Diferencia entre revisiones de «Catalina de Santa Clara y Oscos»

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* Torres, Alonso de, 1683. ''Chrónica de la Santa Provincia de Granada, de la regular observancia de N. Seráfico Padre San Francisco''. Madrid: Juan García Infanzón, 569-570.
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* [http://catalogodesantasvivas.visionarias.es/index.php/Categor%C3%ADa:Alonso_de_Torres Torres de, Alonso], 1683. ''Chrónica de la Santa Provincia de Granada, de la regular observancia de N. Seráfico Padre San Francisco'', Madrid: Juan García Infanzón, 569-570.
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==Criterios de edición==
 
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Esta crónica, dedicada, según se dice en su título, “al señor D. Iván Antonio de Contreras Remírez de Arellano, Alcayde perpetuo de las fortalezas de Cambil y Alhabar del Consejo de su Majestad, su Alcalde de Hijosdalgo en la Real Cancillería de Granada”, se trata de un impreso de 1683 que, dividido en diferentes tratados, ahonda en el origen de la Santa Provincia de Granada desde sus inicios en el siglo XV hasta finales del siglo XVII, cuando esta obra se publica. El texto habla de la fundación, división de la provincia y los reinos, así como de los patronos de la provincia y religiosas que han vivido en esta comunidad desde sus inicios hasta 1683. Se transcriben vidas de monjas y religiosas de diferentes conventos situados en distintas ciudades de Andalucía.
 
Esta crónica, dedicada, según se dice en su título, “al señor D. Iván Antonio de Contreras Remírez de Arellano, Alcayde perpetuo de las fortalezas de Cambil y Alhabar del Consejo de su Majestad, su Alcalde de Hijosdalgo en la Real Cancillería de Granada”, se trata de un impreso de 1683 que, dividido en diferentes tratados, ahonda en el origen de la Santa Provincia de Granada desde sus inicios en el siglo XV hasta finales del siglo XVII, cuando esta obra se publica. El texto habla de la fundación, división de la provincia y los reinos, así como de los patronos de la provincia y religiosas que han vivido en esta comunidad desde sus inicios hasta 1683. Se transcriben vidas de monjas y religiosas de diferentes conventos situados en distintas ciudades de Andalucía.
  
En este trabajo se edita el Tratado V, que se encarga de documentar la vida y milagros de mujeres de la comunidad de Santa Clara desde finales del siglo XV hasta finales del siglo XVII. Dada la naturaleza del Catálogo, nos ocupamos de las mujeres que mueren antes de 1560-1563, aunque se transcriben tres que mueren en 1565 (Sor María de San Juan), 1567 (Sor Catalina de Ribera) y 1568 (Sor Florentina de los Ángeles), ya que su foco de actuación es anterior a estas fechas (por lo tanto, también al de Santa Teresa) y la longitud de las hagiografías da cuenta de su importancia. Las vidas de estas mujeres con fama de santas se incluyen en capítulos dentro de este Tratado V, donde se informa de cada mujer en referencia al convento en el que vive. Tras una pequeña introducción que ocupa todo el ancho de la página, cada hoja está dividida en dos columnas, las cuales tienen anotaciones en sus respectivos márgenes izquierdo o derecho, que aclaran información comentada en el cuerpo del texto, ya sea el lugar de nacimiento o la fecha de fallecimiento, además de otros tipos de información biográfica, bíblica e histórica.  
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En este trabajo se edita el Tratado V, que se encarga de documentar la vida y milagros de mujeres de la comunidad de Santa Clara desde finales del siglo XV hasta finales del siglo XVII. Dada la naturaleza del Catálogo, nos ocupamos de las mujeres que mueren antes de 1560-1563, aunque se transcriben tres que mueren en 1565 (Sor [[María de San Juan]]), 1567 (Sor [[Catalina de Ribera]]) y 1568 (Sor [[Florentina de los Ángeles]]), ya que su foco de actuación es anterior a estas fechas (por lo tanto, también al de Santa Teresa) y la longitud de las hagiografías da cuenta de su importancia. Las vidas de estas mujeres con fama de santas se incluyen en capítulos dentro de este Tratado V, donde se informa de cada mujer en referencia al convento en el que vive. Tras una pequeña introducción que ocupa todo el ancho de la página, cada hoja está dividida en dos columnas, las cuales tienen anotaciones en sus respectivos márgenes izquierdo o derecho, que aclaran información comentada en el cuerpo del texto, ya sea el lugar de nacimiento o la fecha de fallecimiento, además de otros tipos de información biográfica, bíblica e histórica.  
  
 
Se adoptan los criterios de edición de vidas impresas estipulados en el Catálogo, es decir, se moderniza la ortografía (b/u/v, j/g, chr/cr, qu/cu, empleo de h, etc.) y se eliminan las consonantes geminadas. Además, se expanden las abreviaturas, primordialmente la expansión de las nasales con la virgulilla encima de la vocal y la abreviación de “que” o “qual”, también con el uso de la virgulilla o la diéresis. De todos modos, algunas abreviaturas como N. S. (Nuestro Señor) o N. P. S. (Nuestro Padre Santo) se respetan en el texto. Asimismo, las abreviaturas presentadas en las notas serán respetadas. El uso de mayúsculas y minúsculas se moderniza, así como se adaptan las normas de acentuación a sus usos actuales. Además, se moderniza también la puntuación, teniendo en cuenta el orden de la oración y el uso de la puntuación a día de hoy. Del mismo modo, se moderniza el uso de aglomerados, se separan las palabras que a día de hoy ya no aparecen juntas (“della”) y se unen las que ya se representan como una sola palabra (“del”, “al”).
 
Se adoptan los criterios de edición de vidas impresas estipulados en el Catálogo, es decir, se moderniza la ortografía (b/u/v, j/g, chr/cr, qu/cu, empleo de h, etc.) y se eliminan las consonantes geminadas. Además, se expanden las abreviaturas, primordialmente la expansión de las nasales con la virgulilla encima de la vocal y la abreviación de “que” o “qual”, también con el uso de la virgulilla o la diéresis. De todos modos, algunas abreviaturas como N. S. (Nuestro Señor) o N. P. S. (Nuestro Padre Santo) se respetan en el texto. Asimismo, las abreviaturas presentadas en las notas serán respetadas. El uso de mayúsculas y minúsculas se moderniza, así como se adaptan las normas de acentuación a sus usos actuales. Además, se moderniza también la puntuación, teniendo en cuenta el orden de la oración y el uso de la puntuación a día de hoy. Del mismo modo, se moderniza el uso de aglomerados, se separan las palabras que a día de hoy ya no aparecen juntas (“della”) y se unen las que ya se representan como una sola palabra (“del”, “al”).
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'''De algunas religiosas ejemplares del monasterio de San Antonio de la ciudad de Baeza'''
 
'''De algunas religiosas ejemplares del monasterio de San Antonio de la ciudad de Baeza'''
  
[…] Sor Catalina de Santa Clara y Oscos fue natural de Baeza ''[1]'', hija de padres nobles; tomó el hábito de edad de catorce años, con tanto ímpetu de espíritu y fervor que, en el noviciado, le mandó muchas veces por obediencia la maestra dejase de hacer algunas mortificaciones, porque se alargaba mucho más de lo que sus fuerzas alcanzaban. Profesó y, desde aquel día, se vistió una áspera túnica, andaba descalza de pie y pierna, y, considerando los destemplados fríos de aquella región, le mandaba la abadesa ponerse unas suelas el i[n]vierno; buscábalas ella de esparto y se las ataba con una tomiza, cumpliendo el precepto de esta forma.
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Sor Catalina de Santa Clara y Oscos fue natural de Baeza ''[1]'', hija de padres nobles; tomó el hábito de edad de catorce años, con tanto ímpetu de espíritu y fervor que, en el noviciado, le mandó muchas veces por obediencia la maestra dejase de hacer algunas mortificaciones, porque se alargaba mucho más de lo que sus fuerzas alcanzaban. Profesó y, desde aquel día, se vistió una áspera túnica, andaba descalza de pie y pierna, y, considerando los destemplados fríos de aquella región, le mandaba la abadesa ponerse unas suelas el i[n]vierno; buscábalas ella de esparto y se las ataba con una tomiza, cumpliendo el precepto de esta forma.
  
 
Siendo presidenta, atendía a las cosas humildes de la comunidad, limpiaba los caños con sus propias manos y hacía otras mortificaciones, no siendo la menor el guardar silencio perpetuo. Sucedió en este tiempo que, reprehendiendo a una religiosa, le respondió con descaro que era una hipócrita, que la dejase, y, al oírlo, se arrojó en tierra para besarle los pies y le dijo: “Hermana, tú eres la mejor amiga, pues, para que me enmiende, me adviertes de mis faltas” ''[2]''.
 
Siendo presidenta, atendía a las cosas humildes de la comunidad, limpiaba los caños con sus propias manos y hacía otras mortificaciones, no siendo la menor el guardar silencio perpetuo. Sucedió en este tiempo que, reprehendiendo a una religiosa, le respondió con descaro que era una hipócrita, que la dejase, y, al oírlo, se arrojó en tierra para besarle los pies y le dijo: “Hermana, tú eres la mejor amiga, pues, para que me enmiende, me adviertes de mis faltas” ''[2]''.

Revisión actual del 07:34 10 sep 2022

Catalina de Santa Clara y Oscos
Nombre Catalina de Santa Clara y Oscos
Orden Franciscanas
Títulos Monja (y presidenta) del monasterio de San Antonio
Fecha de nacimiento Segunda mitad del siglo XV
Fecha de fallecimiento 1514
Lugar de nacimiento Baeza
Lugar de fallecimiento Baeza

Vida impresa

Ed. de Borja Gama de Cossío; fecha de edición: octubre de 2020.

Fuente

Ficha 7 Frans Catalina de Santa Clara y Oscos.jpg
  • Torres de, Alonso, 1683. Chrónica de la Santa Provincia de Granada, de la regular observancia de N. Seráfico Padre San Francisco, Madrid: Juan García Infanzón, 569-570.

Contexto material del impreso Chrónica de la Santa Provincia de Granada, de la regular observancia.

Criterios de edición

Esta crónica, dedicada, según se dice en su título, “al señor D. Iván Antonio de Contreras Remírez de Arellano, Alcayde perpetuo de las fortalezas de Cambil y Alhabar del Consejo de su Majestad, su Alcalde de Hijosdalgo en la Real Cancillería de Granada”, se trata de un impreso de 1683 que, dividido en diferentes tratados, ahonda en el origen de la Santa Provincia de Granada desde sus inicios en el siglo XV hasta finales del siglo XVII, cuando esta obra se publica. El texto habla de la fundación, división de la provincia y los reinos, así como de los patronos de la provincia y religiosas que han vivido en esta comunidad desde sus inicios hasta 1683. Se transcriben vidas de monjas y religiosas de diferentes conventos situados en distintas ciudades de Andalucía.

En este trabajo se edita el Tratado V, que se encarga de documentar la vida y milagros de mujeres de la comunidad de Santa Clara desde finales del siglo XV hasta finales del siglo XVII. Dada la naturaleza del Catálogo, nos ocupamos de las mujeres que mueren antes de 1560-1563, aunque se transcriben tres que mueren en 1565 (Sor María de San Juan), 1567 (Sor Catalina de Ribera) y 1568 (Sor Florentina de los Ángeles), ya que su foco de actuación es anterior a estas fechas (por lo tanto, también al de Santa Teresa) y la longitud de las hagiografías da cuenta de su importancia. Las vidas de estas mujeres con fama de santas se incluyen en capítulos dentro de este Tratado V, donde se informa de cada mujer en referencia al convento en el que vive. Tras una pequeña introducción que ocupa todo el ancho de la página, cada hoja está dividida en dos columnas, las cuales tienen anotaciones en sus respectivos márgenes izquierdo o derecho, que aclaran información comentada en el cuerpo del texto, ya sea el lugar de nacimiento o la fecha de fallecimiento, además de otros tipos de información biográfica, bíblica e histórica.

Se adoptan los criterios de edición de vidas impresas estipulados en el Catálogo, es decir, se moderniza la ortografía (b/u/v, j/g, chr/cr, qu/cu, empleo de h, etc.) y se eliminan las consonantes geminadas. Además, se expanden las abreviaturas, primordialmente la expansión de las nasales con la virgulilla encima de la vocal y la abreviación de “que” o “qual”, también con el uso de la virgulilla o la diéresis. De todos modos, algunas abreviaturas como N. S. (Nuestro Señor) o N. P. S. (Nuestro Padre Santo) se respetan en el texto. Asimismo, las abreviaturas presentadas en las notas serán respetadas. El uso de mayúsculas y minúsculas se moderniza, así como se adaptan las normas de acentuación a sus usos actuales. Además, se moderniza también la puntuación, teniendo en cuenta el orden de la oración y el uso de la puntuación a día de hoy. Del mismo modo, se moderniza el uso de aglomerados, se separan las palabras que a día de hoy ya no aparecen juntas (“della”) y se unen las que ya se representan como una sola palabra (“del”, “al”).

Vida de Catalina de Santa Clara y Oscos

Capítulo IX

[569]

De algunas religiosas ejemplares del monasterio de San Antonio de la ciudad de Baeza

[…]

Sor Catalina de Santa Clara y Oscos fue natural de Baeza [1], hija de padres nobles; tomó el hábito de edad de catorce años, con tanto ímpetu de espíritu y fervor que, en el noviciado, le mandó muchas veces por obediencia la maestra dejase de hacer algunas mortificaciones, porque se alargaba mucho más de lo que sus fuerzas alcanzaban. Profesó y, desde aquel día, se vistió una áspera túnica, andaba descalza de pie y pierna, y, considerando los destemplados fríos de aquella región, le mandaba la abadesa ponerse unas suelas el i[n]vierno; buscábalas ella de esparto y se las ataba con una tomiza, cumpliendo el precepto de esta forma.

Siendo presidenta, atendía a las cosas humildes de la comunidad, limpiaba los caños con sus propias manos y hacía otras mortificaciones, no siendo la menor el guardar silencio perpetuo. Sucedió en este tiempo que, reprehendiendo a una religiosa, le respondió con descaro que era una hipócrita, que la dejase, y, al oírlo, se arrojó en tierra para besarle los pies y le dijo: “Hermana, tú eres la mejor amiga, pues, para que me enmiende, me adviertes de mis faltas” [2].

Su celda era el coro, donde descansaba un breve rato, y lo demás gastaba en oración, con tantas lágrimas, que se le encarnizaron los ojos. Allí estaba hasta hora de maitines y, siendo presidenta, cuando veía que alguna no iba o se tardaba, salía del coro para sus camas y les decía: “Levántense a dar gracias a Dios de que no les ha quitado la vida, durmiendo tan descuidadas del amor divino”. Diole el achaque de la muerte, de que pasó de esta vida, con gran sentimiento de sus hermanas por tal pérdida. Estando tendida en el suelo para amortajarla, volvió con gran alegría y dijo: “Dios me manda amoneste [570] de parte suya, que le guarde la regla y se vele con observancia en todas nuestras obligaciones” [3]. Y dicho esto, se volvió a quedar con los ojos abiertos y claros que no se le quebraron, aunque ella murió. Fue su dichoso tránsito el año de mil quinientos y catorce [4].

Notas

[1] Al margen derecho: “Natural/ de Bae/za”.

[2] Al margen derecho: “Profun-/da humil-/dad”.

[3] Al margen izquierdo: “Ximen. / ibidem./ Gonzag./ ibidem./ Fr. Art./ ibidem”.

[4] Al margen izquierdo: “Muere/ año de/ 1514”.