Luisa de San Jerónimo

Nombre | Luisa de San Jerónimo |
Orden | Jerónimas |
Títulos | Beata del beaterio de María García y monja del Monasterio de Jerónimas de San Pablo de Toledo |
Fecha de fallecimiento | 1554 |
Lugar de fallecimiento | Toledo |
Contenido
Vida manuscrita
Ed. de Mar Cortés Timoner; fecha de edición: diciembre de 2024.
Fuente
- Biografía conservada en las páginas 154-158 del anónimo libro custodiado en el Monasterio de Jerónimas de San Pablo con la signatura A.J.T ª. San Pablo, I libro 33. La biografía fue compuesta por la monja jerónima Ana de Zúñiga (Toledo c.1540-1594) y fue copiada en 1881 en el citado libro. Aunque hay ciertos errores de paginación en el libro, seguimos la numeración que consta en el margen superior de las páginas del mencionado libro.
Contexto material de la Biografía conservada en el anónimo libro custodiado en el Monasterio de Jerónimas de San Pablo con la signatura A.J.T ª. San Pablo, I libro 33. La biografía fue compuesta por la monja jerónima Ana de Zúñiga (Toledo 1540-1594) y copiada en 1881 (junto a unas setenta vidas más escritas por la mencionada monja) en el mencionado libro manuscrito.
Criterios de edición
Dada la fecha de la copia manuscrita, la transcripción actualiza el empleo de las letras mayúsculas, la separación o unión de palabras pero se conserva “a el” y “de el” y las vacilaciones vocálicas o/u (“cumunidad”). Asimismo, siguiendo las normas de la RAE, se moderniza la puntuación y la acentuación. Por último, se han subsanado las erratas evidentes y se ha regularizado el empleo de h/-, b/v, c/z, g/j, ll/y, l/t, n/m, n/s, rr/r, p/s.
Vida de Luisa de San Jerónimo
[154] [1] La muy religiosa y sierva de Dios Luisa de San Jerónimo fue también una de las que trajo consigo la condesa [2] de quien atrás queda dicho porque era criada suya, y la metió consigo en la compañía santa de las beatas, y hizo junto con ellas profesión cuando se sujetaron a la orden.
Esta sierva de Dios fue muy gran religiosa y muy oservante [3] de las cosas de la santa religión, y siempre se preció de ello y lo llevó muy adelante hasta el fin. Siempre estuvo muy ocupada en cosas de la santa obediencia, e hizo muchos oficios de la casa con toda religión y caridad, y así fue muy provechosa para la cumunidad. Y era muy amada de todas por la mucha caridad que con todas tenía. Especialmente, siendo procuradora tenía muy particular cuenta con las religiosas necesitadas que podían poco y no tenían [155] quien las socorriese, a estas socorría y procuraba con mayor cuidado y caridad.
Fue esta sierva de Dios muy rigurosa y áspera para sí misma en el tratamiento y regalo de su persona, que ninguno tomaba para sí, aunque era amiga de darle a las otras. Y con estos rigores y asperezas que consigo usaba, y con las muchas penitencias que hacía y la mala vida que se daba, vino esta religiosa a caer en grandes enfermedades y a ser muy enferma y, al cabo, vino a perder la vista y quedó ciega por algunos años. Y todo lo llevaba y sufría la santa mujer con mucha paciencia y sufrimiento conformándose en todo con la voluntad divina; no sabía decir ni abrir su boca sino para decir a todo: “sea por amor de Dios”. Bienaventurada tal ánima que tan allegada estaba a Dios y también a su santa voluntad que en ninguna cosa se sabía apartar de ella, ni por ninguna ocasión que se le ofreciese perdió la paciencia [156], ni la oyeron decir otra cosa a todo sino: “sea por amor de Dios”.
Fue esta santa mujer, entre otras devociones que tenía, muy devota de las ánimas de el purgatorio, en lo cual se entiende su gran caridad. Continuamente le rogaba a Dios por ellas y por su libramiento para que la Majestad Divina las sacase de la cárcel en que estaban y las llevase a el descanso de su gloria. Y era esta su oración y petición muy continua, y con tanta devoción y fe<e> lo hacía que, por la Misericordia de Dios y por los méritos de esta su sierva, eran libradas muchas ánimas por quien la santa mujer rogaba. Y después de libradas aparecían a esta sierva de Dios y la daban las gracias por la ayuda que en ella habían tenido para su libramiento. Y así, entendiendo la fuerza de la oración y devoción de esta santa, muchas ánimas le aparecían a quien la Misericordia de Dios tenía por bien que fuesen ayudadas y se encomendasen en sus o- [157] raciones para que rogase a Dios por ellas, y la sierva de Dios, con su mucha caridad, rogaba. Y es de creer muy justa y piadosamente que las santas ánimas, después que estaban en el divino acatamiento gozando de aquel sumo Bien que es el Dios mismo, pagábanle a la sierva de Dios la buena obra que de ella, y por sus oraciones, habían recibido suplicando a el Señor la co[n]cediese toda virtud y santidad. Por lo cual es averiguado, en esta devoción de rogar por los difuntos, [ser] muy acepta a nuestro Señor, en la cual se merece mucho por ser obra de tanta caridad.
Cuando vino a la hora de su muerte, esta sierva de Dios tuvo muy largo [4] y penoso padecimiento, porque la duró tres días en los cuales tuvo grandes tentaciones y combates de demonio, tanto que la sierva de Dios daba a entender a las circustantes como el demonio la aparecía allí, y muy manifiestamente lo daba ella a [158] entender a todos. Y por esta razón, siempre estuvieron en su compañía, mientras padecía esta batalla, alguno[s] sacerdotes para confortarla. Pero el Señor perdurable, a quien esta santa religiosa había servido, no dio lugar a el demonio para que de allí llevase ninguna ganancia, sino toda confusión, porque le venció la virtud divina en esta su sierva, y así alcanzó la victoria y se fue a gozar de Jesucristo en el año de mil quinientos cincuenta y cuatro.
Y fue la primera religiosa que se enterró en el enterramiento donde ahora se entierran las religiosas, en la bóveda que para esto está hecha debajo de la sacristía, y, entonces, la bendijo el obispo que residía en esta ciudad y la llamó de San Juan Bautista. A Gloria y honra por siempre jamás, amén.
Laus Deus, amen.
Notas
[1] La biografía va encabezada con el siguiente epígrafe “Comienza la historia de la sierva de Dios Luisa de San Jerónimo”.
[2] Se refiere a la condesa de Fuensalida a quien se dedican, en especial, las páginas 101-111 del apartado (que integra las páginas 101-122) encabezado con el epígrafe: “Síguese la historia de la muy religiosa y sierva de Dios doña Teresa de Guevara y de la condesa su hija, que también fue religiosa en esta santa casa”.
[3] Entiéndase: “observantes”. Veáse Base de Datos (CORDE), Real Academia Española: https://corpus.rae.es/cgi-bin/crpsrvEx.dll.
[4] Corregimos “larga” por “largo”.