Aldonza de Luna

De Catálogo de Santas Vivas
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Aldonza de Luna
Nombre Aldonza de Luna
Orden Dominicas
Títulos Priora del convento de Aldeanueva, Ávila y Monja del convento de San Esteban de Salamanca
Fecha de nacimiento Después de 1506
Fecha de fallecimiento 1589
Lugar de nacimiento Fuentidueña
Lugar de fallecimiento Salamanca

Vida manuscrita

Ed. de Bárbara Arango Serrano y Borja Gama de Cossío; fecha de edición: octubre de 2023.

Fuente

  • López, Juan, 1613. “Libro segundo de la tercera parte de la historia general de Santo Domingo”, Tercera parte de la historia general de Santo Domingo, y de su orden de predicadores. Valladolid: Francisco Fernández de Córdoba, 182-183.

Contexto material del impreso Tercera parte de la historia general de Santo Domingo, y de su orden de predicadores.

Criterios de edición

Esta crónica está escrita por Juan López, obispo en la ciudad italiana de Monopoli. En la tercera parte se incluye la vida de santos de la orden, se aborda la fundación de los diferentes conventos en los dos primeros siglos de los dominicos en Castilla y se añade la vida de destacadas religiosas, aunque se hace referencia también a las religiosas que viven en las fundaciones hasta la publicación de la crónica en los conventos fundados.

Aquí nos encargamos de las religiosas que viven en los siglos XV-XVI cuyo foco de actuación es anterior a 1560 (aunque mueran después de esta fecha), es decir, antes del auge de Santa Teresa. Se adoptan los criterios de edición de vidas impresas estipulados en el Catálogo: se moderniza la ortografía (b/u/v, j/g, chr/cr, qu/cu, empleo de h, etc.) y se eliminan las consonantes geminadas. Además, se expanden las abreviaturas, aunque algunas como N. S. (Nuestro Señor) o N. P. S. (Nuestro Padre Santo) se respetan en el texto. El uso de mayúsculas y minúsculas se moderniza y se adaptan las normas acentuales a sus usos actuales. Finalmente, se moderniza también la puntuación, la acentuación y el uso de aglomerados.

Vida de Aldonza de Luna

[180]

Capítulo XLIIII

De la fundación del monasterio de las Dueñas de Salamanca

[…]

[182] […] Ha sido convento de sesenta y cuatro religiosas, cuatro más o menos, y en este estado se halla ahora. Desde sus principios ha sido de mucha religión, donde [ha] habido siempre y hay religiosas santas y de gran virtud. Flore- [183] ció grandemente la madre doña Aldonza de Luna, la cual fue bisnieta de don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla, hija de don Pedro de Luna y de doña Aldonza Manrique. Era, cuando tomó el hábito, heredera de los estados de Fuentidueña, Escalona y condado de Santisteban de Gormaz. Entrándose en religión, lo dejó todo, haciéndola más notable, más calificada y conocida el nuevo estado que la grandeza de que tanto se podía honrar en el mundo y se honran los mundanos que, como dicen en Castilla: “por mejoría mi casa dejaría”, conociendo cuanto se adelantan los que en la casa de Dios son menos sobre todas las que en el siglo llaman grandes señoras, desengaño que no pudo dejar de ser principio de grandes aprovechamientos. Fue primero beata del monasterio de Aldeanueva [1] y, de allí, se pasó a este convento donde vivió veinte años con gran ejemplo y santidad. Hallándose su primer monasterio muy solo sin ella, la eligieron las religiosas por priora de su casa luego que aquel convento se quemó [2], pareciéndoles a propósito para remediar este gran daño. Así fue porque ella le reedificó con limosnas de los señores Duques de Alba y de otras personas principales, siendo ella la primera que servía en la obra acarreando ladrillo, cal y otros materiales [3]. Pareciéndole que aquellas hermanas no le dejarían gozar del sosiego que tanto deseaba, ocupándola siempre en los oficios que tanto aborrecía, en busca de vida solitaria y en demanda de descanso y ocasión para tratar con Dios, se volvió a este convento donde hizo la profesión de monja. Fue de grandísima oración, gran seguidora de comunidad, que es mayor encarecimiento de lo que se piensa por ser los ejercicios de la orden muchos y muy trabajosos. Asistía siempre a los maitines a medianoche, que es lo que siempre ha usado este convento y, no por faltar hora ninguna de la oración, tenía cierto ejercicio de consideraciones de la Pasión de Cristo Nuestro Señor y, para cada hora, tenía ciertas devociones. Y, si acaso alguna hora faltaba de este ejercicio por negligencia, hacía antes de acostarse penitencia de ella. Tenía por devoción algunas veces en el año recibir de mano ajena cinco mil azotes y, al cabo de ellos, mandaba decir ciertas misas en memoria de los que por manos sacrílegas de verdugos recibió el Señor en casa del presidente Pilatos. Sin esto, se disciplinaba muy a menudo y traía siempre un áspero cilicio y, porque por estas ocasiones padecía grandes dolores y enfermedades en los pechos, por proveer en este daño, traía pedazos de él entre los brazos y en los muslos. Era tan misericordiosa y limosnera que se deshizo de todos sus vestidos y cama y lo daba de limosna, de manera que vino a vestir hábitos ajenos y dormir en cama que también lo era. Llegada la hora de su muerte, dijo a una santa religiosa que depuso de vista de todo esto: “Bendito sea Dios, que será este el postrer día que le ofenderé”. Y así fue que, recibidos los Sacramentos, murió año de mil y quinientos y ochenta y nueve. De todo esto dieron testimonio muchas monjas ancianas del monasterio.

Notas

[1] La fundación del convento de Aldeanueva se edita ampliamente en este catálogo con las vidas de María de Santo Domingo, primera priora de esta fundación, y su sucesora, su hermana biológica, María de la Asunción. Los manuscritos de 1607, 1721 y 1737 de donde se extraen las vidas de estas hermanas describen cómo la fundación de Aldeanueva atrajo a mujeres de toda España y muchos nobles enviaban a sus hijas allí a ser educadas en la religión. Aldonza de Luna, como se puede ver, fue una de ellas.

[2] Se refiere al incendio del convento de Aldeanueva, cuando María de la Asunción era priora de la fundación. Esta murió al poco del incendio (que fue en 1565) a muy avanzada edad.

[3] No está claro cuándo se la elige priora del convento de Aldeanueva. De acuerdo con las crónicas, editadas en este catálogo, María de la Asunción es aún priora cuando el convento se quema y los Duques de Alba donan dinero para su reconstrucción.