María de Santo Domingo

De Catálogo de Santas Vivas
Revisión del 12:30 15 mar 2020 de Anaritasoares (discusión | contribuciones) (Vida manuscrita (1))
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María de Santo Domingo
Nombre María de Santo Domingo
Orden Dominicas
Títulos Priora y fundadora del Convento de Aldeanueva de la Cruz
Fecha de nacimiento Hacia 1486
Fecha de fallecimiento Hacia 1524
Lugar de nacimiento Aldeanueva, Ávila, España
Lugar de fallecimiento Aldeanueva, Ávila, España

Vida manuscrita (1)

Ed. de Rebeca Sanmartín Bastida; fecha de edición: enero de 2020; fecha de modificación: marzo de 2020.

Fuente

  • “Relaçión de la fundaçión de esta casa y de las cosas memorables que en él á havido”. Ms. perteneciente al Archivo conventual de Mosén Rubí, Ávila, fols. 1r-4v, 11v.

Criterios de edición

Se trata de un manuscrito de la primera mitad del siglo XVII (datación entre 1607 y 1636), con copia en el Archivo General de la Orden de Predicadores de Roma (AGOP), fechada en 1688. Se editan solo los folios que se refieren a la vida de María de Santo Domingo y a la fundación del convento (la relación incluye referencias breves a vidas de otras monjas dominicas).

Los criterios de edición que se han seguido son conservadores ya que se trata de un testimonio que quizás bebe de fuentes más primitivas; además hablamos de la primera versión de la relación de la fundación de Aldeanueva, que luego será ampliada sucesivamente en manuscritos posteriores (que se editarán en este Catálogo). Así, se respetan todas las grafías, incluidas la variación de v/b, i/y y las sibilantes; y se conserva el uso o ausencia de la –h, sea o no etimológico (acentuamos la vocal a con función verbal). Se regulariza, en cambio la variación u/v con función vocálica y consonántica de acuerdo a los usos actuales. Se han desarrollado las abreviaturas. Acentuamos las palabras y empleamos las mayúsculas de acuerdo a la norma ortográfica actual. Finalmente, la puntuación procede de la editora pero la separación de los párrafos es del manuscrito.

Vida de María de Santo Domingo

[Fol. 1r] Relaçión de la fundaçión de esta casa y de las cosas memorables que en él á havido

La primera fundadora de este convento de Santa Cruz de la Magdalena de Aldeanueba fue natural de la çiudad de Ávila [1], de los Paniaguas de la dicha çiudad de parte de padre, el qual se casó con una muger natural de este lugar de Aldeanueba, de gente honrrada, aunque pobre y humilde. Eran tres hermanas donçellas güérfanas de padre y madre, a las quales les dio Dios su espíritu de fundar este monasterio en su propia casa, y la madre soror María de Santo Domingo, que fue la mayor de las tres hermanas [2], en cuyo naçimiento se tiene por negoçio auténtico que ubo un pronóstico de unos astrólogos que digeron a su padre [3], aviendo echado juiçio a la hija que le avía naçido, avía de poder mucho con los potentados del mundo, lo qual pareçe ser çierto por el discurso de su vida [4], y ella fue la que tomó la mano para edificar el convento. Y antes que llegase al prinçipio del edifiçio se refiere que en los años de su niñez le aconteçían cosas maravillosas, entre las quales se refieren dos: una, que qualquiera cosa que tomaba en las manos se le acreçentaba en ellas; otra, que cayendo un día sobre una gran lumbre salió de ella sin lesión ninguna; para cuyo edifiçio no solamente la ayudó el favor del Çielo, pero los veçinos de su propio lugar le daban las propias casas. Y toda la tierra la ayudó con sus limosnas. Los señores del reyno la ayudaron y anpararon, y los que con más larga mano acudieron cierto fueron los [fol. 1v] Reyes Cathólicos, y tras ellos los Duques de Alva, Don Garçía Álvarez de Toledo [5] y su muger, que se hallaron presentes en la fundaçión de la casa; y con ellos el gran prior de san Juan Don Diego de Toledo, el Conde de Osorno, el de Oropessa, el Conde de Nieba, y Don Garçía de Toledo, Señor de La Horcajada [6], y otros muchos señores.

En el prinçipio del edifiçio, quando se enpeçó acabar para haçer los çimientos, la primera piedra que se sacó hallaron que estaba en cruz, y tantas quantes veçes la partieron los çircunstantes haçiendo misterio del caso salía siempre cruz, y tomando esto por raçón, acordaron que se llamase el Convento de Santa Cruz, y de los que estaban presentes fue el primero que echó una joya de oro en la çanja del edifiçio el Conde de Nieba, el qual edifiçio se empeçó a haçer el año de mil y quinientos y quatro a treçe de septiembre, víspera de la Exaltaçión de la Cruz, y pónese la fundaçión año de mil y quinientos y siete, víspera de Nuestra Señora de la Asunçión, por ser el primer día que en el nuebo edifiçio se hiço el ofiçio divino, y este día tomaron de mano de la dicha María de Santo Domingo, fundadora, el hábito en la dicha casa sus dos hermanas, la madre María de la Asunçión, y la madre María de los Santos.

Fue tanta la fama y la grandeça del convento, así en virtud como en número y cantidad de religiosas, que muchas personas yllustres y de calidad traýan aquí sus hijas y deudas, no solamente de estos reynos, pero de los estrangeros, porque ubo ocasión en que se hallaron juntas treçientas religiosas [7], como consta por un testimonio de escribano público que está con depósito, entre las quales ubo algunas naturales [fol. 2r] de Jerusalén; otra, de Belén, que tenía por nombre Soror María del Pesebre; otras, de Roma, de Sevilla, de Murçia, de Lora, de Calatayud, de Logroño, de Vitoria, y finalmente de todas las partes destos reynos, y se refiere de testigos fidedignos que se hallaron juntas de una vez a tomar el hábito sesenta mugeres de a quatro, de a çinco, y de a seis años, y, de aý arriba hijas de personas yllustres, y algunas señoras que eran parientas de los Reyes de Portugal.

Fue creçiendo tanto la fama en materia de virtud que se diçe por cosa çierta que la dicha fundadora fue llamada del Sumo Pontífiçe, y es çierto que fue donde él estaba y habló con él, como consta de un previlegio que está en el depósito del dicho convento [8], su data en Zaragoça, a veinte y çinco de octubre de mil y quinientos y veinte y dos [9], en que conçede de su Santidad a las dichas religiosas pudiesen traer velo negro con todas las graçias e yndulgençias que a las demás monjas, siendo así verdad que el dicho convento fundado por la dicha fundadora es de beatas de la Terçera Regla de nuestro Padre Santo Domingo, y no solamente conçedió esta graçia sino otras muchas.

En sus primeros prinçipios de la fundaçión de este convento puso la orden por Vicario de él al Padre Fray Juan de Azcona [10], de buena memoria, que fue un gran religioso, y aun atendiendo a su modo de vivir, un santo, y en esta opinión y veneraçión le tenían las religiosas. Era de grande oraçión y recogimiento, si[n] que esto le estorbase el acudir al consuelo de las religiosas a predicarlas y confesarlas, y el año de mil y quinientos y veinte fue el sobredicho padre a Jerusalén y a Roma, y trajo a este convento [fol. 2v] muchas reliquias, entre las quales trajo la insignia y reliquia que tiene ese convento de la costilla de nuestra madre Santa Cathalina de Sena, que se la dio el Papa León Déçimo a dos de abril de mil y quinientos y veinte años, como pareçe por una bula suya que está en el despósito [11]. Es tan milagrosa la dicha reliquia, que en llegando el sobre padre con ella al convento, hiço Dios nuestro Señor un milagro, por inerçesión de nuestra madre Santa Cathalina, que fue sanar a una religiosa tullida, que solo con llegar a tocarla quedó del todo sana, y para más prueba del milagro acudió luego al refitorio a servir a las religiosas.

En el año mil y seisçientos y doçe, hizo otro milagro esta santa reliquia, y fue que una religiosa del dicho convento, que tenía aproplegía y estaba perlática y sin poder hablar, y por señas como pudo pidió la trageren la costilla de nuestra madre, y en puniéndosela en la boca al punto habló y quedó sana.

Otra religiosa propuso de no confessarse con un religioso de la orden por çierto enfado que con él tubo, y echándole muchas maldiçiones, y entre otras, que la lengua se le pegase al paladar si con él se confesare, súbitamente vieron las demás religiosas que la dio un gran mal, y que pareçía tener la lengua pegada, sin poder casi hablar claro, pero como podía se quejaba y daba a entender que se ahogaba; pusiéronla la costilla y sanó, y al punto se confesó con el dicho padre.

Puso la dicha fundadora tan grandes y buenos fundamentos no solamente en lo material de la casa, sino en lo espiritual de las almas, pues en este monasterio se guardaba la regla [fol. 3r] y constituçiones de la orden como en ella está escrita, y a durado y dura asta nuestros tiempos y mucho más, porque aora se guarda de la misma suerte que en los demás monasterios de monjas, sin haberles quedado de beatas más que solo poder entrar mugeres en el dicho convento. En lo demás ay mucha observançia y religión, y muchos ayunos y abstinençia, que la mayor parte del convento ayuna a pan y agua toda la Quaresma, y ayunan tres días a la semana, ay mucha oraçión y mucho coro, que casi la mayor parte del día gastan en él. Lo que toca a disçiplinarse, es tan estraordinario que es menester ponerlas obediençia para que no lo hagan. El ofiçio divino se haçe con mucha puntualidad, gravedad y solemnidad, cantando las horas y muchos maytines, en particular los días de santos como en los más graves conventos de la orden se acostumbra, y con más puntualidad. Ay en el dicho lugar de Aldeanueva más de çien veçinos, y entre ellos más de treçientas personas pobres, y todas las sustenta el convento y religiosas, dejando la mayor parte de su comida por acudir y socorrer a sus neçesidades.

Échasele de ver la mucha religión que á avido y hay en este monasterio, pues para fundar otros en la Provinçia an sacado d’él las fundadoras y prioras [12], y en particular fueron por fundadoras y prioras a la Penitençia de Valladolid y al monasterio de Corpus Christi de la dicha çiudad la madre María de los Ángeles y María de San Françisco, su hermana, que fueron de los Manríquez y Toledos. Y a las Arrepentidas de Salamanca y a las Beatas de Medina del Campo y a la Madre de Dios de Truxillo, Toro y Olmedo an ydo por prioras muchas señoras de este convento: la madre Doña Bernardina de Carabajal, Doña Isabel de Mendoça [fol. 3v] y la madre Doña Gabriela de Guevara, y la madre María de la O, del Barco.

Tiene este convento una bula de la fundaçión del dicho monasterio, su data en Roma apud Sanctum Petrum, el año de mil y quinientos y diez y siete, a diez y seis de henero, de León Déçimo en el año quarto de su Pontificado, enbiado a la fundadora nombrándola por priora del dicho monasterio y mandado al Arzobispo de Toledo, Plasençia y Ávila la ayuden, favorezcan y autoriçen en orden al edifiçio y nueba fundaçión de casa [13], y que puedan tener y tengan vicario y religiosos de la dicha orden, para que las ayuden y administren los santos sacramentos, y así es tradiçión auténtica que el Reverendísimo General fray Viçençio Bandelo de Castronovo visitó por su persona el dicho monasterio en tienpo del rey Don Fernando y Doña Ysavel [14], y reçivió este convento a la orden la vigilia de Pentecostés el año de mil y quinientos y diez y nueve.

Fue tanta la virtud y religión de la fundadora que se echó de ver el gran favor y merçed que la hacían todos los grandes del Reyno, y en particular los santos Reyes Cathólicos Don Fernando y Doña Ysabel, que la ayudaron con sus rentas, y la dieran muchas más para la fundaçión si ella quisiera, pero fue su intento que fuesen pobres, y así no quiso admitirlas. Entre las merçedes que los Reyes Cathólicos hiçieron a esta venerable muger la más prinçipal fue darla el Santo Christo, que este convento tiene en tan grande veneraçión y estima por los muchos milagros que á obrado y obra. Uno de los maiores es que, llebándole los Reyes Cathólicos en su compañía a las guerras, en una dellas, invocando como suelen los españoles al Apóstol Santiago, respondió el Santo Christo que no era [fol. 4r] neçesario estando él allí, y en señal de esto le quedó la voca abierta y se le ben dientes, lengua y el çielo de la voca.

Diçen las madres ançianas deste convento [15] que en tienpo de Filipo Segundo, quando las heregías de Caçalla, por algunos días le vieron sudar, y saben que uno de los religiosos le linpió el sudor del rostro con un purificador [16]. Y en el año de mil y seisçientos y çinco hiço otro milagro en soror María de la Natividad, religiosa del dicho convento. Y fue que tenía en un pecho un çirrio del tamaño de una naranja, y aviéndola dicho los médicos que no tenía remedio acudió a Dios y a esta santa ymagen [17] de quien ella era mui debota, y andubo una nobena, y al cabo della tocó con un pañito al Santo Christo, y se le puso donde tenía la enfermedad, y al punto sanó, de manera que pudo acudir al serviçio de las demás como lo tenía de ofiçio.

Otra religiosa llamada María de Santa Ynés, teniendo cánçer en un pecho, y la començó a curar el médico, y en lugar de sanarla quedó peor [18], y pareçiéndola era inposible sanar acudió a tener nobena Santo Christo por no berse en manos de médicos ya que la tenía sentençiada a muerte, y antes de acabar su nobena se puso un pañito tocado al Santo Christo y luego sanó.

Otros muchos milagros á echo, que por no ser largos no se escriven aquí; si fuere neçesario se podrán escrivir y aberiguar [19]. Lo que en este convento se á visto y estas señoras tienen por milagro es que ningún mal contagioso ni pestilençia jamás á dado en el convento: aunque la á havido en el pueblo y an entrado en el convento muchas personas heridas no se á pegado a ninguna religiosa.

[Fol. 4v] La figura que el Santo Christo tiene es de la çintura arriba coronado de espinas, y la cruz a cuestas, y aun quieren deçir que es de los que pintó San Lucas, y pareçe se echa de ber en que tiene dos dedos quebrados que no se save cómo ni quándo, y con haber traído maestros que se an buscado de fama, ninguno se á atrevido a ponérselos, y ubo uno que dixo que le pareçía ser imposible el varniz que tenía fuese obra de la Tierra, sino que era negoçio más que humano.

Con tan buena compañía la fundadora y sus compañeras fueron muy adelante en la virtud y santidad. Todo el tienpo que vivió la madre María de Santo Domingo fue priora del dicho monasterio; era muy dada a oraçión, ayunos, y disçiplinas, y echávese [20] mui bien de ber en ella que tenía espíritu y graçia del Çielo, pues sin aber estudiado tenía sus pláticas a las religiosas con tanto espíritu y deboçión que las más veçes las movía a lágrimas [21].

El demonio, inbidioso del fruto que hacía en las almas y en toda esta tierra, la lebantó de debajo de los pies muchas persecuçiones, y en todas ellas mostró mucha paçiençia, dejándolo todo a Dios, y así murió como una santa, y otro día después de su muerte predicando el santo Fray Juan de Azcona, en medio del sermón dijo: “Mi hixa María de Santo Domingo se subió al Çielo” [22].

Por muerte de la dicha fundadora suçedió en el ofiçio de priora su hermana María de la Asunçión, la qual fue tan santa como su hermana; fue priora más de treinta años. Era muy observante en el silençio toda la noche o la mayor parte se le yba en oraçión, no comía al día más de una vez, no çenaba ni hacía colaçión, nunca comió carne en todo tienpo que tubo el hábito, echábase de ver [fol. 5r] su santidad en las pesadas burlas que el demonio la haçía, echándola algunas veçes por las escaleras abajo; tuvo muchas persecuçiones, en particular algunas emulaçiones y enbidias entre sus conpañeras. La muerte fue como la vida y así está en opinión de santa [23].

La otra terçera hermana llamada María de los Santos vivió y murió muy santamente, y están todas tres hermanas enterradas a la puerta del refitorio. Tiene una grande piedra labrada ençima de la sepultura; el darles este entierro fue su mucha humildad, y así lo pidió a las demás religiosas. […]

[Fol. 11v] […] Olvidose de deçir al prinçipio que fue tanto el espíritu y valor de la madre fundadora, María de Santo Domingo que ella en persona con otras tres religiosas fue a Roma a tratar con su Santidad muchas cosas tocantes al bien espiritual y temporal de este convento, a quien hiço mui grandes favores el Papa León Déçimo, que era el que presidía en la Iglesia entonçes.

Todo lo cual susodicho en esta relaçión se á sacado de los papeles y brebes que están en depósito, y conforme lo que viene por tradiçión de las madres antiguas.

Notas

[1] María nació en Aldeanueva, pero en esta relación y en su copia de AGOP de Roma solo se señala Ávila como lugar de nacimiento. En otra versión de la fundación de Aldeanueva del Archivo de la Orden de Predicadores de Salamanca que editaremos en el Catálogo sí se señala Aldeanueva como lugar de nacimiento de María.

[2] En el proceso se apunta que fue la más pequeña de las tres hermanas, y el trato con ellas no fue bueno (R. Sanmartín Bastida & M. V. Curto Hernández, El Libro de la oración de María de Santo Domingo: Estudio y edición, Madrid, Iberoamericana, 2019, p. 37).

[3] En la “Relación” de AGOP de Roma, “sus padres”. Es más fiable la lectura de esta Relación A porque se repite en la relación segunda y ampliada (de 1709) de la fundación de Aldeanueva.

[4] Entendemos que está basándose en un texto escrito anteriormente, aunque también hay referencias en este texto a fuentes orales.

[5] Hay aquí una equivocación de nombre con su padre: Fadrique Álvarez de Toledo fue quien financió la fundación.

[6] Se refiere a García Álvarez de Toledo y Enríquez, I Señor de La Horcajada, hermano de Don Fadrique e hijo de García Álvarez de Toledo, I Conde-Duque de Alba.

[7] En el discurso del padre Peña en el cuarto proceso al que se somete a la beata se habla de más de cien religiosas (R. Sanmartín Bastida, La representación de las místicas: Sor María de Santo Domingo en su contexto europeo, Santander: Real Sociedad Menéndez Pelayo, 2012, p. 429; reed. Londres, SPLASH, 2017). En el Libro de la oración (fol. b2r) se habla de doscientas en el prólogo (Sanmartín Bastida & Curto Hernández, p. 38, 61, 145): vemos entonces cómo el discurso aumenta interesadamente el número de religiosas.

[8] El cronista claramente no pertenece al convento.

[9] Esta bula se encuentra en el archivo de Mosén Rubín, junto con otras de 1514, 1519, 1520, 1522, en una carpeta donde se guardan los pergaminos, pero no se dice en ella que María fuera a Roma, asunto que no está nada claro.

[10] Dicho fraile testifica en el cuarto proceso de María de Santo Domingo, pero no fue vicario de la orden.

[11] Efectivamente, la bula está en el archivo susodicho y la costilla se puede ver en el convento de Mosén Rubí de Ávila.

[12] Esta costumbre de enviar prioras desde conventos con fama de santidad también la encontramos en la vida de las hermanas Silva.

[13] En 1517, año de la muerte de Cisneros, se ve que María de Santo Domingo era bastante estimada y no se limitaron sus movimientos pese a las órdenes del Capítulo dominico celebrado durante el cuarto proceso. En 1512 parece que se estableció “la paz” entre los dominicos reformistas de Piedrahita y la cúpula.

[14] Obviamente este dato no es veraz ya que ambos estaban muertos en 1519 (Fernando muere en 1516 e Isabel en 1504). Tampoco lo es la visita del Maestro General Vicente Bandelli de Castronovo, ya que falleció en 1506.

[15] Como se ha señalado, el autor, que es probablemente dominico, no pertenece al convento. Siente aprecio por María de Santo Domingo pero tiene nociones muy vagas de su vida. Por otro lado, este Cristo de las Batallas se conserva en el convento de Mosén Rubí de Toledo.

[16] Si estas madres ancianas vieron con sus ojos sudar al Cristo entonces debemos situar este texto en el primer tercio del XVII. Ahora bien, pueden referir cosas que les han contado. De todos modos, creo que no se puede llevar más allá de la primera mitad del XVII.

[17] Es interesante que para pedir milagros no acudan a la fundadora, que por tanto no es considerada santa en torno a 1600.

[18] Como en la vida de María de Ajofrín, es interesante que aparezcan ejemplos de médicos que se equivocan. Indudablemente es una muestra del poder de la fe frente a la ciencia.

[19] Este aserto de no querer o poder contar todo por no ser prolijos es un tópico de los relatos hagiográficos y milagrosos.

[20] Por “echábase”.

[21] Aquí se resalta la condición de iletrada de María de Santo Domingo, que aumenta el valor de sus palabras inspiradas.

[22] Al lado de este párrafo hay una anotación al margen que dice: “muerte de la primera fundadora”, lo cual indica que se enfatiza más su función conventual que su nombre propio.

[23] Al margen escriben: “muere von opinión de santa”.