Juana Rodríguez

De Catálogo de Santas Vivas
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Juana Rodríguez
Nombre Juana Rodríguez
Orden Franciscanas
Títulos Beata y monja
Fecha de fallecimiento 1505
Lugar de nacimiento Toledo
Lugar de fallecimiento Toledo

Vida impresa (1)

Ed. de Sergi Sancho Fibla; fecha de edición: julio de 2021.

Fuente

  • Lisboa, Marcos de,, 1570. Tercera parte de las Chrónicas de la Orden de los Frayles menores del Seráphico Padre S. Francisco (…) nuevamente ordenada y sacada de los libros y memoriales de la Orden (…). Salamanca: En casa de Alexandro de Cánova, fols. 212r-212v.

Criterios de edición

La primera y la segunda partes de esta crónica se editaron en portugués por primera vez en 1557 y 1559 respectivamente. Sin embargo, esta tercera parte fue publicada en Salamanca en 1570 directamente en castellano. Es posible que primero fuera redactada por Marcos de Lisboa en portugués y que se tradujera para esta edición, pero la publicación lusa fue posterior y no existe rastro del original.

El texto se ha actualizado a las normas de ortografía vigentes. Esto conlleva la normalización de las grafías h, b/v, j/g, i/y; los cambios de qu a cu. Sin embargo, se ha respetado la morfología de las palabras de interés fonológico o etimológico (mayormente latinismos) y de fácil comprensión. También se han conservado el laísmo (muy presente) y un más escaso leísmo. Se ha mantenido el uso de “cúya” en función de pronombre interrogativo: “sin saber cúya era”.

En cuanto al grupo de sibilantes, sólo se mantiene la -ç- y la -sc-, y se respetan los grafemas -s-/-ss-. También se han conservado “desto”, “desta”, “della”, pero “d’él” se ha separado mediante el apóstrofo. La grafía x se ha respetado como sonido dorsopalatal fricativo: dexar, exemplo. En cambio, la i como fonema /j/ se ha modernizado para facilitar su comprensión. Tanto la puntuación como la acentuación han sido normalizadas. También lo ha sido el uso de las mayúsculas y la separación o unión de palabras. Los nombres propios de personajes y lugares han sido modernizados para facilitar su reconocimiento. La -u- intervocálica y la v han sido unificadas como “v”.

Por último, por su posible interés para los estudiosos de la historia del libro, las abreviaturas han sido desarrolladas, en la medida de los posible, mediante el uso de cursivas. Finalmente, los números en romano han sido conservados, pero se han eliminado los puntos que los circunscriben.

Vida de Juana Rodríguez

Capítulo. XVII. Vida de la bienaventurada Juana Rodríguez en el mesmo convento de santa Isabel de los Reyes

En el dicho convento de santa Isabel [1] descansa en el Señor la bienaventurada religiosa Juana Rodríguez, compañera y muy familiar amiga de la dicha bienaventurada María pobre, la cual también por la gran pureza de su vida fue de muchas virtudes y divinas revelaciones illustrada y enriquescida. Era esta sierva de Dios de noble generación, de los ciudadanos de Toledo, y sus padres, siendo mucho tiempo casados sin haber hijos, hicieron voto a la Madre de Dios que, si les daba hijo o hija, todos los años harían la fiesta de su gloriosa concepción y ordenarían confradía en que se criassen doce niñas pobres, y alcançaron esta hija. [2] Su conversación, ansí antes de casada como después, fue maravillosa porque gozaba de suavíssimas meditaciones y contemplaciones, y muchas veces era elevada fuera de todo sentimiento natural. En breve tiempo muerto el marido, quedando viuda, tomó luego el camino de la vida espiritual, haciéndose compañera de la bienaventurada María pobre, de cuya santidad muchas veces tenía oído, con la cual, antes que entrassen en religión y después, hizo vida angélica, e imitando a su maestra en toda humildad, rigor y aspereza de vida y obras de charidad, con mucha diligencia perseveró hasta la muerte. Con los pobres enfermos y afligidos, de tan maravillosa y entrañable charidad se enternescía que, por la consolación dellos, toda se resolvía en lágrimas. [Fol. 212v] Finalmente, acabándosele los días del presente destierro, en su última y grave enfermedad apparescióle la Madre de Dios confortándola para el trabajo de la salida del alma de la carne [3]. Aparesció también allí el demonio con un muy grande libro que traía y, volviéndole las hojas, trabajaba desmayar la sierva de Christo, con muchos peccados que en aquel libro leía, a los cuales la madre de Dios respondió que ya aquellos peccados eran confessados y perdonados, y el demonio confuso huyó, y la Reina de los cielos desaparesció, dexando la sierva de Christo muy consolada. Después de recebidas muchas consolaciones divinas, con grande alegría espiritual passó su alma a su Criador en el año de mil y quinientos y cinco, día de los Reyes, a la hora que levantaban el Señor en la missa conventual.

Notas

[1] [Nota al margen] Memoriales.

[2] [N. al m.] Gracia de devoción y oración.

[3] [N. al m.] Nuestra Señora defendió del demonio a su sierva.

Vida impresa (2)

Ed. de Sergi Sancho Fibla; fecha de edición: octubre de 2021.

Fuente

  • Tamayo de Vargas, Tomás, 1616. Vida de Doña María de Toledo, señora de Pinto, y después Sor María la Pobre, fundadora y primera Abbadessa del Monasterio de Sancta Isabel de los Reies de Toledo. Toledo: Diego Rodríguez, fols. 75-77v.

Criterios de edición

El texto se ha actualizado a las normas de ortografía vigentes. Esto conlleva la normalización de las grafías h, b/v, j/g, i/y; la -u- con valor consonántico, y los cambios de qu a cu. No obstante, como se verá, en este texto se ha optado por una transcripción más bien conservadora. Se ha respetado la morfología de las palabras de interés fonológico o etimológico (mayormente latinismos) y de fácil comprensión, y se han eliminado las dobles consonantes, excepto -cc- antes de e/i, y las nasales. También se han conservado el laísmo (muy presente) y un más escaso leísmo.

En cuanto al grupo de sibilantes, debido a que ya no tienen valor fonético y siguiendo los criterios del Catálogo, se ha actualizado su escritura. En cambio, se han conservado “desta”, “della”, pero “d’él” se ha separado mediante el apóstrofo.

La puntuación y la acentuación han sido normalizadas, así como el uso de las mayúsculas y la separación o unión de palabras. Los nombres propios de personajes y lugares han sido modernizados para facilitar su reconocimiento.

Por último, las abreviaturas han sido desarrolladas. Debemos avisar que en el impreso aparece siempre en mayúsculas el nombre de “JUANA RODRÍGUEZ” así como el de la “MARÍA” (la protagonista de la hagiografía) o el de CHRISTO. Aunque nos hubiera gustado restituir el efecto visual que esta elección gráfica podía provocar en el lector, hemos optado por seguir criterios homogéneos con el Catálogo.

Vida de Juana Rodríguez

Capítulo XIII

[fol. 75v] Excelencia de los milagros de la beata Sor María la Pobre. Vida y muerte de la beata Juana Rodríguez, su compañera

Pudiera referir otros muchos milagros, y no de menos admiración que los pasados, si quisiera más parecer ostentoso en la misma humildad que sencillo en el crédito que es justo se dé a prodigios tales: como mi pretensión ha sido dar en summa breve noticia de las virtudes des- [fol. 76r] ta gran señora y sancta, en los milagros admirables que Dios obró por su intercesión sigo el mismo, reservando para el tiempo que confiamos en su Majestad, que por auctoridad apostólica se ha de hacer más copiosamente para que con libertad sus aficionados la ofrezcamos votos como a quien goza conocidamente de Dios, sea sola esta muestra de tan gran máchina, y bosquejo de la pintura que la artífice mano de Dios pintó para sí. Grandes son (¿quien lo dudará si los ha leído?) sus virtudes, grandes sus milagros. Pero el que es milagro de milagros, y el que es confirmación de todos los demás, es la fundación deste religiosísimo monasterio, donde con tanto ejemplo hasta hoy se vive. Sea muestra d’él la vida maravillosa de la beata Juana Rodríguez, compañera perpetua de su sancta Madre.

Fue Toledo su patria, sus padres personas honradas y virtuosas. Y ella, fructo de oraciones, y dada por la Virgen Nuestra Señora para mayor gloria de su Hijo y suya porque, habiendo estado muchos años sin hijos, suplicaron a la piadosísima Señora les diese para su consuelo alguno, ofreciéndola celebrar con particular solemnidad cada año la fiesta de las [fol. 76v] fiestas, la que tiene tanta parte en nuestra piedad como tiene de gozo en la Virgen sanctísima, viendo celebrarse la Immaculada Concepción desta serenísima Señora Madre de la misma pureza. Confirmáronlo con voto, y hicieron un colegio para la crianza de doce doncellas en el servicio de Dios y su Madre. Oyó sus ruegos la Madre de los afligidos y dioles esta hija tan suya y dádiva tan de su mano como se vio en los favores que della recibió toda su vida, y en las virtudes que heroicamente ejercitó perpetuamente. Criaronla para Dios y teniendo siete años la pusieron entre las demás doncellicas que tenían consagradas a su devoción. Estando oyendo misa un sábado entre ellas, vio que de la hostia salía una hermosísima mano y en ella una cruz roja, la mano se vino a la niña y dándola la cruz en la suya quedó como desmayada. Lleváronla a su casa y, vuelta en sí, volvió a ver otra cruz de tan extraordinaria grandeza que, estribando en el profundo de la tierra, transmontaba sus brazos en lo más encumbrado de los cielos. Todos estos eran indicios del afecto grande que había de tener a la cruz de Christo, de que siempre fue devo- [fol. 77r] tísima. Casose siendo de edad por condescender con el gusto de sus padres y vivió con la perfección que siendo doncella estando casada: murió poco después su marido, y sabiendo las virtudes que tanto lucían en Doña María, la siguió tan familiarmente que nunca hizo cosa que no se communicase entre las dos, señal cierta de su mucha perfección, pues corría parejas con quien era tan perfecta, y de cuyas obras se debe la mayor y más principal parte a esta sierva de Dios. Era con tanto extremo compasiva de los pobres que, en viéndolos, se deshacía en ternísimo llanto. Era su oración continua, su mortificación crudísima. Regalábala Nuestra Señora copiosísimamente con sus consuelos. Tenía infinito [consuelo] con el Sanctísimo Sacramento de que era devotísima y, según la preparación que para él hacía, eran las ilustraciones que en él tenía su alma. Era igual la devoción que sentía en la contemplación de los misterios dolorosos de la Pasión de nuestro Redemptor, de que tuvo singularísimas revelaciones: de todas dejó memoria a los venideros escribiéndolas por su mano. Cosa bien digna de admiración, pues no sabiendo formar una [fol. 77v] sola letra para otra cosa, para las mercedes que Nuestro Señor le hacía escribía muy bien y con grande distinción. Finalmente, toda su vida fue un retrato de la de su sancta compañera: como la de Doña María, de la de Juana Rodríguez. Llegose el fin de sus trabajos con el de su vida, y el principio de su descanso con el de su premio, dándole prenuncios d’él con su presencia la Virgen Nuestra Señora, visitándola y confortándola en aquella última y natural agonía. Pretendía astuta y maliciosamente el Demonio turbar su quietud con la representación de un gran libro que la mostraba como proceso de sus imperfecciones y con el ruido de sus muchas hojas, pero la Virgen serenísima, que había pisado la astucia de la serpiente antigua, hizo huir a esta quitando el temor a su sierva y llevándola consigo el año de mil y quinientos y cinco, día de los Reyes, al tiempo que se alzaba el cuerpo de Jesuchristo Nuestro Señor en la misa conventual.

Vida impresa (3)

Ed. de Pedro García Suárez; fecha de edición: diciembre de 2016; fecha de modificación: septiembre de 2020.

Fuente

  • Salazar, Pedro de, 1612. Crónica y historia de la fundación y progreso de la provincia de Castilla de la Orden del bienaventurado Padre San Francisco, Madrid, Imprenta Real, 367-369.

Vida de Juana Rodríguez

Capítulo XXVIII

[367] Que trata de la vida y santidad de Juana Rodríguez, compañera de doña María de Toledo y monja deste Monasterio de Santa Isabel

En el Monasterio de Santa Isabel la Real de la ciudad de Toledo está enterrada la muy religiosa mujer Juana Rodríguez, la cual fue monja deste monasterio y compañera muy familiar de la dicha doña María de Toledo. Fue natural de Toledo y hija de muy nobles y cristianos padres. Los cuales, como estuviesen mucho tiempo casados y no tuviesen hijos [368] y hubiesen llegado a edad en que no esperaban tenerlos, con todo eso no dejaban de encomendarse muy de veras a la Virgen María Nuestra Señora, para que tuviese, por bien de ser su intercesora con su hijo precioso, fuese servido de darles fruto de bendición. Hicieron voto a Nuestra Señora que si tuviesen hijos le celebrarían cada año la fiesta de la Concepción santísima y de hacer un colegio y dotarle, donde se criasen doce doncellas. Oídas sus peticiones Nuestro Señor, fue servido darles esta hija. La cual fue esclarecida en alto y devoto espíritu. Siendo de edad de siete años, estando un sábado oyendo misa de Nuestra Señora en compañía de las doncellas que sus padres criaban y sustentaban, vio que de la hostia salía una mano que tenía una cruz colorada y la misma mano trujo la cruz a la niña y, en tomándola con la mano, luego quedó amortecida. Lleváronla a casa y la echaron sobre la cama, y de allí a un poco tornó a ver otra cruz tan alta que penetraba los Cielos, y el cabo de la cruz llegaba hasta el profundo del abismo. Todas estas cosas y otras muchas se supieron della misma, por haberlas dejado escrito de su mano; lo cual es cosa digna de grande admiración, que con no saber escribir ni leer, por no haberlo deprendido nunca, todas las cosas que en los raptos veía lo escrebía muy bien y distintamente; y fuera de esto tan solamente una letra no sabía hacer y muchas de las cosas que veía en las meditaciones y contemplaciones divinas las dejó escritas y se ven hoy día. Esta bienaventurada mujer fue casada y todo el tiempo que con su marido estuvo se ocupaba con mucho cuidado y devoción en todas las cosas que eran del servicio de Dios, y no bastaba aquel estado del matrimonio para que no se ocupase en cosas muy santas. Después de poco tiempo que se hubo casado, murió su marido. Y cuando se vio con libertad para se poder ocupar muy de veras en el servicio de Nuestro Señor, procuró tener amistad con la bienaventurada María de Toledo, por haber oído decir muchas veces de su gran santidad y virtud, con la cual vivió mucho tiempo antes que entrasen en el monasterio y, después, continuaron en él su compañía, hasta su muerte. Fue esta santa mujer muy compasiva de los pobres, de manera que de verlos padecer tenía tanto sentimiento que muchas veces se resolvía en lágrimas. También fue de muy alto y devoto espíritu y muy dada a la oración y contemplación, en que hallaba mucho regalo y consolación. Fue devotísima del [369] santísimo sacramento y hacía para le recebir grandísima preparación; y acerca desto tuvo muy particulares revelaciones. Acerca de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo fue de muy tierno sentimiento y ansí alcanzó de Dios excelentísimas revelaciones de los misterios y lugares sagrados donde se celebraron. Tomó el hábito de la religión con la sa[n]cta abadesa doña María de Toledo y con ella vivió en este santo y real Convento de Santa Isabel, adonde murió no sin grande demostración de su glorioso fin el año de 1505. En este monasterio se ha aumentado mucho el número de religiosas porque son ochenta y gran parte dellas hijas de los caballeros nobles de Toledo y de otras partes.