María de San Nicolás

De Catálogo de Santas Vivas
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María de San Nicolás
Nombre María de San Nicolás
Orden Jerónimas
Títulos Sacristana del beaterio de María García que, posteriormente, sería el Monasterio de Jerónimas de San Pablo de Toledo
Fecha de nacimiento Siglo XV
Fecha de fallecimiento Siglo XV o principios del siglo XVI
Lugar de fallecimiento Toledo

Vida manuscrita

Ed. de Mar Cortés Timoner; fecha de edición: julio de 2025.

Fuente

  • Biografía conservada en las páginas 252, 253, 254 y 255 (aunque, por error, en el margen superior de las hojas correspondientes, se leen las cifras: 242, 243, 244 y 245) del anónimo libro custodiado en el Monasterio de Jerónimas de San Pablo con la signatura A.J.T ª. San Pablo, I libro 33. La biografía fue compuesta por la monja jerónima Ana de Zúñiga (Toledo c.1540-1594) y fue copiada, en 1881, en el citado libro. Aunque hay ciertos errores de paginación en el libro, seguimos la numeración que consta en el margen superior de las hojas del mencionado libro.

Contexto material de la Biografía conservada en el anónimo libro custodiado en el Monasterio de Jerónimas de San Pablo con la signatura A.J.T ª. San Pablo, I libro 33.

Criterios de edición

Dada la fecha de la copia manuscrita, la transcripción actualiza el empleo de las letras mayúsculas, la separación o unión de palabras, pero se conserva “a el” y “de el” (que alterna con “del”). Asimismo, siguiendo las normas de la RAE, se moderniza la puntuación y la acentuación. Por último, se ha regularizado el empleo de “h” y el uso de las siguientes consonantes: b/v, c/d, g/j, ll/y, n/m, r/rr.

Vida de María de San Nicolás

[252] Fue en el tiempo que [en] esta santa casa tenían nombre de “beatas” las religiosas de ellas, y vino a ella una gran sierva de Dios que la llamaron María de San Nicolás. [En] la cual, entre muchas virtudes que tenía, sobresalía entre todas la humildad, pues era humildísima como la tierra, y también fue mujer de mucha y grande oración. Y toda su vida fue un júbilo y alegría espiritual con Nuestro Señor que parecía que daba<n> bien a entender andar siempre su ánima llena de Dios. Y de tal manera sentía esta sierva del Señor la suavida[d] de su presencia y morada que su ánima daba bien a entender estar llena de Dios, y que, solamente oír de hablar de Nuestro Señor, se regalaba tanto su espíritu y recibía tan gran suavidad que se amortecía muchas veces cuando la hablaban alguna cosa de Nuestro Señor.

Fue mucho tiempo sacris- [253] tana. Trataba con tan gran reverencia las cosas del servicio del altar que no se puede decir ni creer con el respeto y veneración con que todas las cosas hacía y trataba. Y solamente porque la dijo un fraile una vez que mirase cómo cogía los corporales y cómo los trataba, dic[i]éndola cómo lo había de hacer, se quedó sin sentido, porque le pareció que había ofendido gravísimamente hasta allí.

Cierta vez se le ofreció no sé qué de gran enojo con la hermana mayor, que era la madre Santa Mari García de Belén [1], y después fue a su celda a pedirla perdón. Y la madre bienaventurada, como la vio venir y entendió a lo que venía, la salió a recibir con toda mansedumbre y alegría, y la echó los brazos encima con el amor de verdadera madre que a sus hijas tenía. Y, entonces, la dijo la humildísima hija, con gran sinceridad y llena de Dios: “Así me recibe mi Señor cuando voy a Él”. Y fueron tan- [254] tas lágrimas que, entonces, derramó que se quedó amortecida. Y así fue toda su vida, que la llevó con un sobrepujamiento de espíritu y una suavidad que todas las gentes que la trataban se admiraban en gran manera.

Y cuando esta sierva de Dios vino [a] acercarse a la muerte tuvo una grave enfermedad y, al cabo de ella, tuvo muy grandísimas tentaciones, especialmente estando ya en los últimos. Y eran de cosas muy graves las tentaciones, tanto que fue necesario traer algunos sacerdotes que se hallasen presentes y, entre ellos, vino uno tan santo que le vieron estar alzado en el aire estando allí con la sierva de Dios ayudándola en su pasamiento y necesidad. Pudiérase poner aquí algunas de las tentaciones que el demonio trajo y puso a esta santa mujer en su postrera hora, y también la fortaleza y virtud con que la sierva de Dios las resistió todas y las venció ayudada con la [254] virtud divina, que nunca desampara en el fin, ni en la mayor necesidad, a sus siervos. Y esto quiero decir que, al cabo de toda la batalla, dijo la fuerte sierva de Dios: “Por poco no tuviéramos nada”. Y acabándolo de decir, añadió: “Cantemos himnos [2] gloriosos a el Señor”. Y con estas palabras salió aquella bienaventurada ánima de la muy sierva de Dios de esta miserable vida, y se fue a gozar de la gloria celestial y eterna con Jesucristo Nuestro Señor, q[ue] vive y reina por siempre, amén.

Laus Deus, amen.

Notas

[1] El libro dedica las páginas 213-221 a esta beata. Esta vida se halla editada en el Catálogo de Santas Vivas: https://catalogodesantasvivas.visionarias.es/index.php/Mari_Garc%C3%ADa_de_Bel%C3%A9n

[2] En el libro está escrito “ingnos”, que se ha transcrito como ”himnos” teniendo en cuenta el sentido del texto.