliminan las consonantes geminadas. Además, se expanden las abreviaturas, aunque algunas como N. S. (Nuestro Señor) o N. P. S. (Nuestro Padre Santo) se respetan en el texto. El uso de mayúsculas y minúsculas se moderniza y se adaptan las normas acentuales a sus usos actuales. Finalmente, se moderniza también la puntuación, la acentuación y el uso de aglomerados.
Vida de Francisca Vázquez
[244]
Capítulo LVI
De otras religiosas de señalada virtud que esta casa ha tenido [1]
[…]
[246] […] Devotísima fue de la Pasión la madre Francisca Vázquez, que, con la entereza de la observancia, se empleaba en esta devoción como en la que más poderosa es para hacer ricas las almas. Entre los ejercicios santos de su vida, que era el que habemos dicho el principal, tomó a su cargo encaminar algunas religiosas mozas y comunicarlas lo que para la perfección de su estado era muy a propósito. En estos ejercicios y oficio la halló la última enfermedad. Llegó la hora en que la habían de dar la extremaunción, y una de sus discípulas dijo que lo dejasen para el día siguiente por ser ya tarde, y así se hizo. La enferma rogó a esta que se fuese a descansar por andar muy trabajada y alcanzada de sueño, habiéndola velado otras noches. Fuese y dejó en su lugar dos compañeras suyas. Estando estas velando, le dio a la enferma una congoja tan grande que pensaron que se moría. Acudieron a despertar a la otra religiosa, la cual vino al punto y, viendo en el que estaba la enferma, muy lastimada dijo: “Ay, desgraciada de mí, que no la hemos dado la extremaunción, plegue a Dios no se nos muera sin ella”. Consolola la enferma y respondió: “No haré, que yo me esperaré”. Avisaron luego desde el monasterio a Santo Domingo a llamar quien se la diese. En tañendo la campana de la portería, aunque eran las once de la noche y los dormitorios estaban lejos, luego oyó el portero. Enviaron un padre y llegó al tiempo que se la dio, y ella la recibió con mucha devoción. Y, pidiendo que la rezasen la Pasión, comenzaron la de San Juan y dijo: “No esta sino la de San Lucas”. Y, cuando llegaron a la palabra: Hodie mecum eris in Paradiso, alzó los ojos y tendió los brazos y expiró, dejando grandes muestras de su santidad.
Notas
[1] Se refiere al monasterio de Santa María de las Dueñas Zamora.